Buscan acabar con el robo de combustible

Buscan acabar con el robo de combustible

López Obrador afirmó que continuará con su estrategia de combatir el “huachicoleo” En un contexto de escasez de gasolina, los mexicanos critican la ineficiencia del Gobierno para cumplir su plan de proteger los conductos Luego de la tragedia del oleoducto en Tlahuelilpan, con un saldo de 79 muertos, López Obrador dijo que continuará con su estrategia En un contexto de escasez de gasolina, la gente critica la ineficiencia del Gobierno para cumplir su plan de proteger los conductos.

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21 Enero 2019

TLAHUELILPAN.- La explosión del oleoducto en México, que mató al menos a 79 personas, ha renovado la atención sobre la estrategia del Gobierno para detener el robo de combustible mientras que familiares de las víctimas afirmaron que la escasez de combustible, derivada del plan, fue lo que les llevó a arriesgar sus vidas.

Los ladrones de combustible perforaron el oleoducto Tula-Tuxpan a pocos kilómetros de una de las principales refinerías de México el viernes. Según las autoridades, hasta 800 personas se reunieron para llenar los contenedores de plástico del géiser de gasolina de siete metros. Un par de horas después, explotó.

El secretario de Salud, Jorge Alcocer, informó ayer que 79 personas habían muerto y 66 permanecían hospitalizadas, algunas de ellas con quemaduras en más de un 80% de su cuerpo.

Media docena de personas entrevistadas dijeron que sus familiares fueron al oleoducto con fugas en el distrito de Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, porque estaban desesperados por llenar sus vehículos para ir a trabajar o gestionar sus granjas.

“Vinieron muchas personas inocentes, tal vez su coche no tenía suficiente gasolina”, dijo el agricultor Isidoro Velasco, de 51 años, que esperaba noticias de su sobrino Mario Hidalgo, a quien creía probablemente muerto.

A finales del mes pasado, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, lanzó un programa para cerrar una red de distribución de combustible ilegal que arrebata aproximadamente 3.000 millones de dólares en combustible anualmente a la petrolera estatal Pemex.

El plan, que consiste en cerrar tuberías en las que un red de delincuentes instala válvulas para extraer el combustible, provocó escasez generalizada de gasolina en el centro y norte de México en los últimos días.

Las medidas habían gozado, hasta ahora, de un apoyo público bastante amplio, a pesar de las dificultades y las largas colas en las estaciones de servicio según revelaron algunas encuestas. Sin embargo, el desastre en Tlahuelilpan, ha provocado un renovado escrutinio sobre la estrategia. López Obrador ha enfrentado repetidas preguntas sobre el desastre, exigiéndole que explique por qué los soldados desplegados para proteger el conducto no alejaron a las personas de la fuga y cómo de rápido se cortaron los suministros al conducto después de que Pemex detectara la fuga.

El director general de Pemex, Octavio Romero, dijo el sábado que se había cerrado una válvula en la tubería tras notarse una caída en la presión de la fuga, pero no dijo a qué hora sucedió. El combustible brotó de la tubería durante aproximadamente dos horas antes de que explotara, sin pérdida visible de presión.

Romero dijo que el equivalente a alrededor de 10.000 barriles de gasolina de alto octanaje estaban en el tramo de la tubería entre la refinería de Tula y la aldea cuando explotó el viernes.

El Ministerio de Defensa y López Obrador dijeron que solo había 25 soldados presentes y que el ejército no quería reprimir a la multitud. Los críticos dicen que las autoridades deberían haber sido más firmes en controlar a la multitud y sellar el área, y deberían haber pedido refuerzos.

“Parte de la culpa es de la gente (en la tubería rota), pero la culpa mayor es de las autoridades que los dejaron sabiendo que era peligroso”, dijo Velasco.

El ducto Tula-Tuxpan distribuye combustible a otros estados centrales, lo que aumenta la posibilidad de que el cierre para repararlo después de la explosión pueda empeorar los problemas de suministro de combustible.

Consultado acerca de si los cárteles presentes en Hidalgo (Los Zetas y Nueva Generación de Jalisco) podrían haber causado el desastre en venganza por la represión, el presidente dijo que todas las posibilidades estaban siendo investigadas. No obstante, una fuente de la policía federal en Hidalgo dijo que creía que el agujero en el oleoducto fue hecho por gente local y no por grandes cárteles.

