Basura: hay más sanciones, pero no alcanza para tener una ciudad limpia

Basura: hay más sanciones, pero no alcanza para tener una ciudad limpia

Los funcionarios aseguran que libran una batalla contra la falta de cultura. Concientización desde la escuela: ¿por qué generamos tantos residuos?

INCONDUCTA. En materia de educación ambiental, cambiar la cabeza del vecino es lo que más cuesta. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO. INCONDUCTA. En materia de educación ambiental, cambiar la cabeza del vecino es lo que más cuesta. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.

La basura molesta. Hay que sacársela de encima cuanto antes. No importa cómo ni dónde. Ni a qué hora pasa el camión recolector. Si es en una plaza o si hay una escuela cerca.

El lunes los tucumanos nos despertamos con las imágenes de un vecino descargando desechos en la remozada plaza Alberdi. Y estalló la furia. Lo más preocupante, según las autoridades que multaron al infractor, es que no fue un hecho aislado. Ocurre en la gran mayoría de los barrios y en pleno centro. Pese a que la Municipalidad ha incrementado los controles y logró disminuir la cantidad de vaciaderos clandestinos, las multas son muy pocas en comparación con lo que realmente ocurre.

Los expertos coinciden en que la falta de cultura es determinante. Pero también aparecen otros factores: hay escasa educación ambiental, no hay medidas que alienten a generar menos residuos, los controles y penalidades son insuficientes, y tampoco hay conciencia de que el espacio público nos pertenece a todos y debemos cuidarlo. Eso, aunque haya un número telefónico -el 0800-555-8090- para la recolección de residuos no habituales.

Basta recorrer algunos puntos de la ciudad para verificarlo. En el barrio El Parque, al este de la capital, nadie se sorprende al ver un carrito tracción a sangre preguntando a los vecinos si se lleva los residuos que están en las puertas de las casas. A pocos metros de la autopista, cerca del mediodía del jueves, el hombre que conduce ese rodado descarga ramas, escombros y montículos de césped en una especie de vaciadero clandestino que se ha formado hace ya varios años. “Yo recojo lo que no levanta el camión de la basura. Es cierto que mucha gente aprovecha este lugar para tirar de todo. Lo mismo hacen en los canales; yo no hago eso”, aclara el carrero, que no quiere dar su nombre, porque está desempleado y este es el único ingreso económico que tiene.

“La gente saca la basura fuera de hora y en lugar de dejarla en su vereda la tira en esta esquina. Es un asco. Hay desde pañales hasta restos de comida. En verano el olor en casa es insoportable”, se queja Lidia Romano. Ella es almacenera y vive en San Cayetano, donde hay varios microbasurales clandestinos. Los vecinos hicieron denuncias y la Municipalidad envió contenedores en los lugares donde la gente arrojaba residuos. Pero para sorpresa de todos, personas desconocidas los incendiaron.

En el barrio Oeste II no prenden fuego estos recipientes que poseen 1.000 litros de capacidad. Sin embargo, en muchas esquinas parecen estar de adorno. En su interior no hay ni un papelito, pero están rodeados de bolsas con desperdicios. “¿Por qué dejan la basura afuera? Es incomprensible. Se creen pícaros. Otra cosa: por más que en la Municipalidad nos aclararon que aquí debíamos tirar los residuos domiciliarios, a veces los encontrás llenos de madera o de escombros. Una vez hasta tiraron ahí adentro una valija enorme. La falta de cultura ciudadana es enorme”, protesta María del Carmen Garbero, que vive en la zona y además posee una tienda de ropa.

Multas

Carlos Arnedo, secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad capitalina, sostiene que liberan una batalla cultural por la cuestión de la basura. Una lucha que no reconoce clases sociales, aclara. “Un alto porcentaje de la sociedad no colabora con la higiene de la ciudad. Unas 600 personas (entre empleados municipales y de la empresa 9 de Julio) limpian a diario los espacios públicos y no dan abasto”, explica.

Hasta el año pasado, describe, en la ciudad había 171 basurales clandestinos y hoy quedan 46. “Para desarticularlos repartimos 550 contenedores de distintos tamaños. En algunos lugares, la medida sirvió; en otros, no hubo caso”, admite.

Además del mal olor y la degradación estética, la acumulación de basura tiene otros efectos concretos: es un peligro para la salud de quienes viven cerca y también los residuos sueltos probablemente vayan a tapar las alcantarillas y luego generarán inundaciones.

La zona comercial también es un dolor de cabeza, dice. Quienes tienen negocios deberían empadronarse para que la empresa 9 de Julio les retire los desechos. Sin embargo, a nadie le llama la atención ver las peatonales repletas de cartones y los contenedores desbordados.

Este año aumentó un 20% la cantidad de multas a quienes arrojan basura en la vía pública. No obstante, la cifra de infracciones es mínima en comparación a lo que realmente sucede, confiesa Arnedo. “Es difícil de sancionar; necesitaríamos poner un policía en cada microbasural”, resalta. En julio de este año, de un total 325 infracciones que se labraron en relación a la higiene urbana, 30 son por la basura (el 9% del total). En agosto, se hicieron 490 multas, de las cuales 70 son por incumplir las normas que hablan de residuos (14% del total). Además, en los últimos meses se secuestraron unos 500 vehículos por arrojar desperdicios en la vía pública.

Si bien penalizar estas malas costumbres es bueno, según el funcionario, reducir la cantidad de basura que se genera en la urbe es fundamental. En la actualidad, en la ciudad se levantan entre 750 y 800 toneladas de desperdicios por día (equivale a 114 camiones recolectores repletos).

En 2009, la cifra era de 400 toneladas diarias. ¿Por qué aumentó al doble la cantidad de basura que tiramos? La ciudad creció y también el consumo de productos que se venden empaquetados, en latas y en botellas, por ejemplo. Todo eso que sobra va directo al basurero. El 40% podría reciclarse. Pero se hace muy poco. No es fácil hacerse cargo, cambiar la cultura del vecino. Cuando algo ya no le sirve, necesita sacárselo de encima como sea. Sin importarle el otro. Sin la conciencia de que la ciudad más limpia no es aquella que más se barre sino la que menos se ensucia.

> Cifras
- 66
Multas se hicieron por tener basura en la vereda fuera del horario permitido
- 4
Infracciones se labraron por arrojar escombros en la vía pública
- 48
Vecinos fueron sancionados por no limpiar y desmalezar sus terrenos.
- 10
Personas fueron multadas por barrer fuera del horario permitido

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