Tucumanos y el gran desafío de crear un videojuego en 48 horas

Tucumanos y el gran desafío de crear un videojuego en 48 horas

La Global Game Jam es un evento que se realiza en todo el mundo en simultáneo, y por sexto año Tucumán se suma al desafío. Internados en el Ente Cultural durante dos días, los tucumanos cumplieron el objetivo.

GLOBAL GAME JAM. Ayer, durante la presentación de los juegos, miembros de los seis equipos que llegaron hasta el final del evento. GLOBAL GAME JAM. Ayer, durante la presentación de los juegos, miembros de los seis equipos que llegaron hasta el final del evento.

Ojos incendiados. Párpados que se caen. Tazas de café que se amontonan en la mesa. Uno de los participantes no da más y se desploma en un banco largo: se refriega los ojos por debajo de sus lentes, toma aire y algo de fuerzas y vuelve a incorporarse. El entrepiso del Ente Cultural parece la sala de un comité de crisis el día después de una catástrofe natural, pero lo cierto es que ha pasado por ahí un aluvión creativo de 48 horas sin descanso. Ayer, a las 17, los seis equipos que participaron de la Global Game Jam 2019 (GGJ) presentaron los juegos que desarrollaron durante ese evento mundial al que Tucumán se plegó por sexto año consecutivo.

La GGJ es un acontecimiento mundial, que se realiza en simultáneo en cientos de ciudades de todo el planeta. La señal de “largada” fue el viernes a las 17 y ayer, a la misma hora, los equipos debían subir a la página oficial los juegos que hayan creado, estén como estén. En Tucumán la sede ha sido el Punto Digital del Ente Cultural, una sala de computación donde los participantes han armado literalmente un campamento durante estos dos días.

El desafío es crear videojuegos en ese tiempo y bajo una consigna global. Este año, el topic era “Lo que el hogar significa para vos” (“what home means to you”, en inglés). Desde el momento en que se lanzó el desafío, los creadores armaron grupos para diseñar, desarrollar, crear y testear un juego nuevo. Desde el guion, la idea, el diseño gráfico hasta la música debe ser creada en ese lapso de tiempo.

“He dormido dos horas en estos dos días, ahí”, dice Sebastián Buratto (37 años), señalando un rincón de la sala. Sí, en el piso. Cuando el sueño los vencía, los soldados iban cayendo uno a uno para descansar al menos unos minutos. “Es la primera vez que participo porque siempre es en enero y estoy de vacaciones, pero este año cambié fechas para poder estar. Es una experiencia muy buena, que nos permite medir fortalezas y debilidades, sobre todo en lo que tiene que ver con la conformación del equipo. A nosotros, por ejemplo, se nos desmembró el equipo y tuvimos que salir adelante como se pudo”, destacó el programador.

Lucas Esposto, en cambio, ha participado de casi todas las ediciones. Este año, además, hicieron talleres “pre jam” organizados por la Comunidad de Desarrolladores de Videojuegos de Tucumán, un grupo que ha nacido hace menos de seis meses para apuntalar esta actividad transversal a todas las artes. “El nivel de producción es cada vez más fuerte, de mayor calidad. Eso entusiasma mucho”, analizó.

El hermano de Lucas, Ignacio (23), también tiene varias ediciones encima. Su equipo creó el juego Floodniture, que consistía en rescatar muebles de una casa que se estaba inundando. Pero “Nacho”, además, fue un comodín en todos los otros equipos. “No es una competencia, todo lo contrario, tampoco una carrera para ver quién llega primero. Es un evento principalmente colaborativo, en el que todos los equipos nos ayudamos entre todos. Yo, por ejemplo, andaba en todos los teams testeando los juegos para que puedan corregir los errores”, destacó.

Alrededor de 30 tucumanos se sumaron al desafío, pero varios de ellos quedaron en el camino. Algunos trabajaron de manera remota, desde sus casas e incluso desde sus trabajos, aunque todos coincidieron en que se trabaja mucho mejor compartiendo el espacio físico. No por nada el nombre “jam”, que significa “juntada”.

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