Peor, el otro; la apuesta de Macri y de Manzur

Peor, el otro; la apuesta de Macri y de Manzur

Cristina le dará la reelección a Macri y el Presidente le facilitará lo propio a Manzur. No es una afirmación, es lo que entienden los cerebros macristas de la Casa Rosada y los armadores peronistas del oficialismo tucumano. Están convencidos de que esas estrategias los mantendrán en el poder. Se aferraron a esa línea de acción. Se jugaron por centrarse más en señalar los errores del adversario que en promocionar los aciertos propios. Los amarillos puros están empecinados y convencidos de que la bronca, la indignación, la animadversión, la antipatía y hasta cierto gorilismo renaciente en contra de la ex presidenta generan un malestar de magnitud en la ciudadanía mayor al que pueda provocar la sumatoria de la inflación incontrolable, el aumento de los precios, la depreciación del salario, el vergonzoso porcentaje de pobreza, la caída de la industria, el cierre de negocios, los despidos, la desocupación, el aumento de los precios y la subas de las tarifas.

Estiman que los efectos negativos de política económica y la crisis social que no han frenado -muy por el contrario, la profundizaron- serán soportados estoicamente disimulados por el votante que detesta y no quiere la vuelta de la multiprocesada Cristina. Una suerte de apuesta al masoquismo ciudadano, una apelación al resentimiento eludiendo a los raquíticos bolsillos. Macri selló su suerte al resolver alimentar la candidatura de su antecesora. La necesita viva, aunque subida al escenario del escarnio para soñar con su continuidad. Supone que ella, en significado y alcance, es infinitamente peor que todo lo que está atravesando el país bajo su presidencia. Su única bala para ir por la reelección no es defender su gestión sino arriesgar todo a que la ex jefa de Estado se presente y que los votantes le teman más que a los resultados de su administración. En el medio, algunos amenazan con abandonar el barco antes de un posible naufragio; son los correligionarios que no piensan tanto en la ex presidenta sino más en los índices económicos y en los efectos sociales del macrismo, los que sienten el ninguneo al que han sido sometidos por los socios del PRO. Macri apostó a que a su antecesora, como en los viejos cuentos de los chicos muy de antes, la vean como el gran “Cuco” de los argentinos.

Contra Macri, la fácil

Manzur aplica el mismo método. Eligió a Macri para hacer campaña desde la crítica. Centró su actividad en cuestionar en spots y salidas la gestión de Cambiemos. Ciertamente apostó a la más fácil en función de los números que expone el Gobierno nacional, aunque fue una decisión sostenida en encuestas. Hace pocos días, Jaldo, en LG Play, reveló que el 82% de la población tucumana rechaza al Presidente. Si esos números son ciertos se entiende que todos los días lo ataquen; motivos tienen de sobra.

El oficialismo -al igual que el macrismo con Cristina- ha resuelto cabalgar objetando al Gobierno nacional; es una decisión estratégica que se revela hasta en la misma declaración de principios y en la plataforma electoral que el Frente Justicialista por Tucumán presentó en la Junta Electoral de la Provincia. Allí, entre otras cosas, consta el rechazo a la política nacional “instaurada por el presidente Macri y sus socios locales de Cambiemos”. Clarito hacia dónde apunta. Menciona el endeudamiento del país; las subas tarifarias constantes; el incremento de la pobreza; la política monetaria y la desvalorización del peso; la hiperinflación descontrolada; las políticas de exclusión social; parálisis de la industria nacional; cierres de Pymes; ataque a los derechos de los trabajadores y jubilados; parálisis de la obra pública y privada y aumento del narcotráfico y la inseguridad. Precisamente todo aquello que Macri cree que la gente disimulará rechazando a Cristina y reeligiéndolo. Apuestas contrapuestas.

Entre otras cosas, el FJT acusa al poder central por no haberse construido una vivienda en la provincia y del abandono escolar en el país. En suma, son 11 páginas cargadas de reproches contra Macri que, aunque pocos los tengan al alcance, serán los mismos que Manzur desgranará a diario en su acción proselitista. De vez en cuando el gobernador mechará algún elogio hacia Cristina. En un mensaje radial recuerda su labor como ministro de Salud de la ex presidenta y las campañas de vacunación que se impulsaron, al tiempo que menciona que Macri eliminó la cartera social. Un mimo al “Cuco”, cuya adhesión en Tucumán supera el 60%, al decir de los muestreos encarpetados que maneja el oficialismo; lo que de ser cierto haría entender por qué Manzur habla bien de su “ex” jefa. Sumaría, aquí, por lo menos.

