En barrio El Bosque viven una pesadilla por los motochorros

En barrio El Bosque viven una pesadilla por los motochorros

Los vecinos dicen que los ladrones motorizados tienen estudiadas las “rutas de escape”. Para disuadir a los ladrones, los residentes contrataron vigías. “No podés andar tranquilo”, aseguró una vecina.

PREOCUPADOS. La presencia constante de ladrones en moto angustia a los habitantes de la populosa barriada. la gaceta / foto de Antonio Ferroni PREOCUPADOS. La presencia constante de ladrones en moto angustia a los habitantes de la populosa barriada. la gaceta / foto de Antonio Ferroni

Los vecinos y comerciantes del barrio El Bosque aseguran que la zona se convirtió en un “circuito para los motochorros”. Según esos testimonios, los ladrones operan a toda hora y tienen estudiados sus recorridos. Prefieren atacar en las paradas de colectivos, pero también se registraron asaltos a mano armada y en banda a los negocios y los domicilios (ver nota aparte).

Quienes trabajan o residen en esa populosa barriada -ubicada a unas 20 cuadras de la Casa de Gobierno, hacia el oeste-, cuentan que los delincuentes motorizados ingresan habitualmente por las calles Alberti o San Miguel; atacan sobre todo sobre en Santiago del Estero, Marcos Paz y Santa Fe; y escapan por Asunción o 12 de Octubre, hacia el norte o el oeste.

Poca presencia policial y escasa iluminación en las calles son algunos de los reclamos más frecuentes. Puertas enrejadas, cámaras de seguridad, portones reforzados y vigilantes nocturnos son algunos de los recursos que implementaron para intentar disuadir a los delincuentes.

Algunos de los residentes de calle Santiago del Estero al 2.000, entre Thames y Alberti, sufrieron en carne propia la inseguridad que se vive en la zona. Consultados por LA GACETA, contaron que toman todo tipo de recaudos a la hora de salir a la calle.

Testimonios

María Elena Salinas vive sobre esa arteria hace más de 12 años. Señala que en los últimos años se incrementaron los robos y que hasta “se escuchan disparos durante la noche”.

“Hay que estar con los ojos bien abiertos. Cuando salgo a la calle ando con mucha precaución. Sobre todo cuando veo alguna moto. Los motochorros andan sobre todo a la siesta; aprovechan que hay menos movimiento y actúan con mucha violencia”, comenta.

“A mí me arrancaron una de las rejas, entraron a mi casa y se llevaron la ropa que había en el patio. No se animaron a entrar porque vieron que en el fondo estaba el perro. Pusimos pasadores y ya casi no dejamos la casa sola. Para que no te roben no tenés que salir. Para el delincuente no hay seguridad que valga”, se lamenta.

“Es una zona muy insegura. Los motochorros te atacan cuando vas caminando o cuando estás en la parada del colectivo. Es muy peligroso, no podés andar tranquilo. La oscuridad que hay por la noche hace que la zona se haya convertido en tierra de nadie. Nosotros tuvimos que poner custodia particular”, dijo Carolina, quien atiende una distribuidora de comestibles.

“A mi hijo lo atacaron a culatazos en la cabeza para robarle cuando estaba en la parada de colectivos. Eran dos jóvenes en una moto. Es tremendo, porque andan armados y son capaces de cualquier cosa”, agregó.

“Vemos motochorros todo el tiempo, pero sobre todo de noche. Por eso ningún vecino deja estacionado su auto en la calle. Los vecinos tenemos que pagar vigilancia privada para disuadir a los ladrones”, contó Eduardo, quien reside en Asunción al 700.

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