Cambiemos se arma... o se desarma

Cambiemos se arma... o se desarma

El espacio de Cambiemos en Tucumán, por estas horas, le enciende todas las velas a una sola imagen: la del diputado nacional José Cano. La oración política que le rezan implora, que en nombre de la unidad, desista de su precandidatura a gobernador. Cualquier intento por llegar a un consenso por esa postulación ha llegado al mismo callejón sin salida: la senadora Silvia Elías de Pérez pregona que este es “su” momento.

Cano, hasta el momento, responde con un gerundio: “encuestando”. Y les dice a todos lo que LA GACETA publicó hace dos domingos: el opositor mejor posicionado en Tucumán es él. De modo que, si de mediciones se trata, no hay motivos para que desista.

Pero el tres veces candidato a gobernador tampoco le ha dicho a nadie que “ni loco se baja”. Algo que la parlamentaria nacional les ha asegurado a todos. Esa es la hendija de la política. Dicho de otro modo: nadie puede esperar que Cano, simplemente, se baje. Tiene demasiado kilometraje, currículum político y, otra vez, imagen en las encuestas.

Para que el ex legislador, ex senador y hoy diputado se ponga por encima de las postulaciones, Cambiemos tiene que contraer una enorme deuda política con él. Pero no sólo por lo que implica resignar esa candidatura, sino por el gesto que significa semejante renunciamiento. Léase, si Cano allana el camino apartándose de la fórmula, le estaría haciendo un grandísimo favor a su espacio, aunque no necesariamente esté haciéndose un favor a sí mismo.

El paso al costado, en resumidas cuentas, le permitiría a Cambiemos, en Tucumán, terminar con el vastísimo papelón que representa el hecho de que gente grande, y con responsabilidad pública en materia de representación popular, todavía esté discutiendo cuál debe ser la metodología apropiada para escoger al postulante. Porque si todo sigue como hasta ahora, los que recitan públicamente que quieren ser alternativa de poder en Tucumán se van a sentar la semana que viene a mirar una encuesta encargada por la Nación para volver a ponerse en desacuerdo en torno de quién tiene más imagen positiva, quién tiene más imagen negativa y quién puede proyectarse más o menos en la opinión pública. Y cuando de lo que se discute es de elecciones, una cosa es la democrática horizontalidad en la toma consensuada de decisiones y otra muy distinta es tenerle alergia al poder.

El último plazo

En principio, el viernes próximo aparece agendado como el “Día D” para que se den a conocer quiénes encabezarán la propuesta electoral del macrismo tucumano. Aunque se ha dado en decir que se trata de una suerte de límite autoimpuesto para tomar una determinación, lo cierto es que se trata de un ultimátum de la Casa Rosada. Hace dos semanas que hay una peregrinación de tucumanos por Balcarce 50, entre parlamentarios nacionales, funcionarios e intendentes. En todas las reuniones, el mensaje en las cumbres amarillas del oficialismo nacional consistió, en definitiva, en que eran los radicales quienes tenían que resolver lo que esencialmente era un dilema entre radicales: o Cano o Elías de Pérez para la gobernación.

Si los radicales tucumanos no consiguen hacerlo, en el Poder Ejecutivo Nacional transmitieron que entonces ellos se ocuparán de darles un corte a las dilaciones justo cuando el mes se corta en dos. El 15. El idus de marzo…

Pero para los radicales tucumanos, en materia interna, hay otros plazos. En el centenario (y abandonado) partido echaron a andar el reloj de las elecciones internas en enero.

A última hora

Aparentemente, en la UCR nunca relacionaron el fallo de la Cámara en lo Contencioso Administrativo del 28 de diciembre, que declaró nulo un artículo constitucional que anclaba en agosto la celebración de los comicios provinciales, con la posibilidad de que el Gobierno anticipara las elecciones. Entonces los “correligionarios” pusieron el próximo domingo 31 como fecha para las internas. Pero la Provincia (como lo venía avisando LA GACETA desde mediados de diciembre) adelantó el día de urnas y fijó la cita para el 9 de junio. La Junta Electoral Provincial, luego, estableció el 28 de marzo como último plazo para inscribir frentes, alianzas o coaliciones. Es decir, 72 horas antes de la votación interna de la UCR tucumana.

