Postergada recuperación de la Sociedad Sarmiento

Postergada recuperación de la Sociedad Sarmiento

En 1994, la Unesco expresó en un manifiesto su fe en la biblioteca pública como fuerza viva de educación, cultura e información y como agente esencial de fomento de la paz y los valores espirituales en la mente del ser humano. A más de 20 años de esa declaración, estas instituciones nobles han quedado paralizadas en el tiempo en su gran mayoría o han quedado rezagadas por las nuevas costumbres que ha impuesto la tecnología.

Durante décadas fue uno de los motores de la cultura tucumana. La Sociedad Sarmiento, sita en Congreso 65, ha ido perdiendo presencia en la comunidad, a veces alguna caída de mampostería la saca del letargo público, pero luego retorna a su sosiego. El auditorio en donde conferenciaron destacadas personalidades, y se escucharon memorables conciertos, permanece clausurado desde hace años.

Creada el 17 de junio de 1882 y diseñada por Domingo Selva, mentor también de la Casa de Gobierno, la institución, cuya sede actual data de 1906, posee un rico pasado; desde su nacimiento, se convirtió rápidamente en un lugar de encuentro y de producción de los intelectuales. En octubre de 1916, brindó allí una conferencia el filósofo español José Ortega y Gasset, y en 1931 ofreció un concierto el gran pianista Arthur Rubinstein. También pasaron por su auditorio Ramón del Valle Inclán, Georges Clemenceau, Leopoldo Lugones, Alfonsina Storni, Ricardo Rojas. En 1906, Juan B. Terán, por entonces presidente de la entidad, diseñó el sueño de que Tucumán tuviese una universidad propia. La entidad se convirtió rápidamente en un lugar de encuentro y de producción de los intelectuales.

En 1995, su biblioteca, fundada por Emilio Carmona, contaba con 65.184 libros.

En 2006, la Universidad Nacional de Tucumán firmó un convenio por el que se comprometía a restaurar el inmueble, y a colaborar en el mantenimiento del fondo bibliográfico. La Sociedad Sarmiento conservaba el usufructo, y en caso de desaparecer cedía la propiedad del inmueble que pasaría a la UNT, así como su patrimonio.

En 2014 se elaboró un anteproyecto que contemplaba la restauración del edificio, así como un inventario, la catalogación y digitalización de los libros, que fue presentado al Ente del Bicentenario. Un miembro de ese organismo dijo que la refacción estaba sujeta al envío de fondos nacionales. No hubo luego ninguna respuesta.

La Sociedad Sarmiento ha ido perdiendo presencia en nuestro medio. Las ayudas económicas insuficientes, la falta de actualización y de informatización, el mal estado de parte de sus instalaciones, la disminución de socios, la escasez de empleados han profundizado su declinación.

En alguna ocasión, hemos sugerido que la entidad podría tener una página Web y pudiese estar interconectada con otras instituciones nacionales e internacionales, para intercambios, crear una base de datos. Se podría convocar para ello a estudiantes avanzados de informática, que hicieran tarea como parte de sus prácticas; se podría instalar un bar como una atracción para que la gente ingrese a la entidad y se familiarice con su patrimonio. La UNT podría solicitar a los gobiernos provincial y municipal, a las empresas, que hicieran un aporte para poner en valor esta institución. Entre todos, se podría devolverle la vida a esta institución que fue señera en Tucumán.

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