El codo de Donald Trump
21 Febrero 2019

Por Carlos Duguech, analista político.-

Lo que se escribió con la mano y en algún momento es borrado por el escribiente, obliga a darle entidad a una frase que más se parece a un axioma matemático que al ejercicio pleno de la libertad de expresión del que se arrepiente o se avergüenza de lo escrito. “Lo que se escribe con la mano se borra con el codo”.

No encuentro mejor manera de graficar -no es fácil hacerlo- respecto de la previsible conducta del más imprevisible de los presidentes norteamericanos de las últimas ocho décadas. Cito una de esas conductas, de alguno de esos otros imprevisibles: la de Harry S. Truman, presidente de EEUU que sucede al fallecido Franklin D. Roosevelt, el 12 de abril de 1945.

Nadie imaginó- por sus antecedentes- que sería quién diera la orden de arrojar las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, cuando la guerra ya había terminado en Europa (con la rendición de Alemania, el 8 de mayo de 1945, día del cumpleaños 61 de Truman). Tal vez fuera ese “regalo” el que lo lanzó a una megalomanía del poder. Se patentizó con la decisión de “probar” las dos bombas atómicas: cómo destruían y mataban esas nuevas armas, la de uranio y la de plutonio. Había que saberlo, era la “oportunidad ideal”. No se presentaría otra ante el fin de la Segunda Guerra Mundial, al punto que en la carta de la ONU, firmada en junio de 1945, se habla del “flagelo de la guerra que por dos veces [I GM y II GM] durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles”.

El “codo” borrador

Los “euromisiles”: el día 3 de diciembre de 1992 Mijail Gorbachov con su esposa Raisa hicieron una escala trabajosamente organizada por el gobierno de Mendoza, donde desarrolló una gran actividad antes de seguir viaje a Chile. Tuve la satisfacción de cubrir para Radio Universidad participando en una conferencia de prensa abierta al público con una de las personalidades del mundo, en el Teatro Independencia. Allí se le entregó el título de Doctor Honoris Causa por la UNC (Universidad Nacional de Cuyo). Recuerdo que todavía estaban en cuestionamiento los resultados de la cumbre en 1986 en Reikiavik (capital de Islandia) entre Ronald Reagan y el líder de la entonces URSS.

Las agencias noticiosas daban cuenta del “fracaso de Reijkiavik”: El primer encuentro entre ambos fue en Ginebra en noviembre de 1985, preparatorio. Habiendo sido el primero de los periodistas presentes al que se invitó a preguntarle a Gorbachov (con su traductora al ruso, al lado, en el escenario donde se instaló una larga mesa) osé quitarle el mote de fracaso a la cumbre, destacando el papel preponderante del líder soviético. Lo que dijo Gorbachov en ruso, traducido simultáneamente, arrancó aplausos en el teatro. Él sabía que no era un fracaso y posibilitó finalmente la firma de los acuerdos por los “euromisiles” en Washington, un año después (1987).

Pues bien, ese trabajoso acuerdo fue borrado con el “codazo” de Donald Trump, como si se quitara una pelusa de su solapa.

Claro que no podía quedar tan tranquilo Wladimir Putin. El también decidió hace horas que Rusia sale del tratado. Una involución muy peligrosa para el mundo. Un acuerdo de desarme de tres décadas roto a pedazos.

Cambio climático

Donald Trump mostró su rostro de signo despectivo para lo que no fuera ideado por él. Mostró abiertamente su disconformidad y otra vez su codo borró, a meses de asumir en la Casa Blanca (2017), la participación de EEUU en el Acuerdo de París dentro de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático.

Saben en el mundo entero que Estados Unidos es uno de los países más contaminantes del planeta con su emisión de CO2. Y salió, como si nada. Criticando, además.

Conflicto nuclear

Nunca antes ni Irán ni otro país del globo suscribieron un acuerdo como el que finalmente, tras largas y complejas discusiones y análisis lo hicieron en 2015 los integrantes del Grupo: EEUU, Reino Unido, Francia, China y Rusia (los cinco únicos permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) y con una potencia como Alemania, el “1” de la singular fórmula.

El importante objetivo de este pacto con Irán es el de poder comprobar in situ que los desarrollos nucleares de Irán son exclusivamente pacíficos. La república Islámica de Irán suscribió el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y se somete a las inspecciones de la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica ligada a la ONU). El codo de Trump lo borró en mayo de 2018.

Con estos tres botones de muestra puedo afirmar que Trump no es un estadista. Sí un multimillonario narcisista y megalómano. Y peligroso, para la Humanidad.

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