El vicepresidente de la UAR comentó los cambios en el calendario 2019

El vicepresidente de la UAR comentó los cambios en el calendario 2019

A prueba y error.

DESGASTE. “Las exigencias del rugby actual provocan un desgaste mucho mayor al de otros tiempos”, asegura Travaglini. la gaceta / foto de franco vera (archivo) DESGASTE. “Las exigencias del rugby actual provocan un desgaste mucho mayor al de otros tiempos”, asegura Travaglini. la gaceta / foto de franco vera (archivo)

Desde hace tiempo ya que el rugby argentino navega por aguas de transición en busca de un horizonte más estable, y todo parece indicar que esa búsqueda continuará en los próximos años. La decisión de “suspender” -o mejor dicho, eliminar hasta nuevo aviso- el Campeonato Argentino de Mayores fue sólo el principio de una batería de cambios que se plantea la Unión Argentina de Rugby para el futuro cercano en materia de competencia interna, y que repercuten directamente en la del NOA. LG Deportiva dialogó al respecto con Gabriel Travaglini, vicepresidente de la UAR, que hace algunos días visitó Tucumán junto a un grupo de representantes de la entidad madre para una charla informativa con el Consejo Directivo de la Unión de Rugby de Tucumán. Reunión en la que, dicho sea de paso, no se le dio participación ni a la Comisión de Competencias de la URT (que se ocupa de planificar los torneos) ni a la Secretaría Técnica (que pergeña y propone modelos de competencia en busca de mejorar el juego). Insólito, pero real.

“Desde que asumió este nuevo Consejo UAR y se armó la nueva Comisión de Competencias, se empezó a trabajar en la nueva estructuración de la competencia teniendo en cuenta ciertos criterios”, comenta Travaglini. “El primero era tratar de cuidar la integridad de los jugadores. No queremos que jueguen más de 30 partidos oficiales al año. Actualmente, el ritmo del juego y la exigencia de los entrenamientos son mucho más altos de lo que eran hace 20 o 30 años, y provocan un desgaste físico mucho mayor”, advierte.

Las otras dos premisas, asegura Travaglini, son tratar de achicar las distancias y buscar la nivelación deportiva. “Sobre lo primero, en las estadísticas que llevamos, observamos que hubo clubes que tuvieron que trasladarse más de 2.000 kilómetros para jugar un partido y después volver. Y sobre lo segundo, la idea es tratar de evitar los resultados muy abultados entre equipos de diferente nivel. No le sirven a nadie: ni al que gana ni al que pierde. Comerte 70 u 80 puntos te saca hasta las ganas de jugar”, grafica el ex octavo del CASI.

Cambios

Uno de los cambios más significativos será la reducción del Nacional de Clubes -pasará de nueve fechas a seis, con una fase clasificatoria a una sola rueda- y su desplazamiento a final de la temporada. “Ya desde el año pasado existía el compromiso de acortar el Nacional, lo que se implementará a partir del año que viene. Sobre esa base, lo que tratamos de hacer es consensuar para que todos los torneos locales de las uniones se disputen en el mismo período; esto es, entre el 1 de marzo y mediados de octubre. A partir de entonces, se jugaría el Nacional de Clubes de seis fechas hasta mediados de noviembre”, anticipa Travaglini.

El objetivo de ese enroque es, insiste el dirigente, favorecer el nivel de juego y la integridad física de los jugadores. “Este año, como hasta ahora, se va a terminar a fines de noviembre y después viene el Seven de la República. Además, teniendo el Nacional a principios de año, los clubes empiezan antes la pretemporada y el mayor ritmo de juego se da en los primeros meses, por lo que los jugadores llegan con ciertos desgaste al inicio de sus torneos locales. Ahora, al pasar el Nacional a fin de año, los jugadores ya habrán transitado sus torneos locales y si llegan cansados o no, ya dependerá de su preparación física y de la rotación que hayan tenido en sus planteles. La idea es que, al terminar a mediados de noviembre, los jugadores tengan un mes y medio para descansar del rugby y recuperarse como es debido antes de encarar una nueva pretemporada”, analiza.

De todos modos, Travaglini admite que se trata de cambios sujetos a prueba y error. “Sobre el papel o en una planilla de Excel, luce fantástico. Ahora hay que ver cómo funciona, y sobre esa base veremos si hay que corregir o no. Pero para saber, primero tenemos que probar”.

Comentarios