Cartas de lectores
11 Septiembre 2018

Día del maestro

No es casual que, en estos últimos años, muchas escuelas ubicadas en diversos lugares o parajes del territorio provincial estén celebrando sus 100 años de existencia. Por ello, cabe recordar que en el período 1913-1917 -presidencia de don Hipólito Irigoyen y que en el orden provincial gobernaron Ernesto E. Padilla y Juan B. Bascary-, se trazó un plan nacional superando las turbulencias políticas de esos tiempos y se radicaron numerosas escuelas a lo largo y ancho del país. En este caso, en Tucumán se construyeron locales similares en Choromoro, Burruyacu, La Ramada, Tranquitas, El Timbó, Taruca Pampa, Los Ralos y Lapachito, entre otras. Las mismas tenían números de identificación y/o nombres propios; fueron equipadas con bancos de hierro forjado, asientos y pupitres de madera, y con un enlozado escudo nacional en el frente del edificio; en otros casos, se alquilaban casas de familia adecuadas para el funcionamiento, o cedían una habitación o el patio. Cuando uno rememora 100 años de vida de una escuela, esté ubicada donde esté, celebra el inicio del funcionamiento de algo que quizás sea lo más emblemático que posee un lugar. Por esas aulas pasaron generaciones de alumnos y docentes, donde se aprendían, hasta cuarto grado, las primeras letras y a “sacar cuentas con la aritmética”. No debe haber peor cosa que una persona no sepa leer; de evitar esta falencia se encargan desde hace centurias maestros y maestras, a quienes siempre los recordaremos nostálgicamente. En muchos casos, cuando éramos alumnos entre niños y “grandulones” (adolescentes) la llamábamos “la señorita” por su nombre o apodo familiar; a su vez, a las directoras les decíamos “la señora”. ¿Sería por su edad o por su autoridad? Y si le avisábamos a nuestros padres que “la señorita” nos había reprendido y/u “orejeado” o “chuschado” (voz quichua), la reprimenda o castigo en el hogar no se hacía esperar por habernos portado mal en la escuela, todo lo contrario que se evidencia en estos tiempos que corren. Vayan estas líneas como homenaje a todas las maestras y maestros y que “no olviden si alguna vez me equivoco, pues debe saber muy poco aquel que no aprendió nada” (José Hernández).

Ysmael Díaz
Mario Bravo 247
Banda del Río Salí

Día del maestro II

Hace poco recibí en mi correo electrónico una carta escrita en francés. Entró como spam, o sea correo no deseado, pero igualmente la traduje y leí el mensaje. La misma contenía un saludo de inicio, una invitación a ser amigos y otro saludo de despedida. Aunque suelo desconfiar de este tipo de correos, porque son a través de los mismos que actúan los delincuentes informáticos, confieso que lo que escribió la remitente me conmovió. Dijo “es bueno en la vida de un ser humano tener una nueva amistad”. La frase me sonó tan tierna y delicada, que dispuse compartirla a través del diario. En el Día del Maestro, los invito a ellos y a los padres de los niños, a reflexionar sobre la profundidad de la frase que sería bueno difundirla y hacerla práctica. Quizás, ampliándoles el horizonte de sus vidas, dejemos de escucharlos alegrarse porque no hay clases, o festejar que sus padres les regalaron por su cumpleaños la ausencia a la escuela.

Daniel E. Chávez

Crisis en la UNT

El derecho que todo ser humano tiene de reclamar aquello que considere justo no será cuestionado por nadie. Y menos aun cuando se trate de temas donde se encuentren condicionadas las garantías para convivir en una sociedad. Una sociedad que se asiente en principios constitucionales proclamados por la gran mayoría de los países. Derechos, obligaciones y garantías: derechos que podemos reclamar, obligaciones que debemos cumplir y garantías que debemos demandar. Y dentro de esa dinámica es donde surgen los conflictos, que se refieren a la oposición o desacuerdo entre personas o cosas. Iniciamos la sexta semana de ausencia de los alumnos en las aulas de las Escuelas Experimentales de la UNT. El motivo, justificado. El modo, cuestionado. Hablar de una indeterminación en el tiempo demanda una reflexión. Reflexión de aquellos que toman una medida, y reflexión de aquellos que acompañan la medida. Señoras y señores docentes: nuevamente nos dirigimos como padres de alumnos que cursan la primera y la secundaria en esas unidades educativas. Transcurre la sexta semana de paro. Llamamos a su sensibilidad. Exhortamos a su buen juicio, como miembros de una misma sociedad amenazada, permanentemente, por el colapso, el olvido, la resignación, la angustia. Donde nos cuesta hallar el tiempo y el espacio para generar un diálogo sincero, nos moviliza como padres a velar por nuestros hijos en su estado de mayor vulnerabilidad. Apelamos a su buena voluntad para que durante el tiempo que resta transcurrir hasta que consideren que su reclamo sea atendido, propongan alguna alternativa para que los niños y niñas puedan reencontrarse con el saber y el conocimiento que cada escuela experimental debe impartir. No solicitamos que resignen su lucha. Solicitamos que, ante las sucesivas luchas puedan proponer un plan de contingencia que se elabore desde este momento y que sea válido para futuros momentos de similares características.

