La lucha libre en el transporte

La lucha libre en el transporte

La lucha libre en el transporte

Como en los programas de lucha libre, los grandotes del transporte se pelearon con advertencias de catástrofe y las distintas áreas de la política en el Concejo Deliberante se chucearon fuerte. Después aprobaron el aumento del precio del pasaje urbano.

Afuera, las entidades de usuarios protestaban con bocinas y pancartas pidiendo que no haya suba. Nada. Desde mañana el boleto costará $ 19,30. Sin tanta parafernalia, el pasaje interurbano y rural aumentará por decreto del gobernador Juan Manzur y mañana todas las actividades (sobre todo, el inicio de las clases) podrán desarrollarse sin problemas.

Como en los programas de lucha libre, los protagonistas terminaron el match agitados, pero el que resultó magullado fue el usuario, que no participaba ni siquiera de espectador.

No obstante, nadie está conforme. Los sindicalistas reclaman que no les pagan los salarios en tiempo y forma. Los empresarios dicen que han perdido compensación del costo del combustible y que no manejan los aumentos de sueldos. Los funcionarios municipales y nacionales dicen que la Provincia debería asumir la responsabilidad del reparto de subsidios que le transfirió el Gobierno nacional (a través de la addenda fiscal). El Gobierno provincial le tira el fardo a la Municipalidad que, aunque se ocupa del control del servicio de menos líneas de ómnibus, tiene la mayor cantidad de usuarios de ómnibus. ¿Quién es el responsable? No hay uno, son todos y por eso es tan fácil decir que es el otro, o ninguno.

En un mes, otra protesta

Ninguno está conforme porque el aumento que lograron va a durar poco menos de un mes. Lo dijo Jorge Berreta, vicepresidente de Aetat: “Es imposible seguir funcionando. En un mes, va a haber complicaciones”. Los empresarios acaban de pagar los sueldos para aventar el paro pero ya dicen que tienen que afrontar un aumento del 10% para el salario de marzo, acordado por las cámaras nacionales. Los $ 19,30 del boleto de mañana contemplan la inflación de septiembre a marzo. Y los empresarios pedían un boleto de $ 24,50, mínimamente. “En los primeros días de abril va a estar de nuevo el problema”, dice Maxi Villagra, de la línea 19. Remarca que ya hubo una suba de combustibles reciente y que hay otra inminente. Por cierto, en la Capital Federal el boleto mínimo cuesta $ 16,50 y a partir del 15/3 valdrá $ 18. Los subsidios suenan fuerte ahí.

La inflación y el dólar son los dos factores distorsionadores que descalabran previsiones y estructuras. El cambio de subsidios del Gobierno nacional a las provincias tenía al menos un gato encerrado, que era que las descompensaciones derivadas de la inflación, según el acuerdo fiscal, deben ser asumidas por las provincias. Pero como se habían cambiado, además de la transferencia de subsidios, las reglas de juego de la coparticipación, la forma de repartir también varió. Como dice Guillermo Dietrich, ministro de Transporte nacional, “no hay ninguna quita de subsidios, lo que hay es una nueva forma de trabajar los subsidios”. Pero esa nueva forma está en la oscuridad y en todas partes se generaron problemas. Incluso en la Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires. En esa provincia, la gobernadora María Eugenia Vidal primero intentó transferir las subas derivadas de la inflación a los municipios y al final se hizo cargo del problema. En Tucumán, la Legislatura aprobó que el Gobierno reparta $ 130 millones mensuales en subsidios pero la decisión de aumentar el reparto depende exclusivamente del gobernador Juan Manzur. Un funcionario nacional, José Ricardo Ascárate, bombardea con que la Provincia no quiere decir que tiene responsabilidad absoluta en el tema subsidios. La Provincia se queda callada. Manzur acaba de decir que el problema de la suba del pasaje urbano es de la Municipalidad capitalina; después de la pelea en el Concejo firmó el decreto para la suba en el interior. La historia de siempre, en la que se ven los intereses políticos que no dejan acercarse a soluciones de un problema complejo.

¿Qué intereses esconde la política en el conflicto con las empresas de ómnibus? La imagen de Berreta en un asado con Manzur ha circulado como supuesta prueba de esos vínculos, dando la idea de sujeción de los empresarios al poder del gobernador, que es quien tiene el poder de repartir los subsidios. Berreta ha negado eso. “Estamos siendo presos de disputas políticas”, dice.

Además, ¿dónde está la verdad de los números que exhibe cada una de las partes? Los empresarios dicen que ellos presentan sus costos pero que la Municipalidad no quiere verificarlos. El intendente, Germán Alfaro, les dijo el mes pasado que, si no podían pagar los sueldos, se debía a una mala gestión empresarial; que renuncien a las concesiones y dejen lugar a otros que quieran competir. ¿Será así? Es curioso que integrantes de una de las UTE que se han presentado ofreciendo coches nuevos para competir por la Línea 11 participan de otra UTE que no tiene coches para renovar la flota de la Línea 3.

Siempre al límite

El cambio del sistema ha provocado brutales cimbronazos en el transporte tucumano. Ya hubo tres días y medio de paro en lo que va del año; se acaba de aventar una amenaza de huelga y en 30 días más habrá otro reclamo o, por lo menos, otra incomodidad. César González, sindicalista de UTA, pide que se haga una mesa de diálogo. Ya la había pedido en febrero el defensor del Pueblo pero cada uno de los protagonistas de esta lucha libre parece acostumbrado a dejar que las cosas lleguen al límite. No van a ir a las reuniones aburridas donde no se pueden tomar decisiones. El sistema está establecido así desde hace muchos años. Los colectivos de Tucumán son armatostes de regulares a malos –con excepciones- y el negocio siempre ha dependido de subsidios (60% aproximadamente) y de tarifa (40%). La proporción de subsidios fue aumentando históricamente con las subas inflacionarias.

Pero ahora las cosas han cambiado. Según Villagra, los políticos tiene que definir qué sistema de transporte de pasajeros quieren. ¿Uno sin subsidios? ¿Cómo se lo va a implementar? Hace tiempo Berreta tiró una imagen terrible: dijo que el riesgo era que se tenga un sistema de transporte similar al de Perú y Bolivia, sin controles, “donde proliferará el transporte ilegal”.

La pelea entre la Municipalidad y la Provincia es feroz y se va a agravar en este año electoral. Desde hace tres años se ve en todas las áreas de conflicto, como el agua, las cloacas y el pavimento así como el transporte. “Hay que dejar de ser cínicos a 90 días de las elecciones”, dijo un edil en la sesión del Concejo Deliberante. Las referencias de los grupos políticos durante la sesión, interesantes pero teñidas por la campaña proselitista, siempre se refirieron a la necesidad de proteger al usuario.

El usuario es cabalmente el convidado de piedra. Mira la contienda desde afuera la contienda y resulta dañado. Ahora, tal como están las cosas, antes de que se termine de lamer las heridas ya habrá vuelto la lucha libre.

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