La amenaza creciente de la violencia en las escuelas

La amenaza creciente de la violencia en las escuelas

29 Septiembre 2018

Por César Chelala.-

“Mi gran desafío es cómo instalar un sentido moral en mis alumnos”, me manifiesta Eloísa Delmonte, una profesora de escuela secundaria en Gualeguay, Entre Ríos.

“Ayer, por ejemplo”, me dice la docente, “lo recriminé a un alumno porque había llegado tarde a clase. El se disculpó pero me dijo que mientras él se despierta todos los días a las 7 de la mañana, un chico vecino suyo se levanta de la cama a mediodía, luce las ropas más caras y se da con todos los gustos. ¿Cómo lo hace? Muy sencillo, robando”.

Ese fenómeno de la delincuencia no está muy separado del de la violencia entre los jóvenes, que se da tanto en las escuelas como fuera de ellas. Un informe reciente de Unicef, “Una lección diaria: Acabar con la violencia en las escuelas #EndViolence”, da cifras preocupantes. A nivel mundial, casi la mitad de los estudiantes de entre 13 y 15 años (alrededor de 150 millones) sufren violencia entre los compañeros de escuela. Para muchos, la escuela no es ya el lugar donde estudiar y crecer en paz, sino un ámbito de confrontaciones y peligro.

Un informe de la Oficina del Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la violencia contra los niños describe cuatro formas principales de violencia en las escuelas: el acoso, la violencia física, la violencia psicológica y la violencia que incluye una dimensión ajena a la escuela como ser la relacionada con la cultura de las bandas.

El fenómeno del bullying, que tantas víctimas causa a nivel mundial, y la violencia sexual tienen características incluidas en esta clasificación. Un estudio llevado a cabo en México en 2013 mostró que el 7 por ciento de los niños y el 5 por ciento de las niñas que cursaba la escuela secundaria dijeron haber sufrido insultos de carácter sexual por parte de sus compañeros. Un porcentaje menor declaró que se les había forzado a mantener conductas de carácter sexual.

Causas

Hay numerosas causas que explican el auge actual de la violencia, tanto en las escuelas como fuera de ellas. Entre las causas más tradicionales están la pobreza, las marcadas desigualdades económicas y sociales y las vulnerabilidad creada por los procesos de migración, particularmente cuando ésta es forzada.

Entre los fenómenos causales más recientes se encuentra la diseminación masiva de las drogas, que crea en las escuelas ambientes totalmente nocivos para el crecimiento y la educación de los niños. Relacionado con el problema de las drogas están las bandas juveniles, llamadas “maras’ en los países centroamericanos, que actúan no sólo en esos países sino también en los Estados Unidos.

“Muchas veces las escuelas están detrás de los cambios sociales que influyen sobre la violencia”, me dice la Profesora Delmonte. Además, está apareciendo un fenómeno nuevo, como es la gran popularidad de los youtubers, los que muchas veces actúan como modelos de conductas negativas entre los niños en las edades más susceptibles. “Tampoco hay que olvidar”, dice Delmonte, “que hay dos violencias: la general y la de género, y que las dos son igualmente terribles”.

No hay que descartar la influencia de la atmósfera que los niños viven en sus hogares. Ellos imitan las conductas que ven cotidianamente. Por ello, hogares violentos crían niños violentos, los que luego serán adolescentes y adultos violentos.

A estos fenómenos se añade ahora el problema del “ciberacoso”, definido por el Centro de Investigación de ciberacoso como “un daño intencionado y repetido perpetrado a través de ordenadores, teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos”. Se ha demostrado que las víctimas que sufren de esta modalidad son más propensas a consumir alcohol y drogas y a ausentarse de la escuela.

Consecuencias

Hay una amplia gama de consecuencias negativas como resultado de la violencia en las escuelas. Ellas incluyen lesiones corporales y psicológicas que pueden conducir a la ansiedad, la depresión y aún el suicidio. Además, mientras a corto plazo se afecta el rendimiento académico de los estudiantes, a largo plazo se afecta su calidad de vida.

Los días ausentes de la escuela inciden también en la calidad de su educación. Un estudio en El Salvador, mostró que el 23 por ciento de los estudiantes de entre 13 y 15 años declaraban que en el último mes del estudio se habían ausentado de la escuela uno o más días, sólo por motivos de seguridad.

Los niños afectados por el fenómeno del bullying y del ciberacoso quedan muchas veces con secuelas psicológicas serias que llevan a una disminución marcada de su autoestima y que llevan a muchos de ellos a quitarse la vida. En otros casos, niños víctimas de la violencia se hacen adictos al alcohol y a las drogas.

Cómo tratar el problema de la violencia en los niños y adolescentes

Algunos expertos consideran a la violencia en las escuelas –que incluye también el fenómeno creciente de la violencia contra los maestros- como un problema de salud pública. Es por ello que el Centrol de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), usa el siguiente protocolo para solucionar este tipo de problemas. Consiste de 4 etapas: 1) Definir del problema. 2) Identificar los factores protectivos y de riesgo. 3) Desarrollar y probar de estrategias de prevención. 4) Asegurar la adopción masiva de este modelo.

Una de las dificultades en el tratamiento de este problema es la falta de estadísticas confiables y actualizadas, de modo que este debe ser el primer paso en vistas a resolver el problema. Además, muchos países carecen de legislación que proteja a niños víctimas de violencia, lo que requiere actualizar la legislación pertinente relacionada con este fenómeno.

Es necesario que tanto los padres, como los maestros y las organizaciones comunitarias actúen coordinadamente para difundir y tratar de buscar los mecanismos más adecuados para prevenir y enfrentar este problema. Sólo cuando todas las partes interesadas actúen de esa forma será posible resolverlo.

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