Eva Nicosia y Miguel Ruesjas

Padres de Esc. Experim. en Lucha Autoconvocados

La bolsa y la vida

El Gobierno debe evitar que la devaluación se transforme en una nueva inflación y que esta afecte el salario de los trabajadores” (LA GACETA). La única verdad es la realidad ¿Una timba? La bolsa se imponía a la vida. Los que tenían lebacs, que se emiten en pesos, se habían pasado a dólares de 40 pesos. ¿La vida? Trabajadores y jubilados perdían el equivalente a una semana de sus salarios. Jacques Le Goff, en su libro, “La Bolsa y la Vida”, explica que la “usura constituye de alguna manera el parto del capitalismo” ¿El Banco Central estaba “fogoneando” la bancarrota? ¿Cómo puede ser que el Sr. Caputo, que no fue nombrado por el Senado ni respaldado por ninguna institución, modifique, en tiempo real, el nivel de vida de millones de argentinos? “En un mundo en el que el dinero (nummus en latín, denier en francés) es Dios. En el que el dinero es el vencedor, el dinero es rey, el dinero es soberano (nummus vincit, nummus regnat, nummus imperal) en el que la avaricia, la codicia, pecado burgués del que la usura es más o menos la hija, destrona al principal de los siete pecados capitales, la superbia, el orgullo, pecado feudal, el usurero, especialista en prestar a interés se convierte en un hombre necesario y detestado, poderoso y frágil”. La salida y la vida son de los trabajadores.

Pedro Pablo Verasaluse
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Pérdidas en parques y plazas

El daño que ha sufrido la Ciudad de San Miguel de Tucumán por las pérdidas en el Parque 9 de Julio y otras plazas de nuestra ciudad es irreparable. Ante el silencio de los funcionarios municipales responsables de cuidar el erario, que se niegan a responder nuestros pedidos de informe y/o recepcionar nuestras notas, les pregunto lo siguiente: ¿dónde está la escultura “Meditación”? Los ciudadanos y turistas han perdido la posibilidad de contemplar una escultura traída de Europa por Juan B. Terán en 1926, adquirida en la “Fonderie d’Art du Val d’Osne”, París. Nadie se explica cómo una escultura de más de 100 kilos desaparece como por arte de magia, sin que nadie sepa o vea nada. ¿Dónde están los bancos de hierro, réplica francesa? Los mismos estaban grabados con la inscripción “Parque 9 de Julio” y fueron quitados en su totalidad (se encontraban ubicados bajo pérgolas frente a la Dirección de Espacios Verdes). Según trascendió en una nota publicada por LA GACETA el 22/8, titulada: “La cara oculta del parque 9 de Julio, los rincones que probablemente no conocés”, el director de Obras Públicas de la Municipalidad, al ser consultado por el paradero de los bancos, dijo que los mismos fueron retirados para ser reparados. Ojalá así sea, ya que estos bancos son de hierro fundido, por lo que no hay mucho que reparar; a lo sumo se cambian las maderas como en reiteradas oportunidades se hizo, pero para ello, no hace falta arrancarlos de su base. ¿Qué harán con los faroles que quitaron de la plaza Alberdi? El reciente cambio de luminarias que sufrió este paseo la dejó sin sus históricos faroles, casi contemporáneos a su creación. Los mismos poseen un enorme valor histórico para la ciudad, por lo que su pérdida sería realmente lamentable. Recuérdese que la ciudad es de todos y no es de nadie. Los servidores públicos son simples administradores circunstanciales de la cosa pública, nunca propietarios. Su deber es velar por su cuidado y conservación.

Eduardo Verón

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