López Obrador comentó que el desastre había endurecido su decisión de combatir el robo de combustible y que el gobierno estaba buscando formas de reemplazar las tuberías viejas para hacer que sea más difícil extraerles el combustible ilegalmente. Mientras tanto, dijo, México estaba comprando más camiones cisterna para la distribución por carretera.

“Aunque es muy doloroso, tenemos que continuar con el plan para acabar con el robo de combustible”, dijo. (Reuters)

TLAHUELILPAN.- La explosión del oleoducto en México, que mató al menos a 79 personas, ha renovado la atención sobre la estrategia del gobierno para detener el robo de combustible mientras que familiares de las víctimas afirmaron que la escasez de combustible, derivada del plan, fue lo que les llevó a arriesgar sus vidas.

Los ladrones de combustible perforaron el oleoducto Tula-Tuxpan a pocos kilómetros de una de las principales refinerías de México el viernes. Según las autoridades, hasta 800 personas se reunieron para llenar los contenedores de plástico del géiser de gasolina de siete metros. Un par de horas después, explotó.

El secretario de Salud, Jorge Alcocer, informó ayer que 79 personas habían muerto y 66 permanecían hospitalizadas, algunas de ellas con quemaduras en más de un 80% de su cuerpo.

Media docena de personas entrevistadas dijeron que sus familiares fueron al oleoducto con fugas en el distrito de Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, porque estaban desesperados por llenar sus vehículos para ir a trabajar o gestionar sus granjas.

“Vinieron muchas personas inocentes, tal vez su coche no tenía suficiente gasolina”, dijo el agricultor Isidoro Velasco, de 51 años, que esperaba noticias de su sobrino Mario Hidalgo, a quien creía probablemente muerto.

A finales del mes pasado, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, lanzó un programa para cerrar una red de distribución de combustible ilegal que arrebata aproximadamente 3.000 millones de dólares en combustible anualmente a la petrolera estatal Pemex.

El plan, que consiste en cerrar tuberías en las que un red de delincuentes instala válvulas para extraer el combustible, provocó escasez generalizada de gasolina en el centro y norte de México en los últimos días.

Las medidas habían gozado, hasta ahora, de un apoyo público bastante amplio, a pesar de las dificultades y las largas colas en las estaciones de servicio según revelaron algunas encuestas. Sin embargo, el desastre en Tlahuelilpan, ha provocado un renovado escrutinio sobre la estrategia. López Obrador ha enfrentado repetidas preguntas sobre el desastre, exigiéndole que explique por qué los soldados desplegados para proteger el conducto no alejaron a las personas de la fuga y cómo de rápido se cortaron los suministros al conducto después de que Pemex detectara la fuga.

El director general de Pemex, Octavio Romero, dijo el sábado que se había cerrado una válvula en la tubería tras notarse una caída en la presión de la fuga, pero no dijo a qué hora sucedió. El combustible brotó de la tubería durante aproximadamente dos horas antes de que explotara, sin pérdida visible de presión.

Romero dijo que el equivalente a alrededor de 10.000 barriles de gasolina de alto octanaje estaban en el tramo de la tubería entre la refinería de Tula y la aldea cuando explotó el viernes.

El Ministerio de Defensa y López Obrador dijeron que solo había 25 soldados presentes y que el ejército no quería reprimir a la multitud. Los críticos dicen que las autoridades deberían haber sido más firmes en controlar a la multitud y sellar el área, y deberían haber pedido refuerzos.

“Parte de la culpa es de la gente (en la tubería rota), pero la culpa mayor es de las autoridades que los dejaron sabiendo que era peligroso”, dijo Velasco.

El ducto Tula-Tuxpan distribuye combustible a otros estados centrales, lo que aumenta la posibilidad de que el cierre para repararlo después de la explosión pueda empeorar los problemas de suministro de combustible.

Consultado acerca de si los cárteles presentes en Hidalgo (Los Zetas y Nueva Generación de Jalisco) podrían haber causado el desastre en venganza por la represión, el presidente dijo que todas las posibilidades estaban siendo investigadas. No obstante, una fuente de la policía federal en Hidalgo dijo que creía que el agujero en el oleoducto fue hecho por gente local y no por grandes cárteles.

López Obrador comentó que el desastre había endurecido su decisión de combatir el robo de combustible y que el gobierno estaba buscando formas de reemplazar las tuberías viejas para hacer que sea más difícil extraerles el combustible ilegalmente. Mientras tanto, dijo, México estaba comprando más camiones cisterna para la distribución por carretera.

“Aunque es muy doloroso, tenemos que continuar con el plan para acabar con el robo de combustible”, dijo. (Reuters)

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