Adiós a García Belsunce

Adiós a García Belsunce

Disertó en el ciclo de LA GACETA, en 2007.

CÉSAR GARCÍA BELSUNCE. Una foto del 15 de mayo de 2007, cuando hablaba en el ciclo de conferencias de LA GACETA en el Centro Virla. CÉSAR GARCÍA BELSUNCE. Una foto del 15 de mayo de 2007, cuando hablaba en el ciclo de conferencias de LA GACETA en el Centro Virla.

“Los historiadores tienen una gran responsabilidad social; una conciencia moral aplicada a su ciencia”. El historiador “debe ser un asceta cultural, meta que algunos alcanzan y otros no”. Los “historiadores de profesión hemos incurrido en el pecado de escribir para otros historiadores: no llegamos a la gente, que tiene hambre de historia-relato”. La historia “no da recetas, pero ayuda a comprender”. La historia “no se repite, pero enseña muchas cosas de la realidad de hoy, cuando la interrogamos bien”.

Estos fueron algunos de los conceptos que expuso, el 15 de mayo de 2007, el historiador César García Belsunce en el ciclo de conferencias de LA GACETA. El distinguido académico falleció repentinamente el domingo 19 en Buenos Aires. Nadie notaba los 91 años que tenía, porque actuaba como un joven. Seguía estudiando, seguía escribiendo, dirigía grupos de trabajo, estaba lleno de proyectos.

Abogado y doctor en Historia, profesor universitario, había sido juez de primera instancia y director del Archivo General de la Nación. Desde hace tres décadas era miembro de número de la Academia Nacional de la Historia, que presidió, y pertenecía a los más importantes centros argentinos y extranjeros de la disciplina.

Entre sus muchos y medulosos trabajos, se destacan sobre todo los libros que escribió con Carlos Floria: “Historia de los Argentinos”, en dos tomos; “Historia política de la Argentina contemporánea” y “La Argentina política. Una nación puesta a prueba”. Aparecidos entre 1971 y 2005, siguen siendo asiduamente consultados por el equilibrio de sus tesis. Se preparaba a venir a Tucumán, al Encuentro de Académicos que comienza hoy, como representante de la Union Académique Internationale. El destino dispuso otra cosa, para tristeza de quienes lo conocieron y admiraron.

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