El imperio de las encuestas

Bien se podría decir que las elecciones son un concurso de popularidad, porque al fin y al cabo se imponen los candidatos más conocidos, los que mejor imagen tienen o al menos los que no son tan mal vistos por sus pares, los ciudadanos. Por eso en la previa de esa puesta en escena en la que se convirtieron los comicios se recurre a las encuestas, esta suerte de “aplausómetro” que sirve de tanteo para conocer cómo viene cada postulante. En Tucumán se convirtieron en mucho más que eso y se volvieron piezas claves del tablero político.

La medición encargada por José Alperovich a Roberto Bacman se regó por los cuatro puntos cardinales con rapidez inusitada. Se gritó a los cuatro vientos que el senador -según esos números- aventaja por unos 10 puntos a Juan Manzur (30% y 20%, respectivamente) y que José Cano está más abajo aún (16%). ¿El mensaje fue para los votantes? No en primera instancia. Los destinatarios fueron más bien otros, principalmente aquellos dirigentes que están dubitativos respecto de qué puede pasar en el peronismo y quién será el próximo gobernador. Alperovich necesita convencer a los indecisos -aquí y en Buenos Aires- de que él triunfará para que terminen volcando su apoyo para su postulación.

Manzur entendió rápidamente que esa era la jugada de su otrora compañero de fórmula y salió a pelear con las mismas armas. Apenas unos días después apareció otra encuesta, de la consultora Opinión Argentina, con números diferentes. Según ese estudio, el actual gobernador consigue el 30% de las adhesiones y lo secunda Alperovich, con el 25%, en un virtual empate técnico (se da cuando la diferencia es inferior al margen de error) con Cano, quien alcanza el 23% de la intención de votos. El oficialismo provincial le avisó a los dubitativos: aquí el que gana soy yo.

En medio de ese juego de números arrecia el nerviosismo entre ambas facciones de lo que supo ser un solo peronismo unido, ese que según ambos relevamientos sería imbatible en Tucumán si disputase los comicios sin fisuras.

Las encuestas también tendrán mucho que ver con lo que suceda en Cambiemos. Hoy habrá una reunión en Buenos Aires entre los principales dirigentes tucumanos y aspirantes a disputar la gobernación con el ministro del Interior de la Nación. Rogelio Frigerio oficiará de árbitro en lo que será una contienda bajo el imperio de los números. Se encargaría un trabajo con no más de cuatro preguntas sobre los cuatro postulantes. Lo que arroje como resultado ese trabajo será clave para saber si José Cano, Silvia Elías de Pérez, Domingo Amaya o Adolfo Prat Gay será el candidato a gobernador del espacio político que lidera Mauricio Macri. No es casual que hayan aparecido, después de mucho tiempo, afiches, fotos y hasta reuniones públicas de algunos de los integrantes de ese cuarteto. ¿Pesarán sólo las encuestas? Hay quienes quieren que así sea y hay quienes quieren que no, todo depende del resultado, claro está. La “liga de intendentes” de Cambiemos ya tiene su candidata y no parece dispuesta a negociar el nombre. Incluso los cuatro se habrían puesto de acuerdo. ¿La Nación piensa igual? ¿Se esperará el resultado del sondeo? Acuerdo o ruptura, esa es la cuestión.

¿Ahora, quién podrá defendernos?

La renuncia del subjefe de Policía Francisco Picón dejó abiertos interrogantes preocupantes sobre la estructura de seguridad de la provincia. En primer lugar, da cuenta de que encumbrados integrantes de la Policía podrían ser parte de redes de encubrimiento para que no se conozcan hechos delictivos. Así lo determinó el tribunal que condenó al ex jefe de Policía Hugo Sánchez por el caso Lebbos y que mandó a investigar a Picón, que supo ser ayudante suyo. El hasta hace un par de días subjefe y varios integrantes más de la fuerza quedaron bajo la mira de prácticas que podrían estar ceñidas con las leyes. ¿Si la Policía “cubre” a los que delinquen para que no sean descubiertos, quién defiende a la ciudadanía? Es grave. Más que grave.

La salida del ex subjefe Francisco Picón dejó interrogantes: ¿Por qué renunció apenas horas antes de que se conozca el fallo del caso Lebbos?

Por otra parte, la salida de Picón dejó otra pregunta: ¿por qué renunció apenas horas antes de que se conozca el fallo del caso Lebbos por el que se mandó a investigarlo? ¿Conocía esa sentencia previamente? Demasiada casualidad. Si el funcionario o en la Casa de Gobierno sabían el resultado judicial, se trata de una falla grosera de las instituciones y de la sana y necesaria división de poderes. Son privilegios que no deberían existir. Además, si existieran, hacer renunciar a Picón se trató de una desinteligencia política mayúscula. ¿No habría sido mejor pedirle que se vaya una vez publicitado el fallo? Fue un bumerán que les pegó en la nuca. Ya la semana pasada el gobernador habría dado muestras de clarividencia judicial cuando en Delfín Gallo (rodeado de dirigentes, entre ellos un intendente y una diputada, a quienes les dijo que aventajaba por 25 puntos a Alperovich) les habría advertido que se votaba en 90 días. Todavía no se conocía que la Cámara en lo Contencioso iba a habilitarlo a adelantar los comicios...

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