Autobiografía ideológica de Vargas Llosa

Autobiografía ideológica de Vargas Llosa

Recorrido por los pensadores que lo marcaron

 Diario de Navarra Diario de Navarra
05 Agosto 2018

ENSAYO

LA LLAMADA DE LA TRIBU

MARIO VARGAS LLOSA 

(Alfaguara - Buenos Aires)

Libro interesante desde el título; el lector disfrutará la excelencia de su pluma y la inteligencia de sus planteos, no en vano se trata de un Nobel. Vargas Llosa da cuenta de su propósito en el prólogo: escribir una autobiografía, dejar testimonio de su camino intelectual y político; contarnos por qué dejó la izquierda de Fidel Castro y del marxismo -a la que perteneció en su juventud- para volcarse, en un proceso con altibajos, al liberalismo que lo llevó como candidato a Presidente del Perú en 1990. Su opción, finalmente, fue por la libertad individual, la libre expresión, la democracia. Se declara enemigo de toda dictadura y populismos demagógicos que son, también, formas de autoritarismo.

Ahora bien, su autobiografía consiste en exponer –y llevar a su molino– el pensamiento de siete personalidades que influyeron en su formación: Adam Smith; Ortega y Gasset; Von Hayek; K.Popper; R. Aron; Isaiah Berlín, J.F.Revel. Destaco dos capítulos, el de Karl Popper y de Isaiah Berlín, a quienes conoció personalmente.

Describe el pensamiento científico y político de Popper con profunda admiración. Se detiene en su idea de verdad y falsabilidad. La verdad es siempre provisional, permanece vigente solo hasta que es refutada, entonces cae y otra toma su lugar y así continúa el pensamiento su incansable marcha. No hay verdades absolutas, por tanto no puede haber dogmatismos, lo que garantiza el progreso de todo conocimiento, asunto que fascina al pragmático oculto en el corazón del novelista. Señala que el “espíritu de la tribu” -como llama Popper a esa fuerza ancestral que anida en todo hombre civilizado- lleva al individuo a someterse a la voz de la manada, del cacique o del brujo para evitar toda responsabilidad. Esa “llamada de la tribu”, junto al fanatismo religioso, ha sido responsable de las mayores tragedias de la historia. Personajes como Hitler, Perón o Castro han apelado a ese espíritu tribal que adormece la racionalidad, para someter a las masas. Ser liberal es aceptar las divergencias y las contradicciones, es renegar de cualquier dogmatismo, es cultivar la tolerancia. La doctrina liberal, sostiene, representa la forma más avanzada de la cultura democrática

El erizo y el zorro

Siguiendo a Isaiah Berlín en su ensayo El erizo y el zorro destaca dos actitudes ante la vida, la visión centrípeta del erizo que reduce todo a un núcleo de ideas totalizadoras donde lo azaroso o gratuito desaparecen del mundo, y la actitud particular y dispersa del zorro, que se mueve en medio de contradicciones, con habilidad y rapidez. Mientras el erizo es fanático, una sola idea lo rige; el zorro es agnóstico y diverso. Ambos son necesarios. Debemos a los erizos los descubrimientos y revoluciones; a los zorros, en cambio, una mejor calidad de vida gracias a su tolerancia, pluralismo, amor a la libertad.

Reconoce que todos tenemos algo de erizo y de zorro; sin embargo, este libro, estupendo, contiene, sin ninguna duda, las mejores ideas y propósitos de un ilustre zorro: Vargas Llosa.

© LA GACETA

CRISTINA BULACIO

Libertad, igualdad, justicia social y prosperidad
Por Mario Vargas Llosa


Si tuviera que nombrar a los tres pensadores modernos a los que debo más, políticamente hablando, no vacilaría un segundo: Karl Popper, Friedrich von Hayek  e Isaiah Berlin. A los tres comencé a leer entre los años setenta y ochenta del siglo pasado, cuando salía de las ilusiones y sofismas del socialismo y buscaba, entre las filosofías de la libertad, la que había desmenuzado mejor las falacias constructivistas (fórmula de Hayek) y la que proponía ideas más radicales para conseguir, en democracia, aquello que  el colectivismo y el estatismo habían prometido sin poder alcanzarlo nunca: un sistema capaz de congeniar esos valores contradictorios que son la igualdad y la libertad, la justicia social y la prosperidad...
El individuo goza de soberanía y, aunque parte de lo que es se explica por el medio en que nace y se forma, hay en él una conciencia y un poder de iniciativa que lo emancipan de esa placenta gregaria y le permiten actuar libremente, de acuerdo a su vocación y talento, y, a menudo, imprimir una huella en el entorno en el que vive.

* Fragmento de La llamada de la tribu.


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