Cuenta regresiva

Cuenta regresiva

Los comicios están a la vuelta de la esquina. Alperovich ríe con su encuesta. Jaldo y Manzur tienen un torniquete para el PJ. Sílvia Elías lleva el cuchillo entre los dientes. Prat Gay especula. Y Cano carga con la mochila del pasado.

En la reunión del miércoles varias cosas quedaron en claro:

1) El que quiera ser candidato que lo diga claro.

2) Cambiemos es un grupo de gente tan heterogéneo que no pueden dialogar con libertad.

3) Hay muchas cosas que no pueden decírse entre ellos.

4) No tienen posibilidades de ir a comicios y definir sus diferencias.

5) Necesitan un árbitro externo para ser un equipo.

Cualquiera manual simple de conformación y supervivencia de una estructura que busca una empresa común diría que esta gente está en problemas. Sin embargo, cada uno de estos ítems que muestra el desorden en el que conviven radicales, peronistas y pros les sirve para seguir vivos y para que no se hayan hecho añicos.

Estaban dormidos y José Alperovich los despertó. Ninguno de los integrantes de la coalición opositora de la provincia intuía la posibilidad de ganar el poder en Tucumán. Pero la decisión del ex gobernador de competir en los próximos comicios ha insuflado energía. Por eso el miércoles pasado podían estar juntos José Cano, Pablo Walter, Roberto Sánchez, Germán Alfaro, Domingo Amaya, Beatriz Ávila, Alfonso Prat Gay, Facundo Garretón y Sandra Manzone. Ni siquiera tuvo importancia si Amaya y Cano intentaron abrir una discusión. Saben que son estériles. Pero además había un árbitro de lujo: Rogelio Frigerio. Su presencia hizo que la ausencia de Silvia Elías de Pérez no fuera un problema y fue como si estuviera y también sirvió para que Cambiemos pensara que tiene enfrente una posibilidad de llegar al poder. “Yo quiero ganar”, les dijo el ministro del Interior de la Nación cuando uno de los presentes sugirió que los que estaban allí no conformaban un grupo de amigos, precisamente.

“Todos los líderes, en todos los terrenos, todas las compañías de éxito han llegado a la cumbre trabajando con más y con mayor tesón que el resto”. Quien dijo estas palabras no conoce a ninguno de los contertulios que estuvieron en el hotel Sheraton esta semana, pero nadie puede desconocer que Garry Kasparov no es un improvisado cuando de éxitos se habla. Tampoco sería fácil deducir si alguno había leído el libro del ajedrecista: Cómo la vida imita al ajedrez. Sin embargo lo dijeron: “Para ganar hay que trabajar”. Una verdad de perogrullo. Pero en este caso fue necesaria porque en Cambiemos más de una vez los candidatos suelen quedarse solos en las batallas, simplemente porque vienen de otro equipo o porque no hay intereses directos en esa candidatura. De todo esto tendrá que ocuparse Frigerio.

La pregunta que quedó dando vueltas es por qué desde la Nación ha surgido el interés especial por Tucumán. Desde la perspectiva nacional el escenario fue al revés de lo que vivieron los “cambiemos provinciales”. Para ellos la reelección de Mauricio Macri era un hecho indiscutible más aún después del triunfo de los comicios de 2017. El peronismo se desintegraba, el kirchnerismo no encontraba ningún camino que no fuera el ostracismo o Tribunales, hasta que estalló la bomba y el macrismo corrió al FMI para desactivarla. Desde entonces el voto del lugar más recóndito del país (incluido Tucumán, cuya eterna impronta peronista es indiscutible) pasó a ser importante.

Con este antecedente va a ser difícil que se busque la nacionalización de los comicios en Tucumán. ¿De qué se va a hablar en la campaña? De la provincia, de sus problemas y por lo tanto, de esa manera cambiemos buscará pararse en el centro del ring, mientras que el peronismo deberá responder a esos golpes, dar explicaciones y asumir responsabilidades. Eso no pasó en 2017 porque hábilmente el oficialismo provincial logró imponer el discursos y las críticas a la Nación. Ganó el centro del ring. De algo de esto también se habló en el hotel.

Jugadas políticas

Los peronistas tienen candidato a gobernador y les faltan todos los demás. En cambio, la oposición de Cambiemos ya tiene algunos postulantes seguros en las intendencias de Capital, de Concepción, Bella Vista o de Yerba Buena. Pero ni Alfaro, ni Sánchez, ni Sebastián Salazar ni Mariano Campero tienen ya un candidato a gobernador.

