Combo de exportación

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Barros Sosa y Medina, pilares de calidad “purpurada”, en busca de desafíos y experiencias

FUERZA DE CHOQUE. Barros Sosa (28 años, 123 kg.) y Medina (30 años, 117 kg.), una sociedad que juega de memoria en Cardenales o en cualquier lugar del mundo. FUERZA DE CHOQUE. Barros Sosa (28 años, 123 kg.) y Medina (30 años, 117 kg.), una sociedad que juega de memoria en Cardenales o en cualquier lugar del mundo.
12 Septiembre 2018

Una de las consecuencias de la globalización del rugby es que hoy en día los jugadores argentinos pueden plantearse con mayor frecuencia que antes la posibilidad de vivir experiencias rugbísticas en destinos que antes parecían muy lejanos e inalcanzables. Por caso, Nueva Zelanda, que en los últimos años ha estrechado lazos con el rugby argentino a partir de la participación de Los Pumas en el Rugby Championship y de los Jaguares en el Súper Rugby.

Hacia allí fueron Carlos Barros Sosa y Rubén Medina, pilares de Cardenales, con el propósito de conocer una cultura muy diferente, hasta en la manera de vivir el rugby. Llegaron el año pasado a la nación de los míticos All Blacks, aunque por separado: Carlos -más conocido como “Copy” tenía por destino la ciudad de Waitakere, mientras que Rubén tenía una oferta desde Hamilton. “El presidente del club al que iba yo supo lo de Rubén y le pareció buena la idea de tener a dos amigos en el equipo, porque nos conocemos bien en el juego y la convivencia iba a ser más fácil que con el francés con el que iba a sumarme al principio”, cuenta “Copy”.

Y es que se trata de una sociedad de hecho que viene ya desde Silvano Bores al 800. “En los viajes del club siempre nos toca ir juntos con ‘Copy’. Es un tira y afloja, porque no se puede coincidir en todo. Pero ahora es más fácil”, describe los términos del dúo Rubén, que habla poco y nada y prefiere dejar el relato en manos de su amigo y socio del scrum.

Ahí está el detalle

Salvo por las complicaciones lógicas del idioma -no es el inglés más claro del mundo y también se habla samoano-, Barros Sosa asegura que no hubo conflicto entre la tucumanidad de ambos y el ritmo de vida de una sociedad mucho más tranquila. Donde sí hubo shock fue en lo rugbístico: habituados a formar parte de la fuerza de choque de los “purpurados”, se encontraron con un paisaje mucho más técnico. “Es distinto, le dan más prioridad al juego y no tanto a las formaciones, así que se corre mucho y es muy físico. Durante la semana se le da mucha importancia a las destrezas individuales: pases, posturas, patadas, etcétera”, enumera “Copy”, quien fue llamado al preseleccionado de Auckland para jugar la liga neozelandesa. “Cuando me tocó entrenar ahí era todavía más detallista todo: desde cómo ponés las manos al levantarte, cómo caer para estorbar al otro levantador, cómo poner las manos al finalizar un pase y cosas así. Detalles puros”, traza un panorama el pilar.

Tras un breve regreso a Tucumán, al combo “purpurado” ahora lo esperan en Santander, España. Más precisamente en Independiente Rugby Club, de la Primera División, que pretende sumarle potencia a su primera línea con pilares de calidad tucumana. “El contacto nos llegó por un amigo de Tucumán Rugby, Matías Sonzogni, que hoy está en Escocia. Al entrenador también le pareció conveniente contar con dos amigos que jugaran de memoria. Así que ahí vamos, con la esperanza de vivir otra buena experiencia y de conocer una cultura más”, cierra “Copy”.

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