Iniciativas filosóficas para crear espacios de reflexión

Iniciativas filosóficas para crear espacios de reflexión

Se pregunta acerca del porqué de las cosas, del sentido de las conductas humanas y de los hechos que acontecen en la realidad; reflexiona y busca respuestas. Y aunque es también el filo de la sofía porque todo lo abarca, ella estudia también problemas fundamentales relacionados con cuestiones tales como la existencia, el conocimiento, la verdad, la belleza, la mente y el lenguaje. “Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta”, afirmaba Sócrates, mientras que su discípulo Platón sostenía que “la filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser”.

“Meta pensá” es un grupo de egresados de la carrera de Filosofía de la UNT, de entre 25 y 36 años, que son docentes en distintos niveles; y que se han sentido compelidos a hacer filosofía para todos, a hacer circular ideas. Han lanzado talleres itinerantes en lugares no convencionales para que gente de todas las edades pueda pensar su cotidianidad a partir de los problemas filosóficos que se les planteen. El sábado pasado concertaron un encuentro en el piletón del parque Avellaneda.

Según sus integrantes, la intención no es convertirse en el maestro o el referente individual. “Apostamos al diálogo; y queremos ser en tránsito porque buscamos llegar a la mayor cantidad de lugares... Estamos muy interpelados por nuestras prácticas en el aula; nos preocupa la llegada de la filosofía al medio. Y esto de la imagen del filósofo como un ser que se aísla para pensar... el filósofo en soledad tiene una perspectiva especial del problema que se aborda, y que muchas veces no tiene que ver con la experiencia en la vida cotidiana. Lo que nos interesó fue salir a buscar el problema en la experiencia, en el diálogo con otros; porque la soledad nos lleva a percibir un solo punto, un solo enfoque”, señalaron.

La intención de estos docentes es apostar al diálogo, al encuentro con el otro; sacar la filosofía del reservorio institucional con algún tinte elitista, y poner sobre la mesa cómo la cotidianidad está presente en la filosofía. Uno de sus propósitos es devolverle a la comunidad algo de todo lo que nos ha dado la universidad pública y gratuita. “La filosofía cubre un espacio irremplazable. Y, justamente, ante tantos cambios mediáticos, tecnológicos y culturales, es un espacio de reflexión muy íntimo, pero que al mismo tiempo necesita salir al diálogo. Sumado ello a que hay una crisis de las referencias tradicionales”, manifestaron.

En los próximos días, comenzará a funcionar “Filosofites, filosofía con confites”, un taller dirigido a niños, cuya expectativa es que se convierta en un espacio para la reflexión, la curiosidad y el pensamiento creativo.

En esta sociedad, cada vez más consumista, superficial, dominada por la tiranía de los teléfonos móviles y las computadoras, por comunicaciones que a veces incomunican, son saludables estas iniciativas filosóficas que inviten a pensar la cotidianidad, las que cosas que nos preocupan y a animarse a compartir con los otros nuestras inquietudes o el deseo de avanzar en conjunto al conocimiento del otro. Si a los chicos se los introduce en la práctica filosófica tempranamente, es posible que en el futuro tengamos nuevos ciudadanos pensantes, más comprometidos con la sociedad. “Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”, sostenía René Descartes.

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