Cartas de lectores
27 Diciembre 2018

CARNET DE MANEJO

La carta del lector Juan A. Barboza “Carnet de manejo” (26/12/18) renueva el reclamo contra la nada inteligente decisión de exigir certificado de buena conducta para conseguir carnet de manejo, ofensiva a la razón según todos los afectados por ella, especialmente la gente mayor. Esa decisión es indefendible, tanto que su autor no puede defenderla y se oculta en el silencio. Como ciudadano, reclamo de la autoridad correspondiente una explicación coherente que justifique tal medida, especialmente habiéndose explicado que es innecesaria y que el Estado cuenta con medios suficientes como para reemplazar la presentación física de tal certificado con un informe que llegará en menos tiempo y con menor esfuerzo, gastos e inteligencia. Reclamo también que el inventor del requisito sea trasladado a alguna sección o dependencia donde no pueda causar daño con insensateces.

Jorge María Miranda

Corrientes 170

San Miguel de Tucumán

NACIONALISMO

Refiriéndose a los nacionalismos excluyentes, Juan Bautista Alberdi solía decir que “cuando más insignificante se es en lo personal más razones se buscan en la exaltación de lo patriótico”. El sentimiento chauvinista, esgrimido por individuos que se escudan en las mayorías, va dirigido, por lo común, contra la minoría inerme. Muchas veces - apunta Jorge Estrella- el blanco de la discriminación es un determinado “grupo humano” dotado de una capacidad o pertenencia que despierta el malestar o la envidia del discriminador. “Quienes declaman continuamente patéticos sofismas, como la llamada ‘identidad nacional’, siempre ocultan un vacío interior o un marcado complejo de inferioridad”. Otros se preguntan ¿qué debemos hacer con los inmigrantes o con los no católicos? Como si estuvieran haciendo referencia a “su” estancia personal y no a un país, crisol de etnias, donde debe primar el respeto y el amor recíprocos. Los nacionalismos a ultranza no son propiedad de las derechas ni de las izquierdas. Son fenómenos que reivindican presuntas “razones” sin asidero alguno en la ciencia, en la filosofía o en las grandes tradiciones religiosas. Representan, más bien, incapacidad para dialogar o cerrazones mentales (dogmatismos) que nos distancian de la real condición humana y de todo razonamiento inherentes a cualquier forma de inteligencia. Decía un distinguido filósofo que el principal enemigo de la inteligencia es el prejuicio. “El prejuicioso - dice- nunca duda, por lo tanto no piensa. Se nutre de un pequeño pero efectivo arsenal de prejuicios. Cuando oye una idea que ese arsenal no registra o repele, se enciende de furia divina. La inteligencia, por el contrario, es apertura mental, es la constante posibilidad de cambio. Si dentro de ese cambio no cambiamos, es porque somos irreales. Prejuiciosamente irreales”. Si no somos sarcófagos, nuestra cultura de hoy no es la misma que la de ayer. De allí la falacia de ciertos dichos como el pomposamente llamado “Ser Nacional” u otras sandeces superlativas. Esta visión troglodita supone también que lo local es siempre un valor y un desvalor todo lo foráneo. Ahora bien, cabría preguntarse entonces ¿Qué es la patria? Hay palabras de Jorge Luis Borges para ensayar una respuesta: “Nadie es la patria. Ni siquiera los símbolos. /Nadie es la patria. Ni siquiera el tiempo / cargado de batallas, de espadas y de éxodos. /Nadie es la patria, pero todos los somos”.

