Cartas de lectores
18 Abril 2019

La iglesia San Francisco

Escribo para advertir sobre una obra inconclusa que tenemos en San Miguel de Tucumán. “Repara mi casa que amenaza ruinas”... Con estas palabras, Jesús, desde la cruz de San Damián, lo llamó a Francisco, y él, con sus frailes, se puso a reparar la fachada de aquella iglesia. Pero el mensaje era más profundo, allá en el tiempo. Hoy, con gran dolor, vemos los tucumanos, y quienes no visitan, que el honorable templo de San Francisco, en 25 de Mayo y San Martín, frente al poder de la democracia, está casi herido de muerte. Será que hubo estudios, expedientes, visitas para las fotos y recorrida de profesionales. Hoy, se está cayendo la casa de Dios: carteles fríos la cubren, llenos de propaganda política, con veredas estrechas... y con tanta mirada indiferente. ¡Cuánta historia hay en sus claustros y paredes! ¡Cuánta vida en sus altares! ¡Cuánto silencio en su interior!, a pesar de las voces de los niños, de los conciertos, de los sermones de los frailes, del fragor de las batallas, de la historia! Estamos bajando el tobogán de la indiferencia. ¡Cuántos tucumanos preclaros caminaron por sus galerías y sus aulas! Hoy, es feo el silencio, a pesar de las voces de la calle.

Tarcisio Agüero

Juan José Paso 740, 
San Miguel de Tucumán

El jardín y la basura

Buena nota de LA GACETA sobre “Los basurales se esparcen por la ciudad”, en su columna Editorial con respecto a basurales crónicos, como el de la Italia y Thames que es una muestra más del descuido y desidia del gobierno municipal, que hace gala de un “Tucumán limpio”, pero a la vista de todos los ciudadanos la ciudad se hunde en la indignidad de los basurales a cielos abierto. Ahora bien las causas: los funcionarios se quieren sacar la “soga del cuello”, en especial de la Secretaría de Servicios Públicos, desde donde justifican su fracaso en el tema basurales y eso, evidentemente, salpica al Lord Mayor capitalino, que camina sobre brasas no encontrando solución alguna a la proliferación de basurales en cada esquina. En cuanto al tema de las camionetas para monitorear, ya se hizo eso y no dio el resultado que se esperaba. A cuatro años de gestión municipal fue muy poco lo que se avanzó sobre los basurales, cada día son más y más. ¿Qué falla? ¿Será la famosa “decisión política ambiental”, o que los funcionarios de Servicios Públicos municipal se instruyan más en temas ambientales?.

Pedro Martínez

Turismo en Tucumán

Con respecto al Museo Jesuita de La Banda, en Tafí del Valle, es desastrosos el estado en que lo muestran. Pero es un común denominador aquí en Tucumán: destruir lugares históricos y de inestimable valor arquitectónico e histórico. Además, días pasados vi varios aspectos negativos durante un corto tour que realicé entre San Miguel de Tucumán, San Javier, La Sala y El Cadillal. La ruta 340, que va desde San Javier y hasta la ruta 341, presenta una situación calamitosa. También me gustaría saber por qué están siendo construidos en las laderas de la montaña algunos barrios privados. Son construcciones de dudosa autorización. Y, por último, en la visita a la zona del dique El Cadillal, no pude creer lo que vi: un espanto, que solamente ahuyenta al turismo, un desmadre total.

Jorge A. Gianserra

Candidatos

Como cada vez que se aproximan elecciones, aquellos que se acostumbraron a vivir de la política y no de producir algo genuinamente, ya empezaron a ensuciar el paisaje con sus nombres. Ya no quedan tapias, ni columnas, ni árboles, ni platabandas en que no se haya escrito algún nombre. No les importa que los espacios sean públicos o privados, cuando deberían ser ellos (ya que casi todos son funcionarios actuales) los que tendrían que velar por la limpieza y la buena imagen de la provincia. Ninguno expresa cuál es su grado de idoneidad, ni mucho menos lo que propone. Pareciera que solamente está diciendo: “aquí estoy yo, de nuevo, no dejen de votarme. Tengo plata para comprarles el voto y acarrearlos ese día hasta la escuela, piénsenlo”. Y lo más grave es que muchos tucumanos lo entienden así y le cederán esa única arma con que cuentan para poder alcanzar una república en serio. Por favor, les pido que reflexionemos con tiempo y no caigamos de nuevo en la trampa, ¿acaso no les importa que siempre sean los mismos personajes (emparenados, además, como padres, esposas, hijos, hermanos, nueras, primos o sobrinos) los que dicen tener la inteligencia necesaria para construir una provincia donde nos podamos desarrollar dignamente, a costa de sus esfuerzos? Veo que, en estos tiempos, la política se ha transformado en el Edén que la mayoría quiere vivir. ¿Razonará el pueblo algún día? Eso espero.

Enrique J. Ortega

Transiciones dolorosas

Nuestra idiosincrasia acuñó una frase antológica: “el bolsillo es el órgano más sensible de los argentinos”. Todo lo relacionamos y reducimos a “lo económico” olvidando (y despreciando) el inmutable valor de la Institucionalidad que un país -que se precie de democrático- debiera defender aún a costa de “épocas de vacas flacas”. Varios se rasgan las vestiduras calificando nuestro presente argentino como “mortal” y/o “de exterminio”, echando culpas solamente al Gobierno nacional, sin analizar el desempeño de las gestiones provinciales y arrojando un manto de silencio cómplice a los últimos 70 años, donde descollaran desgobiernos de alta corrupción e insensibles con lo social. Recordemos el “viento de cola” de la “década ganada”, cuando la soja se vendía a U$S 630 la tonelada (hoy cotiza a menos de U$S 300) y dejaron el 32% de pobres. Tengamos presente que las tarifas sociales de luz, agua y gas competen a los gobiernos provinciales para evitar que al decir de algunos, “…se debaten en pagar la luz o brindar un plato de comida; pagar el agua o mandar los niños a la escuela; pagar el gas y quedarse sin dinero para medicamentos…”, culpando de ello sólo al Gobierno nacional, el que también tiene su parte de responsabilidad ante este desaguisado. El profundo quebranto de nuestro país en diciembre de 2015 (mal que les pese a otros) es porque conforme se van conociendo los montos de la corrupción (YPF, Aerolíneas, empleomanía pública, Aduana, “La Rosadita”, cartelización de la obra pública, etcétera), los mismos alcanzan un valor cercano a un PBI. La economía sólo se arreglará cuando Argentina tenga instituciones fuertes. Cuando la división de poderes sea una realidad existencial. Cuando mutemos la cultura de la dádiva por el esfuerzo y satisfacción que produce el trabajo; y cuando se cobran en una casa cuatro planes sociales y se envía a los hijos al comedor comunitario, pero no se privan de comprar una motito y/o un celular de última generación.

Luis Vides Almonacid

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