Violencia de género: Los necesarios “ojos sociales” para una ciudad segura

Violencia de género: Los necesarios “ojos sociales” para una ciudad segura

29 Noviembre 2018

> PUNTO DE VISTA

NATALIA CZYTAJLO

CONICET - DRA. EN CS SOCIALES ARQUITECTA LABORATORIO DE GÉNERO Y URBANISMO - OFUT - FAU -UNT 

El acoso callejero es una forma de violencia de género. Y no se trata de “guetizar” la cuestión de género, es necesario comprender la violencia en el marco de los procesos sociales, culturales y también espaciales, en que se produce y reconocer las micro desigualdades.

La ciudad no es neutra, expresa también relaciones de poder y de género. El ordenamiento y la planificación de la ciudad y el territorio, así como la calidad de los espacios públicos, influyen directamente en el acceso o exclusión a ciertos espacios y a la posibilidad de hacerlos “nuestros”.

La violencia y percepción de inseguridad agregan una carga desproporcionada a ciertos sujetos; en su mayoría mujeres, pero también aquellos que no se autoidentifican dentro de categorías heteronormativas.

¿Hay otra forma de pensar y hacer ciudad? Jane Jacobs, una estadounidense crítica del urbanismo moderno en los años sesenta, difundió en el mundo la idea de la importancia de las ciudades mezcladas y más humanas. Sus aportes se realizaron sobre la violencia urbana, señalando que los tipos de calles seguras e inseguras, las razones de que algunos parques fueran parques urbanos y otros, trampas mortales se relacionan con la frecuencia y afluencia de personas: “Una calle poco concurrida es probablemente una calle insegura (…) Ha de haber siempre ojos que miren a la calle, ojos pertenecientes a personas que podríamos considerar propietarios naturales de la calle”. ¿A qué se refería con “social eyes”? A calles donde confluyan diferentes actividades, sujetos, horarios. A ciudades no zonificadas a tal punto que separe los lugares donde vivimos, de los lugares donde compramos, de los lugares donde se trabaja, de los lugares en que se disfruta. La condición de falta de apropiación aumenta la inseguridad. La ciudad del siglo XXI en un contexto de financiarización del mercado de suelo, implica cada vez más terrenos vacantes y viviendas en desuso. El estudio Lineamientos Estratégicos para la Gestión Metropolitana de Tucumán (OFUT, DAMI, 2016) da cuenta de que el 20% de la expansión metropolitana entre 1989 y 2015 corresponde a vacíos urbanos.

¿Caminamos más distancias para llegar a una parada con mayor movimiento? ¿Cuántas otras para no pasar por aquellos donde podemos escuchar un comentario reiterado sobre cómo nos vemos o lo que podrían hacer con nosotras? ¿Cuántas veces pensamos en cómo nos vestimos en función del lugar a donde vamos? Iniciativas exitosas plantean cinco cuestiones a tener en cuenta hacia ciudades seguras: que una persona pueda ver y ser vista, oír y ser oída, poder pedir auxilio, estar en lugares limpios y acogedores, saber donde está y a dónde va.

Una ciudad con ojos de la calle será una ciudad que otorgue mayor sentido de pertenencia a quienes viven en ella, mayor participación de la ciudadanía, mayor diversidad.

¿Nuestro desafío? Construir más experiencia, más conocimiento, más democracia. A ello se dirigen diferentes iniciativas desarrolladas en el marco de la línea de investigación, docencia y articulación interinstitucional.

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