La primaria radical debió realizarse en agosto. Ante la denuncia de los legisladores Ariel García, Raúl Albarracín y Fernando Valdez de que varios miles de fichas de afiliaciones no habían sido incluidas en los padrones, la Justicia Federal detuvo el proceso. Se trataba de una irregularidad imperdonable en el partido que recita la Constitución como un rezo cívico. El próximo plazo fue septiembre. Pero al final se dejaron vencer los mandatos de las autoridades y todo quedó interinamente a cargo del titular de la convención provincial (en este caso, Federico Romano Norri) quien, por carta orgánica, ejerce la función “al solo efecto” de convocar a internas.

Léase, el radicalismo, hoy, no tiene posibilidad material de integrar una coalición porque no tiene una autoridad habilitada para tomar otra decisión que no sea llamar a los afiliados a votar. La intervención, entonces, es inminente. En rigor, era procedente ya en el último trimestre del año pasado, pero aún no se dispuso. A veces da la impresión de que en la casona de Catamarca 851 ni siquiera los espejos tienen reflejos.

Como agravante de este colapso, pasado mañana vence el plazo para que se presenten las listas de candidatos a autoridades partidarias. Y los radicales “Por la democracia social”, alineados a las filas de Ricardo Alfonsín, ya presentaron su nómina. Fue ayer, a las 19.05. García, Valdez y Albarracín se postulan como autoridades provinciales, mientras que la diputada Teresita Villavicencio y el intendente de Bella Vista, Sebastián Salazar, se anotan para ser delegados al comité nacional de la fuerza que, en Jujuy, acaba de desdoblar los comicios nacionales de los provinciales para votar, localmente, el mismo 9 de junio que Tucumán.

Reservaron para la lista el color “rojo”, el número 3 y, eventualmente, la letra “A”. Es decir, los icónicos signos de la postulación de Raúl Alfonsín. Y, por esas casualidades de la coyuntura, los mismos que anotó Ramón Javier Mestre, el intendente de Córdoba, en la interna que el sector del diputado Mario Negri, y la Casa Rosada, quieren conjurar. Léase, intervenir ahora el radicalismo tucumano será un escándalo de proporciones muy sonoras.

El último llamado

Si la candidatura de Elías de Pérez se concreta (como también venía anticipándolo este diario) aún quedará bastante por definir. Si, como hasta el momento, importan más los nombres que las estrategias para darle una batalla real al Gobierno provincial que anunció el 17 de octubre la reelección de su fórmula (y ya venía trabajando bastante tiempo atrás para ello), entonces la primera incógnita es la vicegobernación. Aún no está definida. Todas las conjeturas caben, cuanto menos al cierre de esta edición.

Si por ventura importase más el “cómo” encarar los comicios que el “a quién contentar”, la Casa Rosada tiene algo para proponer. Básicamente, que en las provinciales jueguen fuerte los cuatro que se anotaron ante Rogelio Frigerio en su visita del 7 de febrero a Tucumán, para disputar la gobernación. Es decir, que Cano, Domingo Amaya y Alfonso Prat-Gay encabecen listas de legisladores, uno por cada una de las tres secciones electorales.

¿Las ventajas? El debut de Prat-Gay en elecciones tucumanas, el retorno de Amaya a hacer campaña en el territorio y el relanzamiento de Cano. Entre su eventual gesto de renunciamiento y una buena performance como candidato a legislador, va a ser difícil discutirle la candidatura a senador en 2021, cuando concluye su mandato como diputado. Sobre todo, si Elías de Pérez ganase los comicios. Y, especialmente, si ella no triunfara.

¿Qué conspira contra ese plan? Para hacer una economía de ejemplos, los egos.

Porque los egos bien administrados pueden hacer que Cambiemos, esta semana, finalmente se arme en Tucumán, aunque no vaya a presentarse con ese nombre en los comicios provinciales. Y los mismos egos, sin sujetar, también pueden desarmar el espacio, se llame como vaya a llamarse.

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