Medidas de prevención, edad por edad

Medidas de prevención, edad por edad

CAJONES. Pueden convertirse en un peligro para un niño pequeño.  CAJONES. Pueden convertirse en un peligro para un niño pequeño.

De 0 a 6 meses: nunca dejar al niño solo para evitar caídas desde cambiadores; colocar puertitas de seguridad en escaleras; no usar andadores, no darles de beber líquidos calientes ni cocinar con el bebé en brazos; no dar remedios sin indicación médica; no llevar al bebé en brazos en un auto y sí en sillitas de seguridad; hacerlo dormir boca arriba para evitar la muerte súbita; no dejar objetos pequeños a su alcance, los barrotes de la cuna deben estar separados entre sí por seis centímetros.

De 6 meses a 1 año: no usar andador; si gatea, no usar manteles para evitar caída de objetos o líquidos calientes; al cocinar el bebé no debe estar cerca; no dejar elementos calientes a su alcance; poner protección en artefactos (estufas o quemadores y usar calefactores de “tiro balanceado”); no dejar objetos cortantes a su alcance; plegar cochecitos con cuidado y tener puertas cerradas o trabadas para evitar aplastamiento de dedos; correcta colocación de muebles, piletas de lavar, televisores (amurar si corresponde) para evitar aplastamientos; asegurarse que no haya niños cerca antes de sacar un vehículo del garage; no transportar niños en moto o bicicleta; en el auto, no llevar al bebé en brazos (usar sillitas de seguridad); tener disyuntor en la instalación eléctrica.

De 1 a 2 años: en balcones y escaleras colocar puertas de seguridad, barrotes o trabas según corresponda; no cocinar con el niño en la cocina; no dejar líquidos calientes en mesadas; guardar medicamentos en sitios inaccesibles para ellos -incluso en casa de los abuelos- y no consumirlos delante del niño para evitar que nos quiera imitar; no guardar en la casa productos tóxicos; colocar protectores de enchufes y disyuntor en la instalación; no poner a su alcance objetos pequeños; vaciar o cubrir piletas familiares y recipientes con agua.

De 2 a 5 años: en patios, jardines y plazas vigilar que no haya pozos, verificar el estado de los juegos y areneros, y nunca dejarlos solos; vigilar que no haya objetos cortantes ni peligrosos en el hogar, especialmente en patio o garage; cocinar en hornallas traseras; no fomentar conductas imitativas con respecto a los medicamentos y dejarlos fuera de su alcance; enseñar educación vial con el ejemplo y siempre de la mano de un adulto en la calle; ser estricto en el uso de sillas de seguridad; enseñarles a nadar, colocar vallas en piletas, no descuidar piletas plásticas desarmables; con respecto a las mascotas, vigilarlas permanente; y amurar bibliotecas, piletas de lavar y colocar televisores en sitios adecuados.

Lo cuido y lo cuidé así

“Cuándo cortan la luz, los chicos suelen asustarse, levantarse de golpe, así que para esos momentos, tengo luces de emergencia. También hice deshabilitar los toma corriente en la parte baja de las paredes: ellos siempre quieren tocar o introducir algo. El disyuntor es vital. Uso vajilla para niños de acrílico o plástico (no vidrio, no metal). Al balcón lo tengo con red y a las ventanas, con rejas. Las piletas, cercadas. Si hay escaleras, portoncitos en los extremos. En la bañera siempre pongo sopapas. Si los muebles tienen muchas puntas, vienen unas gomitas que se colocan en los laterales. Todo lo que sea cortante en la cocina, coloco en la parte superior. También uso las hornallas traseras, en lo posible”, cuenta Norma Mayol. Tiene dos hijas de 5 y de 7 años.

“En cada enchufe ponía protectores. El gas siempre lo tenía cerrado de la llave principal: es que a veces yo estaba sentada en otro lugar y él iba a la cocina y tocaba las llaves del horno. A la puerta del baño también la tenía cerrada para evitar golpes. A todas las alacenas les hacíamos poner una traba para candado. Sobre todo a las bajas, donde guardábamos productos de limpieza. Mientras paseábamos le iba enseñando las señales o por dónde cruzar. Desde muy chiquito su papá, Gonzalo, le mostraba la posición de las luces del semáforo cuando todavía no distinguía los colores. Y si había una calle con senda peatonal pintada lo hacía contar cada línea: aprendía dos cosas a la vez”. Luciana Grosso. Tiene un hijo de 13 años.

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