Una “radiografía” del subsuelo de la ciudad

Una “radiografía” del subsuelo de la ciudad

La Municipalidad de San Miguel de Tucumán está realizando una especie de “radiografía del suelo” para saber qué hay en el subsuelo en sectores donde se detectan hundimientos del pavimento, principalmente en las calles céntricas.

Esta tarea, que se inició hace una semana en unos 600 metros distribuidos por varias partes de la ciudad, va a indicar si hay interferencias, roturas de cañerías u hoquedades en el suelo -según explicó el secretario de Obras Públicas del municipio- y con él se tratará de determinar qué está provocando la depresión y se planificará la reparación puntual en cada sector.

Las calles donde a simple vista se ven complicaciones por hundimientos son San Martín al 700, Córdoba (desde Virgen de la Merced hasta Marco Avellaneda), Ayacucho del 100 al 300, Buenos aires al 200 y Chacabuco al 1.300; pero los hallazgos de las primeras mediciones determinaron que se va ampliar el estudio, que se realiza -mediante una empresa contratada- con georradares y por metro. El funcionario municipal afirma que la causa principal de estos hundimientos son los desagües cloacales que rebalsan por toda la ciudad y las pérdidas de agua potable.

Al respecto, el subsecretario de Tránsito y Transporte Operativo municipal habló de más de 500 pérdidas de aguas servidas y criticó la “falta de planificación y de inversión” en los últimos 14 años por parte de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT). Ambos advirtieron que entregarán los resultados del estudio al Gobierno provincial y a la SAT para que se hagan las reparaciones correspondientes.

Este programa resulta muy llamativo en función de las complicaciones que se advierten en la estructura de una ciudad que, al cabo de esos 14 años mencionados -en los que creció significativamente la exigencia de los servicios de cloacas y agua potable- se encuentra rebalsada por todas partes.

Eso ocurre en urbes de servicios relativamente nuevos, como Yerba Buena, o que tuvieron menores exigencias de crecimiento poblacional, como Tafí Viejo. En la capital, que tiene cañerías prácticamente centenarias y en la que la construcción de edificios incrementó geométricamente la demanda de servicio, el problema es peor: prácticamente hay una crisis terminal.

Llama la atención que el estudio municipal se lleve a cabo sin una convocatoria a la SAT para coordinar tareas, toda vez que los conflictos por este asunto entre la Municipalidad y la empresa vienen ocurriendo desde hace al menos dos años, y a esta altura ya debería haber un mapa preciso del subsuelo urbano, que en las últimas décadas ha sido intensamente intervenido por obras edilicias, de servicios de agua y cloacas, de gas, telefonía y electricidad, así como de reparaciones de toda índole. Además, la SAT ha manifestado que no tiene presupuesto para el mantenimiento de las redes y el salvataje que ha hecho el Gobierno en los últimos meses ha sido de emergencia.

Es decir, si no hay una preocupación tanto de la provincia como de la Municipalidad para buscar en conjunto una solución planificada, continuarán las pérdidas de agua y cloacas, las roturas del pavimento y los hundimientos. Lo cual redundará en más conflictos políticos pero no en las soluciones que la comunidad de la capital necesita con urgencia.

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