03 Marzo 2019
Ayer fue un día más de protestas en las calles de París. Como cada sábado, los “chalecos amarillos” volvieron a tomar las arterias del centro en la 16ª semana consecutiva de protestas contra el presidente Emmanuel Macron. Los organizadores esperan que este período sea el preludio de un incremento de las protestas en coincidencia con la culminación del Debate Nacional convocado por Macron en respuesta a las protestas para impulsar reformas de las instituciones y el sistema republicano.
La marcha comenzó en los Campos Elíseos con consignas como “Referendo de Iniciativa Ciudadana; poder para el pueblo!” o pancartas en las que podía leerse: “Francia está siendo saqueada por la oligarquía. ¡Resistencia!”.
Como ya es constumbre los sábados por la mañana, fueron clausuradas las estaciones de metro del centro de la ciudad y se desplegó un importante contingente policial precedido de advertencias del Gobierno de que no tolerarán actos de violencia.
También se dispusieron otros despliegues policiales en las ciudades de Lille y de Lyon. Precisamente en Lille los “chalecos amarillos” llamaron a la población a nivel internacional a sumarse a las protestas. “La lucha es internacional”, destacaron en la convocatoria realizada por Facebook.
Los impuestos
Mientras tanto en Lyon se convocó a la Marcha Negra. El objetivo de los organizadores es que los asistentes concurran con vestimenta oscura como símbolo de luto por la muerte del movimiento “si no actuamos juntos”.
Las movilizaciones de los “chalecos amarillos” comenzaron en noviembre para protestar contra la subida de los impuestos al diésel. Luego, en diciembre, alcanzaron su punto álgido con las protestas contra la represión de las manifestaciones. En aquel momento, el presidente Macron anunció un paquete de medias económicas para mejorar las condiciones de vida de la clase media y trabajadora.
En París, varios cientos de personas se concentraron en el Arco del Triunfo y desfilaron por un trayecto de 12 kilómetros, bajo una fuerte vigilancia policial. Además se organizaron marchas en otros puntos del país, en ciudades como Marsella, Montpellier, Toulouse y Arles, en Estrasburgo, Nantes o Burdeos. Además del combustible, las reivindicaciones del movimiento se extendieron a otras demandas sociales y políticas.
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