Para Agostina Campos Ruíz, la nueva Puma tucumana, el rugby fue su mejor decisión

Para Agostina Campos Ruíz, la nueva Puma tucumana, el rugby fue su mejor decisión

Tras un gran 2018, la jugadora de Cardenales se plantea nuevos desafíos en 2019.

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Agostina Campos Ruiz (25), la más nueva de las Pumas que tiene Tucumán, eligió el rugby hace prácticamente 10 años y hasta el día de hoy no sabe bien por qué. Sólo sabe que le gustó y punto, adiós al stick y a la bocha de hockey que la habían acompañado desde chiquita en Atlético y años más tarde en San Isidro de Lules, que le quedaba más cerca desde su casa en San Pablo. Un día llegó a sus oídos la noticia de que en San Isidro comenzaría a practicarse el rugby femenino y, dado que el horario de los entrenamientos no chocaba con el de sus clases en la Escuela Técnica, decidió presentarse y probar. “No sé qué fue lo que me atrajo, pero sentí algo distinto. Yo, que había jugado al hockey toda mi vida y creía que era mi pasión, lo dejé por un deporte del que no sabía absolutamente nada. Apenas agarraba la pelota. No sé, hay cosas que no tienen explicación. Ni siquiera es que me llevó alguien, lo decidí yo sola. Y no me arrepiento para nada”, asegura.

Y sí, difícilmente se arrepienta de una decisión que años más tarde la llevaría a competir a lo largo del país y en destinos como Perú o Hong Kong luciendo en sus ropas el yaguareté, símbolo del rugby argentino. De todas maneras, para llegar hasta ahí tendría que tomar otras decisiones de peso en el camino, como la de pasarse a Cardenales, un club que le quedaba mucho más lejos y donde tenía asegurada la suplencia: por aquel entonces, cinco de las siete titulares del seleccionado argentino eran “Purpuradas”. Para peor, en el puesto de wing debía competir con la goleadora de Las Pumas, “Isa” Fontanarrosa. “Era un desafío ganarme un lugar. Cuando alguna de ellas se lesionaba o era convocada al seleccionado, me tocaba entrar y trataba de hacer lo posible para que esa ausencia no se notara”, cuenta. Sin embargo, esa arriesgada apuesta de pasar al que ya era el mejor equipo del país terminaría siendo la vidriera que necesitaba para entrar en el radar de los seleccionados nacionales.

Paciencia

Por sus condiciones fue invitada a entrenarse en el Pladar (centro de alto rendimiento) desde 2013, pero tendría que esperar hasta 2016 para su primer llamado a Las Pumas. “Con Mayra (Aguilar, Puma surgida en La Querencia) nos invitaron porque nos habían visto potencial, pero a futuro. Me quedo corta si te digo que éramos flaquitas. Estuvimos yendo durante tres años, y yo incluso perdí uno en la facultad por estar tan metida con eso, así que dejé el Pladar. Y apenas dejo de ir, la convocan a Mayra para una concentración de Las Pumas. Me quería morir. Por suerte después me llamaron para que volviera al Pladar y ese mismo año debuté con el seleccionado en el Valentín Martínez”, relata Agostina, cuyo físico luce mucho más trabajado y concreto que en aquellos primeros tiempos.

Va por más

Entre concentraciones, torneos y entrenamientos, Agostina se pasó prácticamente todo 2018 fuera de su casa. Sin embargo, fue un gran año, que incluyó una revancha muy esperada y unas fotos que atesorará toda la vida. Lo primero se refiere a que pudo jugar el Seven de Hong Kong, al que no había podido ir en 2017 por una lesión sufrida en el peor momento posible. “Fui a entrenarme al club y en la última jugada, me rompí el antebrazo en un choque. Fue durísimo, pero lo peor vino después. Cuando me estaban llevando al hospital, agarro el teléfono para avisarle a mi familia y veo que minutos después de haberme lesionado llegó el mail donde me convocaban para Hong Kong. Tenía montones de llamadas y mensajes de Flor (Moreno, Puma surgida en Aguará Guazú), que trataba de ubicarme para avisarme. Le respondí: ‘Flor, estoy quebrada’, y ella pensó que era de la emoción, ja ja. Hoy lo cuento y me río, pero en ese momento fue el golpe más duro que me tocó vivir. Hasta tuve que empezar terapia, sino hoy creo que sería un desastre”, confiesa.

Después de competir en el país asiático, recibió otra buena noticia: fue elegida junto a Tomás Vanni para representar a Tucumán llevando la antorcha olímpica. “Eso es algo muy especial. Cuando me avisaron, me estaba yendo a jugar con las Pumas en Perú y no veía la hora de volver para compartirlo con mi familia y mi club”, rememora. Y a eso se le agrega la obtención del Seven de la República con las “Naranjas”, en diciembre. “Haber sido campeonas en Paraná fue lo más, fue increíble, así que este año quiero enfocarme mucho en mi club y en el seleccionado, empezando ya desde el cuandrangular en el Seven de Tafí del Valle”, asegura.

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