Ecos de Cosquín: “la música popular es el alma viva de un pueblo”

Ecos de Cosquín: “la música popular es el alma viva de un pueblo”

La violinista rusa Marianna Kasakova, afincada en Tucumán, participó del homenaje a Mercedes Sosa en el festival mayor del folclore.

UNA COSACA EN LA PROVINCIA. La violinista Marianna Kasakova.  UNA COSACA EN LA PROVINCIA. La violinista Marianna Kasakova. LA GACETA / FRANCO VERA

Tal vez la acunaron las cuatro cuerdas de un violín, en Piatigorsk, en el corazón del Cáucaso, donde un duelo se llevó la vida del gran poeta ruso Mijail Lermontov en 1841.

El domingo, la rubia cabellera y su toque violinero se destacaron en el conjunto musical que dirigió el maestro Carlos Podazza, durante el homenaje tucumano a Mercedes Sosa, en Cosquín. Antes de salir al ruedo al escenario Atahualpa Yupanqui, la sonrisa generosa de Marianna Kasakova iluminó sus ojos al hablar de la música popular y de esta tierra.

“Soy de descendencia cosaca. Mi vida fue un transcurso de cambio de localidades desde los cuatro años, cuando nos trasladamos a un poblado en las montañas caucásicas. Fui educada en Kiev, Ucrania, donde estudié 11 años de violín desde los siete años; luego mi familia emigró a Polonia, y yo viajé a Alemania y a Suiza, donde seguí mis estudios superiores de música clásica”, recordó.

- ¿Cómo fue el paso de lo clásico a lo popular?

- La música popular es el alma viva de un pueblo, tiene una vida que no siempre transmite la clásica. En la música popular uno puede convivir con las personas, verlas bailar, gozar o llorar contigo. La música clásica es mucho más formal, por lo tanto, tiene menos expresión espontánea de la gente. Estoy en ella desde el año 93. Vivía entonces en Polonia con mi familia, que era refugiada política tras la caída de la Unión Soviética.

- ¿Cómo se produjo tu llegada a América Latina?

- Me fui enamorando profundamente de la cultura andina; ese sentimiento nació cuando escuché los grupos folclóricos que estaban en su apogeo en Europa e interpretaban sus temas de carácter más indígena en las calles de Alemania y de Suiza. Mis caminos me llevaron a Ecuador, donde viví 17 años y comencé a investigar la música popular indígena y sobre todo la mestiza ecuatoriana andina.

- ¿Vivías de la música?

- Totalmente, grabé cinco cedés, de los cuales tres son de música ecuatoriana tradicional, un rescate de temas que prácticamente estaban muriendo con las últimas personas que los interpretaban. Hice también como última nostalgia un CD de música clásica, que fueron miniaturas famosas, con un violín eléctrico y un pianista argentino, radicado en Ecuador, y otra producción de música latinoamericana.

- ¿Cómo desembarcás en Tucumán? ¿Qué te atrajo?

- Fue una cuestión apasionada del corazón que me trajo a esta tierra hermosa, apasionada; bueno, creo que también los rusos somos apasionados, siempre las cosas del corazón prevalecen para mí. Tucumán es una tierra bastante singular, conociendo países europeos y sudamericanos. Para mí es como una puerta para conocer y sentir la Argentina; todavía no puedo separar aún el estilo de diferentes provincias o poblados, pero en general, el folclore... La gente argentina con la que ahora estoy tratando es muy intensa, apasionada en lo que cree y está haciendo. Es muy distinta a la de otros países que en la gente vive semidormida, acá se siente todo lo contrario. Estoy desde hace nueve meses en Tucumán, hice un concierto solista acompañada por Podazza; he participado en varios proyectos de distintos artistas muy buenos y ahora se me cumplió otro sueño: actuar en Cosquín y con la delegación de Tucumán. Es otro regalo del destino.

- ¿Habías escuchado antes a Mercedes Sosa? ¿Qué sentís estar en este proyecto de homenaje en Cosquín?

- Cuando conozco una canción, escucho varias versiones y desde siempre, Mercedes Sosa fue para mí la primera con la que pude conocer el tema como tal; como ella interpretaba, nadie lo hacía. Es la pureza de interpretación total, sin ninguna maña, es melodía con tanta dignidad y simple nobleza, que a una la desarma. Solo un músico extraordinario podría hacer algo tan simple en las cosas de la expresión.

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