Sin respuestas

La realidad llegó acompañada por una dolorosa imagen que dio vuelta todo el país. Un comerciante de San José no tuvo problemas en mostrarles a los tucumanos cómo se armaba para protegerse en ese descuidado barrio de Yerba Buena. El caso de Rodolfo Monetti generó una enorme polémica porque los penalistas consultados dijeron que el dueño de la distribuidora no estaba cometiendo ningún delito y que esa conducta fue motivada por una sola razón: buscaba protegerse porque el Estado no estaba cumpliendo con su parte. La Policía constató que tenía los papeles en orden, pero le pidieron que se desarme con la promesa de que intensificarían los controles en el barrio.

La fuerza no tuvo o no supo reaccionar de la misma manera para atender otros casos. El 5 de septiembre, Marcelo observó desde el balcón de su casa cómo su esposa era herida de un balazo por un motochorro que quiso robarle el celular. El hecho se produjo en la puerta de la escuela Manuel Lizondo Borda, ubicada a escasos metros de la esquina de Pueyrredón y avenida Roca. El testigo, que pidió en esos días que no se publicara su apellido por temor a sufrir represalias, había advertido que en cualquier momento pasaría algo mucho más grave, ya que los robos eran permanentes y que pese a los numerosos reclamos que habían realizado, no contaban con presencia policial. Nadie lo escuchó. Tres semanas después, en ese lugar, al menos dos jóvenes mataron a fierrazos a Benjamín Sotomayor, sereno del establecimiento educativo, para robarle la billetera donde solo tenía guardada la tarjeta Ciudadana.

El martes por la noche dos familias del barrio La Costanera dirimieron sus diferencias a tiros. Beatriz Emilia Salas murió al recibir un disparo y también resultó herido Raúl Darío Soria. En el velorio, los parientes de la víctima le anunciaron a LA GACETA que eso no quedaría así. Nadie leyó el mensaje. Y, menos de 48 horas después de haberse producido esa advertencia, desconocidos quemaron la casa de los supuestos homicidas. Otro dato: esta increíble historia se produjo en uno de los barrios adonde el Ministerio de Seguridad envió policías para estar en contacto con los vecinos y evitar que se produzca este tipo de hechos de violencia.

Cifras que asustan

En la provincia, en lo que va del año, se produjeron al menos 84 homicidios, según los casos publicados por LA GACETA. Están lejos (pero no tanto) de los 122 que registró la Nación en su informe de todo 2017. Del número parcial de crímenes ocurridos durante 2018, se desprende que al menos 26 fueron en situación de robo, es decir, murieron las víctimas del delito, los victimarios o terceros que nada tenían que ver con el hecho. Esa estadística, que representa más del doble de los casos que ocurrieron el año pasado, habla a las claras de que la inseguridad se está adueñando de las calles. No se trata de una sensación, sino de una dura realidad. Los otros móviles serían: violencia familiar (21), violencia intravecinal (14), peleas por drogas (14), ajuste de cuentas (3), exceso policial, justicia por mano propia y policías abatidos (2).

Más de 10 personas fallecieron en lo que va del año en hechos vinculados a robos de motos. A esa lista la integran víctimas o victimarios. Oficialmente se informó que en el primer semestre se denunciaron nueve sustracciones de esos rodados por día. Se puede estimar que en lo que va del año se sustrajeron casi 2.000, poco menos del 10% de las que se patentaron hasta ese mes en la provincia, según la División Motos de Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara). Pero hasta el momento no se sabe si hay bandas dedicadas a conseguir este tipo de botín o si son meros oportunistas que las buscan para delinquir.

Los tucumanos quedaron horrorizados porque en el último fin de semana se registraron cinco homicidios. No analizaron, por ejemplo, que todas esas personas murieron por el uso de armas de fuego. Tampoco se sabe cuántas armas hay en la calle y, mucho menos, cuál es su origen. Mientras los funcionarios siguen sin poder responder esas preguntas, la escalada de violencia continúa creciendo en la provincia.

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