El mundo real, debajo de los escenarios

El mundo real, debajo de los escenarios

FIESTA EN LA TRASTIENDA. Los personajes de “El guiso caliente” con técnicos y trabajadores de teatro. PRENSA FIESTA EN LA TRASTIENDA. Los personajes de “El guiso caliente” con técnicos y trabajadores de teatro. PRENSA
04 Agosto 2018

REGRESA UN CLÁSICO

• A las 22 en la Casa de la Cultura de Tafi Viejo (avenida Alem 753).

En la construcción de los arquetipos teatrales tucumanos, hay tres personajes entrañables creados hace casi cuatro décadas por Oscar Quiroga. Esta noche, la María, el Gamuza y el Uñudo reviven en “El guiso caliente”, la emblemática obra que Rafael Nofal reeditará con el Teatro Estable. El estreno tendrá lugar en la Casa de la Cultura Catalina Albarracín de Suárez de Tafí Viejo, con entrada libre y gratuita, en el marco del ciclo El Teatro Estable en el Interior. El elenco está integrado por Ignacio Hael, Sergio Aguilar, Daniela Villalba, Jorge García, Nelson Alfonso y Joel Alonso.

Nofal confiesa en que se centró en rescatar la obra de Quiroga, un texto fundacional de la picaresca local que se montó en Nuestro Teatro, con inspiraciones en la Comedia del Arte italiana. La identificación inmediata del público se da porque los personajes “hablan, ríen, sufren y plantean sus ideas y convicciones en tucumano”. Habitan un pobre sótano de una sala, donde están preparando su comida, mientras que en el escenario se muestra un mundo de ficción.

“Me centré en el placer de recuperar a esos personajes, sin artilugios de puesta. Son los que llevaron la tucumanidad al teatro, porque hasta entonces se tenía que hablar en neutro. Es un homenaje a Oscar, el tipo que puso la cabeza en Nuestro Teatro”, destaca el director, que actuó en la versión original donde el eje de la obra pasaba por Quiroga, Rosita Ávila y Héctor Marcaida.

La propuesta que Nofal le hizo al Ente Cultural de la Provincia apuntó a “montar con el Estable una pieza muy importante del teatro independiente, sin duda identitaria, para hacer giras por todo Tucumán y luego llegar a la capital”. Hace dos años, el Grupo de Teatro de Niños del Ente estrenó de Quiroga “La gata Patacha” y “El tesoro de Margarita”.

“La obra parece haber sido escrita para este momento, para el presente, y no hace 39 años. Habla de los de arriba y de los de abajo. La podemos mirar actualmente desde la idea de la grieta, que (por otra parte) siempre existió en la Argentina. La diferencia con otros tiempos es que los de abajo ahora están empoderados y hacen notar que esas diferencias están vigentes”, puntualiza acerca de los contextos políticos de las distintas épocas.

El teatrista destaca el monólogo final de la María, al que califica de fantástico: “ella se pregunta en forma retórica a quién le toca siempre la tristeza, al pobre, al que no tiene nada, al que siempre anda alegre por cualquier cosa... Habla de hoy y es sumamente lamentable que tenga tanta vigencia”.

“Por otro lado, al releerla y al conversar con los actores, pude redescubrir la factura del texto, cómo fue hecha y por qué mantiene tanta frescura. Oscar traía textos sueltos, de a dos hojas por ensayo, y nos poníamos a trabajar. Los textos más escritos eran los de los personajes secundarios, mientras que los principales eran improvisados; ellos jugaban maravillosamente. Evidentemente, Quiroga escribió la pieza luego del estreno, con todos los aportes de cada uno, al punto que le sacó un personaje”, recuerda.

Nofal aclara que es respetuoso del texto escrito, aunque admite que “es imposible no ponerse a jugar algunas escenas, porque te invita a hacerlo, y así metemos algunos bocadillos, actualizamos situaciones y nos damos libertades para tratar de recuperar su espíritu”.

“Es una suerte de ‘Babilonia’ tucumana”, ejemplifica, haciendo referencia al texto de Armando Discépolo, que también habla de dos sectores sociales muy distantes (una poderosa familia y sus empleados de servicio). “Y se construye dentro del teatro”, agrega.

El nombre de la obra tiene una referencia en escena: la obra dura lo que se debe esperar en la cocción de un guiso, que se elabora en vivo y en directo. “Esa idea es una hermosa metáfora. El olor de lo que se va cocinando permite integrar claramente al espectador en la propuesta, para que no sea pasivo sino que esté involucrado en sus distintos sentidos. Pero no es una copia, sino que cada uno arma sus personajes con su propia mirada. Al que más le cuesta abstraerse es a mí, porque me evoca las imágenes de 1979”, destaca.

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