Los niños y los adolescentes frente a las redes sociales

Los niños y los adolescentes frente a las redes sociales

Frente a adultos que pueden pasar la mitad de su tiempo libre delante de un teléfono móvil, los más pequeños replican conductas que, muchas veces, son difíciles de manejar puertas adentro.

COMUNICACIÓN. Los niños y adolescentes se comunican y se expresan a través de las redes sociales. COMUNICACIÓN. Los niños y adolescentes se comunican y se expresan a través de las redes sociales. ARCHIVO LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

Suena el despertador y lo primero que hacen es mirar o pedir una pantalla. La del celular o la de la tablet es el primer contacto entre los niños y adolescentes con las redes sociales, un espacio casi innato para los millennialls de la casa.

Acostumbrados a relacionarse a través de un mensaje o una foto, encuentran allí un espacio de libertad, en el que no sólo desarrollan un perfil lejos de las miradas de los adultos sino que también buscan el sentido de pertenencia a su grupo.

Son capaces de cruzar todos los límites previos en busca de un like y la vida se desmorona en un instante con un unlike, términos ajenos para millones de padres que no saben qué hacer para no dejarlos solos frente a un espacio que, para ellos, es casi natural, pero que los exacerba.

Frente a adultos que pueden pasar la mitad de su tiempo libre delante de un teléfono móvil, los niños y los adolescentes replican conductas que, muchas veces, son difíciles de manejar puertas adentro.

A diario, los niños y los adolescentes se desenvuelven en las redes sociales en busca de popularidad, término que hace apenas unas décadas se conseguía a través de la televisión, hoy están al alcance de la mano: en una pantalla.

Mientras sus padres crecieron atravesados por Facebook, los niños y los preadolescentes pasan sus horas navegando en YouTube y compartiendo sucesos cotidianos en Instagram que, en su cosmovisión del mundo, son apenas accesibles para su grupo de amigos.

Sin embargo, en las redes sociales los límites desaparecen y, sin la noción plena de su alcance, los niños y los jóvenes exponen sus vidas ante una audiencia cuasi ilimitada.

Así, a diario, crecen las audiencias y la popularidad de los youtubers, esas estrellas efímeras frente a las que los chicos pueden pasar horas.

No importa la edad que tengan. Hay canales sobre juguetes, videojuegos, televisión, manualidades, música o, simplemente, el hábito diario de ser un adolescente.

Alejados generacionalmente de sus padres, muchos niños y jóvenes ya reemplazaron los hábitos de socialización, que habitualmente los encontraban en las aulas y las plazas.

Es por eso que padres y docentes se enfrentan, desde hace tiempo, al desafío de formar a los jóvenes de la “era digital”, que nacieron con una pantalla en la mano y con acceso ilimitado a internet.

La tarea puede no resultar sencilla. Las obligaciones pueden ser la excusa ideal para dejar de acompañar a los chicos de la casa, que se exponen todo el tiempo a la mirada y a la aprobación de miles.

Forjar una conducta en las redes sociales ya trascendió el ámbito privado y, son los adultos, los que deberán actuar para guiar los pasos de los más jóvenes.

Acompañar a los más chicos

El uso responsable puede ser incentivado por los padres

- Compartir el tiempo libre ayudará a los padres a conocer en qué ámbitos se desenvuelven sus hijos.

- Establecer horarios para la utilización de dispositivos y para el consumo de redes sociales. El uso indiscriminado puede llegar a distorsionar la percepción sobre la vida virtual de muchos niños y adolescentes.

- La intervención de los adultos permitirá establecer pautas claras sobre el uso de internet, los teléfonos móviles y las consolas de videojuegos, en donde los más jóvenes suelen establecer sus relaciones virtuales.

- Fomentar los espacios para la discusión sobre sus desempeños en las redes brindará herramientas para el diálogo y el asesoramiento por parte de los adultos.

- Recomendar que eviten la publicación de información privada los preservará de revelar su intimidad ante una audiencia ilimitada.

- Marcar límites sobre la vida privada de terceros.

- Dentro de las aulas serán los docentes los que deberán ensamblar el uso de las nuevas tecnologías y los dispositivos a las actividades educativas, poniendo énfasis en los debates que se pueden iniciar a partir de las inquietudes de los jóvenes.

- Educarlos sobre casos de ciberbullying (acoso a terceros en las redes sociales).

- Evitar el uso desmedido de celulares y tablets repercutirá en la capacidad de atención de los alumnos, que a menudo están habituados a desarrollar más de una actividad a la vez, como por ejemplo hacer las tareas con una pantalla al lado.

- Fortalecer un código de convivencia, dentro del hogar y del aula, permitirá establecer cuándo, cómo y dónde utilizar adecuadamente las redes sociales.

Nativos digitales

Entretenimiento

Desde que aprenden a manipular objetos, los niños lo hacen con una pantalla táctil en sus manos conectada a internet. Es por eso que desde muy pequeños se informan, leen, hacen la tarea, escuchan música, ven películas, aprenden, miran televisión, juegan, toman fotos, se comunican y se relacionan con los demás por intermedio de las redes sociales. El portal de videos YouTube y la plataforma de contenidos audiovisual Netflix son las más usadas por los más pequeños, que suelen dedicarles la mayor parte de su tiempo libre.

100% sociales

En busca de un modelo a seguir

Con un celular en la mano y sin sus padres alrededor, los adolescentes buscan ser populares en las redes sociales. Gustar y sentirse aceptados por los demás los puede llevar a publicar fotos y videos en YouTube, en Instagram y en Snapchat, tres de las plataformas más elegidas. A partir de la suma de posteos construyen una identidad que, en muchos casos, se parece más a lo que desean. Es ahí en donde se desplazan los límites sobre los privado y lo público. Además, sus ídolos juveniles (cantantes o deportistas) son sus modelos a seguir.  

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