Repetidas faltas de respeto a la ciudadanía

Repetidas faltas de respeto a la ciudadanía

01 Marzo 2019

Buscar el tiempo perdido puede ser materia de vuelo literario (de la mano de Marcel Proust) o filosófico (adentrándose en el pensamiento de Martin Heidegger). Más allá de las metáforas y de la metafísica, al ciudadano de a pie lo acompaña una certeza: el tiempo perdido no tiene regreso. Es difícil encontrar un capital tan valioso como el tiempo, nuestro tiempo, y de allí la indignación que se genera cuando los demás disponen de él. Equivale a que nos metan la mano en el bolsillo para robarnos una porción de libertad. Se entiende entonces la frustración generada por esas colas interminables que nos obligan a realizar en dependencias oficiales. Filas que jamás se terminan, en las condiciones más incómodas, en pos de algún documento o certificado que podría obtenerse mucho más rápido si se desarmaran las estructuras burocráticas.

Este tema ha sido motivo de numerosos editoriales, de notas de opinión y de crónicas urbanas en LA GACETA. Es una música que puede sonar repetida en el oído del lector, pero como toda cuestión que hace a la calidad de vida de los tucumanoa merece reiterarse como un loop. Así hasta que los funcionarios salgan de su zona de confort y pongan manos a la obra, reestructurando la atención al público en las dependencias que les toca conducir.

“La cola es una preocupación para nosotros”, reconoció el interventor del Instituto de Previsión y Seguridad Social, Fernando Avellaneda. El informe de LA GACETA detalló que sacar una orden de consulta insume un mínimo de dos horas en la sede de Las Piedras y 9 de Julio. Los afiliados a la obra social deben armarse de paciencia en ese laberinto kafkiano que los obliga a ir superando escritorios (arancelamiento, auditoría, caja) al compás de minutos que se consumen. Mientras el cronista del diario recorría el hall del Ipsst, sólo había personal trabajando en cinco de los 16 boxes, situación que los afiliados consultados calificaron de “usual”.

El panorama es similar en Registro Civil si de obtener una copia del certificado de nacimiento se trata. La directora, Carolina Bidegorry, atribuye el problema a una cuestión estacional, por la cantidad de empleados que están de vacaciones. Para quienes se hacinan durante horas en la sede de calle 24 de Septiembre la excusa es insuficiente: resulta hasta irritante.

Y nada cambia en la División de Antecedentes Personales de la Policía, cuyo trabajo se multiplicó desde que el municipio incluyó al certificado de buena conducta entre la documentación imprescindible para sacar el carnet de manejo. La tecnología de la repartición es obsoleta, no cuentan con los recursos humanos suficientes y cuando el comisario Marcelo Balastegui presentó un proyecto para que el trámite se efectúe on line le contestaron que no hay plata para eso. Así que se siguen “pintando los dedos” como en el siglo pasado, mientras en el resto del mundo y en buena parte de la Argentina los scanners simplifican al máximo esta tarea.

A todo esto, ¿qué fue de la aplicación de la ley 8.895, de “tiempo de espera para la atención al público”? Su aplicación, en octubre del año pasado, se anunció con fuegos artificiales. Y ya se sabe lo que sucede después de la explosión de una bomba: sólo queda el humo. Fue una movida gatopardista, incapaz de ayudar a los ciudadanos a ejercer sus derechos y cumplir con sus obligaciones. El tiempo está perdido y es irremediable.


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