Infeliz Navidad

El informe que defenderá mañana en la Legislatura el ministro de Seguridad tiene muchos números y pocas explicaciones sobre los motivos de esas cifras. Como se explica en la contratapa de la edición de hoy de LA GACETA, Claudio Maley mostrará que cayeron en mas de 1.000 los ilícitos en general en el segundo semestre respecto del primero y que se produjeron menos “motoarrebatos”. También contará que desaparecieron en el epílogo del año los “rompevidrios”, pese a que hay casos registrados, y reconocerá que en el segundo semestre subieron el robo de motos y de autos. No dirá nada, quizás, de que el segundo semestre relevado en realidad es un cuatrimestre (no toma diciembre y solo algo de julio) y que por eso podría haber una caída tan importante en el total de ilícitos cometidos en la parte final de 2018 (en el primero fueron contabilizados seis meses, como la palabra “semestre” lo indica...).

Más allá de esa incoherencia numérica, lo que más preocupa a los legisladores es la planificación del ministerio. ¿Cuál es el plan de la Policía de Tucumán? ¿A qué apunta y dónde hace foco? ¿Toma en cuenta que ocho de cada 10 ilícitos involucra a adictos, según datos de la Justicia? ¿Anota que el narcomenudeo hace estragos? ¿Cómo instrumenta la política de prevención? ¿Qué tipo de Policía se tiene y cuál es la bajada de línea general que se hace como política de Estado a quienes deben cuidarnos?

Legisladores que integran la comisión de Seguimiento en Emergencia en Seguridad afirman que obtuvieron pocas respuestas cuando se hicieron planteos de esta índole a los funcionarios del Poder Ejecutivo. Incluso oficialistas se plantaron frente a Maley y le pidieron explicaciones. Más aún: en el Gabinete hay algunos que lo quieren fuera. Se lo susurraron al gobernador varias veces, pero el mandatario no está dispuesto a entregar la cabeza de su ministro a la oposición. Sin embargo, sí habría comenzado a escucharlo menos. Los que pasillean por la Casa de Gobierno aseveran que tomó por sorpresa a los líderes de Seguridad el anuncio de la Policía Municipal. Habría sido un proyecto de otros hombres de Manzur, pero no del ex gendarme.

Aquí entra la política. Las encuestas propias y extrañas al oficialismo son claras: la inseguridad preocupa tanto a los tucumanos que desplazó hasta la inflación. Cualquier estratega entiende que debe pasar un tsunami de miedo en las calles para que el temor a la debacle económica, a perder el empleo y a la merma del poder adquisitivo quede relegado al de perder la vida. Eso está pasando en Tucumán y, tarde, Manzur parece haberse dado cuenta. Ni se atrevió a gritar a los cuatro vientos, con actos y campanillas, feliz Navidad a los tucumanos. No era momento para hacerlo. Son 118 víctimas fatales de la inseguridad este año en Tucumán, casi 14.000 ilícitos registrados por la Policía y miles de atracos en las calles. Se agranda la lista de pibes muertos y la Navidad fue infeliz para muchos. Incluso para los que optaron por no salir de sus casas. ¡Por miedo! Es suficiente con revisar grupos de Whatsapp, charlar con familia, con amigos o ingresar a las redes sociales para constatar que está triunfando el encierro y, con ello, la pérdida de libertades.

En la antesala del año electoral, que se cree el oficialismo provincial buscaría precipitarlo para los primeros meses del año, la oposición hace blanco en ese punto flaco del Poder Ejecutivo. Con ello y la falta de obras agita a los votantes, entre los pilares de la estrategia de sus contrincantes. Para colmo, José Alperovich llegó para dividir el voto peronista y está haciendo que Manzur y Osvaldo Jaldo cometan errores, como apretar de más a intendentes y comisionados rurales o intentar sacar de las canchas a un ídolo para convertirlo en candidato. ¿En serio?

Alperovich avisó que ni ante el pedido de Cristina Fernández declinaría su postulación en Tucumán. Dejó a Manzur sin su última carta para frenar a su antecesor: la de forjar una alianza de todo el peronismo a nivel nacional, con la ex presidenta inclusive, y que sea ella la que baje al “Ruso”. Negativo base.

La otra oposición, la de Cambiemos, sigue dispersa y da ventajas al ex mandatario y al actual. Manzur debe empezar a buscar la forma de volver a ser feliz.

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