27 Enero 2019
Por Luis Pascual Monti, periodista.-
Ya está descansando mi amigo Salvador Felipe Alú (Salú). Periodista de turf, futbolista recio y leal. Padre ejemplar y esposo de “Tola” durante 56 años. Era él y su esposa, dos que se tomaron en serio eso de: “…hasta que la muerte los separe”. Para mí, era imposible verlo a uno sin el otro. Desde que los visitaba en su casa del pasaje cerca del parque 9 de Julio, cuando todavía funcionaba el tren que venía desde Tafí Viejo y lo hacíamos hacer pataditas a Walter (el “Pinino”), porque para el “Pila” Alú, uno de sus sueños era verlo a su único hijo varón, desbordando por la izquierda de su adorado River, el de “Pinino” Más, precisamente. Compartí redacciones con Salvador Alú, durante largas mañanas registrando los tiempos de los caballos cuando él trabajaba en Noticias y yo me hacía rata del Colegio Nacional con varios amigos para escucharlo contar anécdotas de caballos y de futbolistas. Adoraba a Pica Fuerte de Eduardo Dip y respetaba como nadie a Hugo Ginel. Trabajé con él en la revista El Disco, de mi padre y hermanos; compartí mi oficina del hipódromo, programando las carreras, durante más de una década. Siempre puntual, respetuoso de las reglas, bravo para discutir y no sólo de fútbol, que de eso sabía. Lo extrañábamos en el hipódromo desde que tuvo su primer accidente cerebral y la cátedra burrera jamás fue la misma desde que cerró La Tarde y mi querido “tano” con apellido de “turco”, sintió de pronto un vacío en el alma, el que sólo sienten que vivieron para contar cómo se cerraba Su diario. Chau querido “Pila”, me dejaste el hermoso recuerdo de aquel partido de fútbol en el que quería recibir la pelota, pretendiendo ser delantero y con tu firme figura de Perfumo, en vez de apretarme el cuerpo, ¡me sacaste los anteojos!
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