Una ruta nueva, largamente clausurada

Una ruta nueva, largamente clausurada

El tramo de la nueva traza de la ruta nacional 38 que une Aguilares con Juan Bautista Alberdi lleva clausurado la novena parte de su vida. El trayecto de 17 kilómetros fue inaugurado hace exactamente 36 meses: el 4 de agosto de 2015. Los comicios generales para la renovación de todas las autoridades electivas provinciales se concretó 19 días después. Ahora lleva cuatro meses cerrado.

En el informe periodístico publicado en la edición del lunes, las autoridades de la Dirección Nacional de Vialidad confirman que debió interrumpirse el tránsito sobre la flamante carretera debido a la necesidad de reparar sus tres puentes: los que atraviesan el río Chico, y los arroyos Barriento y Matazambi. Las vigas presentan fisuras, que son calificadas como “inconvenientes de origen de fabricación”.

Referentes de Defensa Civil, de la Policía de Tucumán y de los Bomberos Voluntarios de Aguilares dieron cuenta de las terribles consecuencias de que el camino alternativo se encuentre cerrado en plena zafra azucarera. El menor de los inconvenientes es el embotellamiento en que se convierte el acceso a Aguilares en el que confluyen el tránsito propio de la antigua 38 con el de aquellos que, obligadamente, deben llegar hasta esa rotonda sur para luego “subir” o “bajar” de la nueva traza.

El mayor de los problemas es el crecimiento exponencial de los accidentes de tránsito que se producen en la “ruta vieja”: se producen hasta dos choques diarios. El riesgo latente de tragedias es constante: la nueva traza se construyó porque el camino histórico estaba dramáticamente colapsado. En los hechos, se había convertido en lo que sigue siendo: una avenida interpueblos. En el imaginario social se había tornado en un escenario luctuoso: “la ruta de la muerte”. Desde mayo, el tránsito de vehículos que ocupan dos rutas, más todos los camiones y tractores con rastras cañeras, saturan una sola carpeta asfáltica de menos de ocho metros de ancho, con una trocha de ida y otra de vuelta, y un rosario de municipalidades, comunas y caseríos a ambos lados.

Los tucumanos, especialmente los del sur, claman por la reapertura de la traza, y las autoridades de Vialidad Nacional prometen que el tráfico se reanudará a partir del mes que viene. La cuestión, sin embargo, no debe hacer perder de vista lo que han hecho notar en numerosas cartas de lectores los vecinos del sur de la provincia: raya en lo escandaloso que una ruta recién inaugurada presente, simultáneamente, problemas en sus tres puentes.

Ahora que los choferes de ex miembros del gobierno nacional ventilan denuncias de presunta corrupción que disparan detenciones y procesamientos de ex funcionarios, así como arrepentimientos de empresarios que reconocen pagos millonarios a integrantes de la administración anterior, la clausura de la novísima ruta 38 se redimensiona. A tan sólo dos años y medio de su inauguración en vísperas de elecciones provinciales, los viaductos de esta obra financiada por el anterior gobierno nacional ya no resistían el paso del agua por abajo, y la circulación de los vehículos por arriba.

Cuando en 2016 se terminó el último segmento de la nueva traza, que va de Alberdi al río Marapa, se completó el tramo de 21 kilómetros que nace en Aguilares. Vialidad informó entonces que esta obra, que había comenzado en 2009, había insumido en total $ 860 millones. O lo que es igual: $ 41 millones por kilómetro.

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