Una inmersión personal en el pasado tucumano

Una inmersión personal en el pasado tucumano

Detalles de la vida cotidiana que definían una ciudad.

24 Febrero 2019

Por César Chelala.-

Quien no sienta nostalgia por el Tucumán del pasado debería leer este excelente libro de la destacada historiadora y profesora tucumana Teresa Piossek Prebish. En Retablo tucumano, Piossek recuerda pasajes icónicos de su niñez en San Miguel de Tucumán, cuando todavía imperaba un nivel de civilidad ya casi ausente de nuestra ciudad.

Con la delicadeza de un pintor naïve, Piossek nos trae a la memoria episodios característicos de una época pasada. Con lenguaje simple y ameno la autora recuerda episodios de su niñez, transcurridos en el seno de una familia tradicional de la provincia. Por este libro circulan las circunstancias más notables en su vida, y los personajes que más influyeron en ella.

En el libro se recuerda con ternura caracteres tales como Griselda, su niñera, una mujer llena de dulzura y simpatía que tuvo un final desgraciado. Cuando se enteró de que su novio era un hombre casado se suicidó, y dejó un hueco afectivo en el alma de la niña, incapaz de aceptar que una persona tan buena tuviera un final tan infeliz.

Otro recuerdo del Tucumán de antaño es el de la pompa fúnebre, un espectáculo que hacía las delicias del servicio doméstico y que ya ha desaparecido del paisaje de la ciudad. Casi al finalizar la siesta, cuando la servidumbre escuchaba el ruido del casco de los caballos sobre el pavimento, salía a ver pasar el cortejo fúnebre, algo que despertaba su casi morbosa curiosidad.

Con pequeños pero significativos trazos, la autora dibuja personajes típicos de la ciudad: “El loco Lucio”, “La Vino Morau”, los vendedores ambulantes -entre ellos, el de bollos caseros-, el “turco” vendedor de una variedad de mercaderías y el manicero (ya quedan unos pocos), cuya presencia se alertaba por el chiflido de la locomotorcita colocada sobre la armazón del carro, donde se tostaban los maníes, un verdadero manjar para las noches de invierno.

El resultado de las descripciones es una cornucopia de personajes y circunstancias que reviven el Tucumán de otra época. Retablo Tucumano no es sólo un libro para leer. Es un libro para saborear.

© LA GACETA

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