11 Septiembre 2018
FELIZ DÍA. Docentes de una escuela rural junto a sus alumnos FOTO CAPTURA DE VIDEO.
El trabajo del docente rural arranca un lunes y termina un viernes, con las noches incluidas dentro del cronograma. Empieza con un "buen día" y termina con un beso en la frente de cada alumno. Así lo describieron las maestras que forman parte de la escuela José Ignacio Murga y hablaron sobre lo que significa para ellos esa experiencia.
"Este trabajo es lo que siempre quise, porque vengo de una escuela rural. Cada buen ánimo con el que nos levantaban hizo que yo creciera con esa vocación", dijo Mariela Figueora, maestra del nivel inicial.
La maestra contó que los niños, a pesar de que tienen que levantarse dos horas antes para poder llegar a estudiar a horario, le dicen que no ven las horas de que sea un nuevo día para volver a la escuela.
Por su parte, la directora con grado a cargo, Alicia Frías, manifestó que se genera una relación muy íntima entre el docente y los niños. "Además de enseñarles, llegamos a su corazón y ellos al nuestro".
"Los chicos tienen el derecho de concurrir a una escuela. Cada uno viene acá con un sueño", sentenció Figueroa.
Adriana Orellana, maestra de 1° ciclo, dijo que a los maestros los llena ver cuando algo les sale bien y lo celebran todos juntos.
"Las experiencias que ellos viven acá no las tiene nadie. Están en un albergue viviendo con todos los compañeros, haciendo travesuras de niños juntos", manifestó
"Sueño con que venga un alumno y me diga: seño soy docente", cerró Figueroa.
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