Arturo Garvich

Las Heras 632 San Miguel de Tucumán

DOÑA PETRONA

Celebro la publicación en la Página Literaria del domingo 2 del corriente de la nota “Doña Petrona y la cocina de la modernidad argentina”, autoría de Álvaro Aurane. El “fenómeno” Petrona C. de Gandulfo sin duda ha sido uno de los destacados de la cultura popular argentina del siglo XX, aunque poco advertido por haber involucrado a cientos de miles de mujeres anónimas. En 2013, la historiadora norteamericana Rebekah Pite publicaba un libro sobre la afamada cocinera, resultado de años de investigación, de numerosas entrevistas, de un arduo trabajo en repositorios documentales y una revisión exhaustiva de horas y horas de las apariciones televisivas de Doña Petrona. Creating a common table in Twenty Century Argentina, Doña Petrona Women and food, ganó dos importantes premios en los EE.UU. y se editó en la Argentina en 2016 como La mesa está servida. Doña Petrona C. de Gandulfo y la domesticidad en la a Argentina del siglo XX. Al respecto, creo oportuno hacer justicia con la doctora Pite, quien en la primera cita a pie de página de su libro dice: “El libro de Doña Petrona llegó a ser reconocido como uno de los tres grandes best sellers en Argentina, junto con la Biblia y el poema épico Martín Fierro, de 1872”, concepto que en la nota que comentamos se atribuye a la introducción de la Editorial Planeta. A mi criterio, una de las contribuciones más relevantes de la investigación de Pite es la imagen compleja que propone del “ama de casa moderna” argentina de mediados de siglo XX. Según esta autora, si los censos del siglo XX caracterizan a casi tres cuartos de nuestras mujeres como “amas de casa”, ello refleja sobre todo la manera en que los censistas sub-evaluaban las crecientes contribuciones económicas de las mujeres en una economía en vías de industrialización. De lo que también nos informan los censos es de la creciente percepción negativa sobre el trabajo asalariado de las mujeres, por lo que, aunque registraban un número cada vez mayor de mujeres que ingresaban a la fuerza de trabajo a partir de los años cuarenta, el modelo convencional de domesticidad siguió encomiando las capacidades domésticas de las mujeres por encima de cualquier otra hasta comienzos de los ‘80. Al referir a la figura del “ama de casa moderna”, Pite reflexiona que, aunque posiblemente las mujeres sintieran ese trabajo más como una obligación que como un privilegio, muchas se preocuparon por adquirir conocimientos culinarios. La popularidad de Doña Petrona nació en gran parte del interés de muchísimas mujeres por encontrar una experta en asuntos domésticos y ubicarse como parte de una comunidad que valorara sus contribuciones. En este sentido discrepo con el periodista autor de la nota. Creo que es más acertado considerar que si bien puede concebirse a Doña Petrona como una mujer artífice de su propio éxito, también es posible verla como una mujer aclamada por otras mujeres que aspiraban a legitimar la importancia social de sus propios roles domésticos. Hubiera sido imposible el éxito de Doña Petrona si las mujeres no se hubieran identificado con ella, si no la hubieran sentido cercana, si no hubieran visto algo de “Doña” en aquella mujer que acercara a la famosa cocinera con sus televidentes o lectoras. De acuerdo a la investigación de Pite, el personaje de Doña Petrona fue cambiando con el paso del tiempo. No es la misma la que se inicia a fines de la década de 1920 que la figura televisiva de los ‘60. En efecto, al principio de su carrera Doña Petrona no hizo demasiada gala de sus orígenes santiagueños, así como tampoco quiso ser asociada a la figura de una madre que se ganaba la vida dando “la pensión” a trabajadores santiagueños. Si al comienzo se presentaba como especialista en cocina francesa, durante la década del 60 remarcaba su identidad santiagueña, a cocinar “lo nuestro” y a referir sus orígenes en sus programas de televisión. En fin, “Doña Petrona” fue una construcción en la que intervinieron diversos factores y actores, desde el mismo personaje al cambiante clima cultural de época, que sin duda afectó las valoraciones de las propias mujeres sobre el trabajo doméstico.

Marcela Vignoli

IGUALDAD

No es momento para decirlo; lo siento, no somos todos iguales. Ni buenos, lindos o santos en idéntica proporción deviene en regla que equipare a sendos términos en una relación de equidad. ¿Quién nos mintió tanto y tan duro? ¿Por qué negamos conocer esa realidad que dicta, severa, el ser injusta e inamovible? Desde hace décadas en Argentina, entre discursos y sermones, se proclama el derecho (incuestionablemente merecido) a ser; a que cada ciudadano pueda realizarse como sujeto en su máximo potencial; pero la realidad dicta otra sentencia: cuna, cama, conciencia y afiliación acuñan diferencias de por vida. Por un 2019 en que los argentinos dejemos de mentirnos.

Karina Zerillo Cazzaro

ACTO MÉDICO

El llamado “acto médico” es sin duda el procedimiento más importante de nuestra profesión, todos los que iniciamos la carrera en la facultad de medicina soñamos con esa ceremonia casi mágica en la que el paciente, sentado frente al médico, cuenta sus dolencias y luego el profesional interroga, realiza el examen físico para finalmente indicar el tratamiento adecuado. El acto médico siempre estuvo contaminado por la tendencia excesiva de los profesionales a indicar medicamentos ante problemas de salud que quizás una simple dieta o cambios de estilos de vida lo harían sin necesidad de la “pastilla salvadora”. El exceso de medicación es más acentuado aun en los pacientes del PAMI, debido a la gratuidad de los remedios. El afiliado, muchas veces es polimedicado y ello no necesariamente implica una mejoría de su salud o calidad de vida. Este exceso favorece el despilfarro, la iatrogenia o directamente los ilícitos; en esto último nadie es inocente, están involucrados laboratorios, farmacias, médicos y pacientes. La cantidad de dinero que se pierde equivale a varios “cuadernos” o varios “Lázaro Báez” porque permanecen en el tiempo. La complejidad del problema exige que instituciones como Colegio Médico, Colegio de Farmacéuticos, Facultad de Medicina, Cátedras de Farmacologíoa y Asociación de Médicos de Cabecera se involucren en el tema y emitan opinión con el rigor científico que le reconocemos. De lo contrario un tema tan delicado termina en manos de funcionarios que por ignorancia, comodidad o conveniencia terminan consintiendo el despilfarro de los recursos del PAMI.

Luis Ovidio Pérez Cleip

FELIZ AÑO

Al cierre de un año loco. Loco. Loco agradezco a LA GACETA por haber publicado mis cartas de opinión durante el 2018. Felicito también a todos aquellos que sin tener afiliación partidaria alguna o intereses personales defienden la libertad de expresión a diario con sus excelentes cartas de lector para prevenir así la temida “oscuridad al mediodía” que acarrean la ignorancia y la apatía. Que el 2019 no nos cierre el kiosco de la esquina y, muy especialmente, que aterrice del espacio exterior un candidato o candidata que no sea ni corrupto ni inepto y que tenga una visión clara de que puede llegar a ser la Argentina con un plan apropiado.

Leonardo Peusner

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