Robótica, una pasión en aumento

Robótica, una pasión en aumento

Más de 130 equipos participaron de la cuarta Jornada de Robótica, organizada por el Instituto Anacleto Tobar. El año pasado eran 40 y este año se triplicaron, lo que habla de una pasión que crece. Los docentes, felices, hablan de la importancia de que los chicos aprendan a programar desde la primaria. Competencia nacional.

Más de 130 equipos participaron de la cuarta Jornada de Robótica, organizada por el Instituto Anacleto Tobar. El año pasado eran 40 y este año se triplicaron, lo que habla de una pasión que crece. Los docentes, felices, hablan de la importancia de que los chicos aprendan a programar desde la primaria. Competencia nacional

“¡A nosotras! ¡Nos llaman a nosotras!”, le dice Mía a Rosario, con los ojos como platos. Acto seguido, las dos gurruminas se escabullen entre decenas de adolescentes que las duplican en altura. Caminan haciendo equilibro con su robot, un auto “distinto a todos los demás” -como lo describen ellas- con el que van a competir en la modalidad Laberinto. Los bichos llenos de cables y placas de silicio tendrán que encontrar la salida en el menor tiempo posible.

 Mía y Rosario, las únicas chicas de primaria.- Mía y Rosario, las únicas chicas de primaria.-

Es la cuarta Jornada de Robótica, esta vez en la Legislatura de Tucumán, y Mía Figueredo y Rosario Juárez son las distintas, como el auto que armaron. No por ser mujeres, porque chicas hay cada vez más en robótica, sino por ser las únicas alumnas de primaria que se presentaron en esta competencia nacional. Tienen una confianza envidiable y la garra suficiente para abrirse paso entre estos grandotes que circulan de un lado a otro con soldadores, computadoras, cables y cables pelados en la cabeza, porque en el momento de las definiciones, si algo puede salir mal, sale mal.

El laberinto está armado. Mía y Rosario, de la Escuela San Martín, tienen turno para probar su robot en la pista, luego de la homologación con el jurado: los han medido y pesado para asegurar que entran en los parámetros de la competencia. “El nuestro es distinto a todos los demás porque no tiene un ‘cerebro’, que es el sistema Arduino. Nuestro auto está hecho con el sistema Little Bits (algo así como unos Lego robóticos) y nosotros lo programamos para que gire”, explica Mía, siempre con confianza.

El auto de las pequeñas entra al laberinto y rápidamente se dan cuenta de que falla. Pero no son las únicas, porque los robots más complejos también se equivocan y se pierden en la pista armada con telgopor. Acá nadie se decepciona. Acá todos vuelven a intentarlo: ajustan, atan, cortan, conectan, reprograman y vuelven a la pista.

“Vamos a probar, pero no te aseguro nada”, dice Víctor Figueredo y comienza a hacer algunos ajustes en el auto. Es el papá de Mía y docente de Seguridad Informática, de Programación y ahora explora la robótica para ayudar a las chicas. Las dos tienen una afición especial por la informática, en ambos casos heredada de sus padres. “Nos encanta la programación porque es divertido y porque no tiene límites. Nosotras dos y otra compañera nos juntamos siempre en la escuela a programar”, dice Rosario, eternamente sonriente.

Para Víctor es fundamental que los chicos comiencen a aprender a programar desde la primaria, porque a todos los engancha, porque las capacidades de crecimiento son infinitas y porque a los chicos les resulta fácil cuando lo hacen desde temprana edad. Con sus 10 años, Mía y Rosario ya dominan los lenguajes Pyton y Scratch, y están seguras de que a eso se quieren dedicar en el futuro.

 Velocidad es la modalidad más esperada. Velocidad es la modalidad más esperada.

Desde los cerros

Más de 130 equipos se presentaron ayer a esta cuarta edición de la Jornada de Robótica que organiza el Instituto Anacleto Tobar. Emmanuel Vázquez es docente de ese colegio y este año se puso la organización al hombro. “La actividad creció muchísimo. El año pasado teníamos 40 equipos inscriptos y ahora, 130. Es muchísimo el avance”, contó. Entre los inscriptos había un contingente de 40 chicos de Aguaray, Salta, y también un grupo de San José de Chasquivil.

Sumo y minisumo (peleas de robots), velocidad, laberinto y fútbol fueron las modalidades en la competencia, que tendrá instancias en varias provincias del país en vistas de la gran final, en Bahía Blanca.

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