Así como Macri eligió a Cristina y Manzur a Macri para arrimar agua a sus molinos, otro protagonista de la hora eligió al presidente y al gobernador como los adversarios para hacer proselitismo, a quienes culpa por los males nacionales y provinciales. “La falta de capacidad en la administración estatal de la cosa pública hizo colapsar el Estado y desquició la economía, lo vemos claramente a nivel nacional pero también a nivel local”, dice la declaración de principios y plataforma del frente “Hacemos Tucumán”, del senador Alperovich. En cinco páginas ataca a ambos. Es el mensaje proselitista que se escuchará del ex gobernador en su intento por volver a la Casa de Gobierno. “A nivel local, a través de sus dirigentes, Tucumán lamentablemente ha acompañado a la política nacional”. Manzur y Macri, socios del desquicio; se podría resumir.

Alperovich asegura que promoverá la tarifa social en servicios básicos, una reforma electoral haciendo base en el voto electrónico -ya renegó de los acoples, por lo que sería proclive a una reforma constitucional para eliminarlos- y un mínimo de 220 días de clase. Manzur se jacta de los 180 de hoy, mientras el senador quiere ampliar los plazos de estudio en 40 más. Haciendo cálculos, las clases deberían empezar a mediados de enero y concluir a mediados de diciembre.

Vamos Tucumán, el frente que lidera la senadora Elías de Pérez -integrado por la Democracia Cristiana y el partido que ella encabezó en la capital como acople en 2015: Movimiento Popular y Federal-, a diferencia de sus contrincantes, no ataca al oficialismo en su declaración de principios y plataforma electoral. Menos hace una defensa del Gobierno nacional, al que ni menciona en sus 19 páginas, sólo hace una alusión indirecta al señalar que en materia cítrica “reforzará el trabajo de la Cancillería en pos de conseguir la apertura de los mercados”. Nada más. Cuanto más lejos del macrismo y sus efectos, mejor. Que sólo aparezcan por aquí los “exitosos”, como Dietrich.

El documento es un indicativo de lo que ya se observa como acción proselitista de este grupo opositor: centrarse en su propuesta en la Provincia y ni mencionar la gestión de Cambiemos. Les puede restar. Lo deja en claro en los papeles, donde sí hay aspectos para resaltar como el impulsar una reforma institucional que contempla la aprobación de ética pública, una ley de acceso a la información pública, un mejor rendimiento de las cuentas de los tres poderes del Estado y claridad en la financiación de los partidos políticos. Allí también queda más que claro que la inseguridad será el lado por el que atacará al oficialismo. Para subrayar es el siguiente párrafo: “la organización policial no responde al poder político, que perdió autoridad moral para conducirlos”.

Esta coalición, que esta noche debe definir todos los candidatos de la lista oficial, empezó la carrera largando prácticamente de atrás, ya que tan solo 72 días antes de los comicios del 9 de junio definió la fórmula gubernamental. La dupla Elías de Pérez-Paz puede confiarse en la Capital, pero no en el interior, donde tendrá que hacer un tremendo esfuerzo de instalación, ya que en el este y en el oeste pintan como sus flancos débiles a nivel de conocimiento. Y son la fortaleza territorial del peronismo. Lo saben. De hecho, cuando lo invitaron a sumarse a la coalición Paz pidió tener una hora por día para sus actividades privadas; el resto, para la campaña. Otro dato: Paz es un ex funcionario alperovichista que no quiere hacer campaña a partir de la crítica, según dijo cuando se le preguntó sobre su pasado en el gabinete de Alperovich. ¿Dio una pista de cómo actuará en la campaña la dupla, atacando sólo la gestión de Manzur y no mencionando al ex gobernador? Si más crece el senador, menos votos para Manzur y, por lo tanto, más chances para Vamos Tucumán. Los senadores, rivales de banca y rivales electorales, indirectamente son socios de campaña frente a un adversario común: Manzur. Aunque en la pelea de todos contra todos, este grupo opositor va a tener que pescar en la misma laguna que Fuerza Republicana, y casi con el mismo discurso: la inseguridad. Quién le saque más votos al otro puede ser determinante a la hora del “poroteo” para ver quién finalmente resulta electo.

Sin pertrechos

Si claves pueden ser esas sumas y restas, no menos decisivo será ver cómo se alinean finalmente los dirigentes con peso territorial que aún mantienen sus dudas sobre a quién seguir. Son dueños de los acoples. No sienten los mimos y el calorcito abrazador de los que conducen. Algunos se sienten desplazados, no contemplados o “no contenidos”; son los que van a disparar amenazas de rupturas si no ven algunas pruebitas de amor. Van a ser muchos. Ya se escucharon voces. Es que los cargos son pocos y los aspirantes muchos; heridos van a sobrar y van a quedar desparramados por el campo de batalla. Otros pasarán con sus carretillas; ya están prestos. Pero como bien se comenta en la calle, hoy la necesidad central pasa por contar con recursos para asegurarse una buena campaña y un buen final de carrera, o como le llaman algunos: carecen de pertrechos. Por esos los pataleos. “Y los pertrechos están todavía en los depósitos, nadie los saca”, refirió un dirigente capitalino para describir la realidad, metafóricamente.

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