Cartas de lectores
Cartas de lectores
01 Marzo 2019

HIPOCRESÍA SOCIAL

Nos preocupamos del niño por nacer y del aborto,  y no nos preocupamos del niño abortado en vida, del niño abandonado, violado, abusado, maltratado, internado en un asilo por años, del niño sin educación, sin salud, sin comida, sin abrigo, y por sobre todo, sin amor. Esta es la hipocresía de una sociedad con fanatismos estúpidos, con egoísmo y con intereses creados.

Susana Electra Caruso

EL CASO DE LA NIÑA VIOLADA

He leído en LA GACETA el relato de Cecilia Ousset, la ginecóloga que dice haber ayudado a su esposo, el médico José Gijena, en la cesárea. Dijo: “Se me aflojaron las piernas, era como ver a mi hija en la cama jugando con juguetes”. También en LA GACETA señalan que se aplicó el Fallo Fal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del año 2013, en el que la señora jueza lo comunicó por oficio y explicó el accionar del Siprosa en el caso de esta niña de 11 años. Ante los periodistas, la titular de la cartera sanitaria brindó una conferencia de prensa en donde señaló que el Siprosa no obstaculizó el acceso de la Interrupción Legal del Embarazo. Es que no sólo se me aflojan las piernas de lo ocurrido, sino que me duele el alma con todo lo sucedido y es que se ha aplicado el fallo Fal y que al no poderle hacer el aborto (a la niña abusada) le hicieron una cesárea. De sólo imaginarme el aborto de esa bebé es pensar que estamos en una sociedad enferma. O sea: querían que abortara antes y no pudieron (no voy a explicar lo cruel), y en definitiva no pidieron seguir los consejos del fallo Fal y quedaron solos la doctora Ousset y su esposo, por lo que le hicieron una cesárea y nació un bebé. Espero y le pido a la señora jueza interviniente, y a todos, que cuiden de ese bebé nacido, que lo cuiden y defiendan y no lo desamparen, ya que es el ser más indefenso e inocente que no tiene culpa de nada, que ha nacido aunque a la ginecóloga Ousset y su esposo que hicieron la cesárea, la jueza interviniente Valeria Judith Brand, del Juzgado de la V Nominación (como así lo leí en LA GACETA) ordenó el fallo Fal, es que se comprobó que aun así, con todo lo que hicieron, aún así el niño nació. Y sepan lo que están haciendo; vayan al hospital y vean a ese bebé, y espero que también se les aflojen las piernas y el alma, y aunque sea su corazón, si es que no quieran su alma, y que cuiden a ese bebé y nos informen sobre ello e imaginen que si hubieran hecho el aborto ese bebé ya estaría muerto, y por haberle interrumpido su hogar ahora está en peligro nuevamente.  Por  ese bebé que no tiene voz, es esta carta a los lectores.

María Ofelia Sal

EDUCACIÓN SEXUAL

En estos últimos días el pueblo tucumano se vio conmovido con el caso de la niña violada, sí. Una niña con sueños e ilusiones que hoy se ven destruidos por un gobierno que se negó y se niega a reconocer sus derechos. Hoy vuelve al debate la famosa Ley Nacional 26.150, sancionada en 2006, que habla de eso que tanto miedo da y se llama “Educación Sexual Integral (ESI)”; un derecho. Pero la sociedad les tiene miedo a los derechos. Por este medio (LA GACETA 28/2/19) se le consultó al gobernador, Juan Manzur, sobre la temática y el cumplimiento de la ley, a lo que expresó: “eso se hace, se lleva adelante. Se está realizando la educación sexual, tal cual marcan todas las leyes vigentes”. Ahora pregunto: ¿cuáles son las leyes vigentes? ¿Será la de “Tucumán provincia Pro-Vida”? ¿Será el discurso de “con mis hijos no”? Porque si la memoria no me falla, y sobre todo si la conciencia social no me falla, acá en Tucumán se le dice “no” a la ESI, se les niega el derecho a niños y jóvenes. No entiendo de qué leyes habla el Gobernador. Con el caso de esta niña violada sufrimos todos; en ella vimos el retroceso que históricamente hemos tenido y estamos teniendo en materia de derechos; vimos la manipulación de su integridad que fue violada por la pareja de su abuela y también fue violada por el Estado. Hoy esta pequeña no está ilusionada por volver a la escuela. No sé si volverá a estarlo.

Simón Robles

¿ACCIDENTE O SAQUEO?

¿Accidente o nueva modalidad de saqueo? ¿Abandono de persona o resguardo de la propia integridad física? En la noche del sábado pasado pusimos en práctica los valores que toda la vida cultivamos. Somos un matrimonio de personas mayores. Bajamos, mi marido y yo, de nuestro vehículo a socorrer a quienes creíamos que habíamos atropellado: una pareja joven y dos niños que circulaban en una moto, sin casco, que cayeron delante nuestro. Logramos frenar el vehículo en ese instante. De hecho, el mismo no tiene ningún rasguño. Nos asustamos y bajamos porque queríamos ver en qué podíamos ayudar. De repente, la mujer, joven, comenzó a gritarnos con palabras tan groseras y escandalosas que llamó la atención de un grupo de personas, jóvenes, quienes se acercaron y comenzaron a agredir a mi esposo verbal y físicamente. Me acerqué como pude pidiéndoles que no lo golpearan, cuando de repente lo tiraron al piso y le patearon la cabeza, yo pensé que lo mataban. Logré llegar a él y lo ayudé a levantarse, todo ensangrentado. Dejaron de golpearlo cuando una mujer que se acercó les decía, pacíficamente, que no le pegaran más. Logramos subir a nuestro vehículo y nos dirigimos a hacer la denuncia. Cuál fue nuestra sorpresa que cuando logramos salir de ese lugar, ¡la moto ni los accidentados ya no estaban! Luego, nos dimos cuenta de que nos robaron el celular y un poco de dinero que llevábamos encima. Realmente fue una pesadilla todo lo vivido, y mi reflexión es que, en un minuto, mi esposo podría haber perdido la vida. ¿Cómo deberemos actuar si nos ocurre algo así de nuevo? Esto pasó en la esquina de las calles Buenos Aires y Olleros, a las 21 del día sábado. Fuimos al CAPS y al Hospital Padilla para que atendieran a mi esposo; le hicieron puntos de sutura en el pómulo. Debe rescatarse el buen trato y profesionalismo del personal de sanidad. También deseo manifestar que la seguridad en esta Provincia deja mucho que desear. Entiendo que no pueden poner un policía por cada habitante, pero sí me sentiría más segura si ponen a la policía a custodiar a los delincuentes, que ellos se sientan perseguidos y no la gente que todos los días sale a ganarse el pan y termina perdiendo su vida.

María Julia de Vázquez

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