Los candidatos son tres. José Cano, Silvia Elías de Pérez y Alfonso Prat Gay. El primero es el candidato lógico que viene poniéndose los comicios de Tucumán en el hombro. Ha sufrido el desgaste del Plan Belgrano en un rol ejecutivo, precisamente. Ante sus colegas ha dicho que está dispuesto a trabajar por el equipo aún si tuviera que ceder espacios. Esa actitud lo ha hecho crecer cuando renunció a una senaduría segura para afrontar una derrota igual de segura. Sin embargo, hoy a la hora de definir su postura suena a cansancio.

Muy distinta es la posición de Elías de Pérez, que cuando le hablan de poder se pone el cuchillo entre los dientes y arremete. No tiene la experiencia de estas lides políticas pero tiene un hambre de poder que sorprende a propios extraños. Además, en tiempos de empoderamiento de las mujeres, pareciera que ha ganado la casilla del medio. El gran jugador de ajedrez es Prat Gay. Habla poco, calcula, camina, mira, escucha, disfruta de la fama cosechada en otras lides y espera. Siente que hace dos años no era ni remotamente un posible candidato y ahora hay quienes lo consideran una posibilidad.

Todos dicen que tienen encuestas pero son prudentes a la hora de mostrarlas. Todos tienen un guiño de Macri. Elías de Pérez y Cano tienen alguna seña de Marcos Peña, quien en algún momento se sentará a hablar de Tucumán con Frigerio.

Tableros constitucionales

Alperovich salió corriendo como chico con zapatillas nuevas a mostrar sus encuestas. Lo entusiasma verse con 30 puntos, que le alcanzarían para superar a Juan Manzur y a Osvaldo Jaldo, según siempre los números que le acerca la encuestadora CEOP. Mide lo que Cristina a nivel nacional. Hoy el ex gobernador saca buenos dividendos de la imagen de la ex presidenta que, aún con la carga de las denuncias de corrupción, mantiene un importante nivel de valoración.

Alperovich y Manzur viven el peor momento de una pelea. Los domina el enojo. Es irracional. Manzur y su nuevo amigo Jaldo sólo quieren arrebatarle dirigentes a Alperovich. Jaldo usa el torniquete y aprieta lo más que puede para dejarlo solo al senador. Cada jugada es una batalla. Cada soldado herido o que pasa a las huestes del otro se convierte en una estrella fugaz que pasa por las redes sociales para que quede constancia de cómo va la guerra. Hasta ahora no hay fidelidades. Tampoco discuten proyectos ni adhieren a ideas. Son la lapicera o la plata las que terminan definiendo la batalla. Manzur, cuando quiso diferenciarse de Alperovich, criticó esas costumbres. Hoy, Alperovich, que impuso la compra de voluntades a dinero contante y sonante, se dedica a despotricar contra esas formas.

Por las dudas las encuestas puedan tener razón, el oficialismo manzurista ve con muy buenos ojos el adelantamiento de los comicios. Pensar en elecciones en abril, mayo o junio es un alivio para quien tiene el poder y muchos candidatos en la gatera. Es más problemático para Alperovich o para Cambiemos aceptar el adelantamiento de los comicios.

El artículo 43 de la deshilachada Constitución provincial afirma: El Poder Ejecutivo convocará a elecciones públicamente por lo menos con sesenta días corridos de anticipación a la fecha señalada para su realización. En caso de que el Poder Ejecutivo no convoque a elección en tiempo, lo hará el Poder Legislativo o en su defecto, el Poder Judicial. El Poder Ejecutivo podrá convocar a elecciones simultáneamente con las elecciones nacionales si lo considera conveniente, bajo las mismas autoridades de comicio y escrutinio, en la forma que establece la ley. En este caso, todos los plazos dispuestos por esta Constitución podrán ser adecuados a la convocatoria nacional. Y en el inciso siguiente precisa: La elección de autoridades se efectuará dos meses antes de la conclusión del mandato de las autoridades en ejercicio, salvo lo dispuesto en el caso previsto en el inciso anterior.

En principio, el adelantamiento tendría sus trabas para concretarse; sin embargo, cuando se esgrimen estos argumentos, la respuesta oficialista es: “hemos hecho tantas cosas...”, como si la decisión de la Justicia fuera algo ya sabido.

“Si quieres que te tomen en serio, tómate en serio a ti mismo”, recomienda Kasparov en el texto referido anteriormente.

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