Fue contra viento y marea y puso al kite surf tucumano en lo más alto

Para muchos, “la tercera es la vencida”. Pero para al tucumano Santiago Cisneros no le hizo falta esperar tanto para subirse al primer lugar del podio en San Juan y poner al kite surf tucumano, en lo más alto de Sudamérica.

Los deportes náuticos no son de los más difundidos en nuestra provincia, pero Santiago hizo su propio trabajo con el kite para “poner a Tucumán en el mapa”, como él mismo dice. Y es que de su paso por la Copa Kitefest en El Rodeo, San Juan, obtuvo el primer puesto en la categoría Open (aficionados). “Este año me lo tomé más a la ligera, no por importancia, sino más tranquilo. Hice como si estuviera navegando en mi casa y nadie me viera”, reconoce el chico de 15 años sobre su experiencia en esta edición del torneo sanjuanino. “El año pasado estaba muy nervioso, era la primera vez. Todo en mi cabeza jugaba en mi contra”, recuerda el deportista. Este año, todo jugó a su favor para que pudiera subirse al primer escalón del podio. “Me gusta más el freestyle, que son maniobras no tanto en altura, sino más de giros. Ese día, como nunca, sopló muy poco viento en San Juan y pude combinar los saltos en altura con lo que yo hago en Tucumán”, agrega todavía sorprendido de que el clima haya jugado a su favor.

El año que viene, Cisneros ya no podrá competir en la categoría Open: deberá hacerlo en la Profesional. “Después de este primer puesto habrá que buscar un sponsor internacional para poder viajar y entrenarse como un profesional, porque así se navega en las mejores condiciones y eso es lo que te hace evolucionar”, dice el tucumano con perspectivas a futuro. “Es un deporte caro, son muchos los sacrificios que uno hace”, agrega su papá, Gonzalo, sobre lo que implica el profesionalismo.

El kitesurf, para los Cisneros, es una especie de legado familiar. Santiago es ahora quien busca su propio camino, pero se inspira en su papá Gonzalo, que también tiene la misma pasión. “Mi papá empezó a hacer kite hace 10 años y yo lo acompañaba todo el tiempo. Hasta que llegó un momento en el que dije que no quería estar afuera, y que quería navegar”, recuerda. Y agrega: “ahí empecé de a poco. Vi videos y se me pusieron en la cabeza otras disciplinas, como el freestyle. De ahí comencé a evolucionar con el tiempo”, relata Santiago, que navega desde hace cuatro años.

Como el tiempo pasa, los roles se invirtieron: ahora es Gonzalo quien ocupa el rol de acompañante en cada entrenamiento o competencia. “Siempre voy con mi papá”, cuenta “Santi”, y la competencia en el lago del dique Cuesta del Viento,a la que asistieron otros 10 tucumanos, no fue la excepción a la rutina.

Pero, la adrenalina no se acaba en Gonzalo y su hijo: los hermanos de Santiago, también conocen de cerca este deporte. “Mi hija de 18 años, y mi hijo de 12, también navegan, pero ‘Santi’ es quien más se entusiasmó”, admite el padre, apasionado.