A Manzur le gusta el rugby

Hasta ayer, todos eran de Islandia, desde hoy todos serán de Croacia, y más adelante de Nigeria. Sí, el Mundial de Fútbol lo cruza todo, apasiona, distrae y sirve también para hacer comparaciones y pintar con sus colores la realidad nacional, donde la grieta de los fanáticos pone al adversario en la vereda del enemigo irreconciliable. Ese “otro” es un contrincante con el que no se puede razonar, pensar, dialogar y menos consensuar. Por ejemplo, todos mostraron que el otro fue islandés en antes, durante y después del debate parlamentario sobre la despenalización del aborto; hubo desafíos, chicanas, pancartas, insultos y hasta festejos burlones, cual si estuvieran en una cancha como barrabravas antes que en el Congreso o en inmersos en una discusión crucial para el país. En adelante ese otro será croata o nigeriano -por lo menos hasta que termine el campeonato en Rusia- a la hora de plantear nuevas diferencias y nuevos desafíos políticos. Todo por esa pasión nacional de llevar a los extremos las miradas diferentes, sin puntos de equilibrio.

Por esta comarca, vaya por caso, islandés fue Palina, cuando salió a ofrecer su estructura política -el Partido de los Trabajadores- para que Alperovich se postule a gobernador por fuera del PJ; islandés fue el legislador Orellana cuando salió a replicarle al secretario de Trabajo y decir que de ser necesario apoyarían a Jaldo para la gobernación, islandés fue el senador jugando detrás de bambalinas, islandés fue el vicegobernador haciendo sus movidas a la distancia, islandesa es la propuesta del Gobierno para eliminar los partidos municipales y comunales, islandesa es la iniciativa opositora para que haya sólo un acople en 2019; islandeses fueron los concejales de Yerba Buena o los ediles y el departamento ejecutivo de la Municipalidad capitalina, islandés el macrismo, islandeses los kirchneristas, islandés la CGT, islandesa la Carrió, y así se puede continuar ampliando la lista argentina, un país donde todos miran y señalan a los otros cual si fueran eternamente visitantes.

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Desde hoy y hasta el jueves, ese “otro” pasará a ser un croata, un hincha que simpatiza por el lado “equivocado” y al que hay que hacerle entender que juega en el sector incorrecto de la cancha. El fútbol en suelo ruso puede servir como disparador de ideas y también para desplazar de los primeros planos algunos temas por unos cuantos días, pero no puede evitar que en esos mismos días se sucedan novedades políticas de manera subterránea. Como por ejemplo la sorpresiva jugada legislativa oficialista de proponer una nueva Junta Electoral Provincial en medio de un campeonato que abstrae. Una JEP armada con cinco vocales, tres del oficialismo y dos de la oposición, o tres del local y dos del visitante. Obvio para quién sería la presidencia. Es un tema para ser analizado a fondo y no descartar la posibilidad de un fuero electoral. El sistema electoral exige transparencia desde la composición de las estructuras institucionales, pasando por el régimen electoral y hasta por los métodos usados para la votación. Para eso se necesita humildad, juego limpio, más “fair play”.

Seguramente, se harán encuentros que, con la excusa de ver un partido mundialista, servirán para que algunos dirigentes definan estrategias a futuro. Porque el 2019 ya está en las mentes de los políticos, aunque algunos esperan que los conductores sean más conductores y otros se animan de una vez y por todas a decir yo aspiro a tal o cual cargo. En esta jornada, el legislador Marcelo Caponio (PJ), por ejemplo, se convirtió en el primer adelantado en ese sentido al publicitar que aspira a dar pelea por la intendencia de la ciudad. En la lista oficialista por este cargo hay muchos anotados, aunque varios están postergando sus definiciones a la espera de que la interna se aclare un poco más en cuanto a cuál será finalmente la fórmula gubernamental del PJ para el año entrante y, sobre todo, quién será el jefe definitivo del espacio. A ese partido lo miran todos.

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En esta disputa por determinar quién será el jefe aparecieron tempranamente los simpatizantes de cada bando: los islandeses. Palina, el dirigente de la Fotia, no sólo salió a ofrecer su organización al ex gobernador, sino que fue el medio elegido por Alperovich para advertir que está dispuesto a romper con el oficialismo y obligar al PJ a ir con dos fórmulas para competir 2019. Es una jugada fuerte, arriesgada, para que los destinatarios del mensaje se anoticien de que está dispuesto a todo con tal de volver a la Casa de Gobierno. La pregunta es si se animará finalmente a ser el artífice del quiebre del peronismo. La amenaza fue arrojada al campo de juego, con un esquema directo y muy ofensivo, y por tanto expuesto al contragolpe.

Paréntesis: mejor cuadro político y traje para Cambiemos, imposible. Si estos “olfatean” que con este panorama de factible quiebre del peronismo tucumano tienen más chances de llegar al poder jugando pegados a la línea, más les vale que, aunque no arrojen piedras para favorecer el desgaste del oficialismo, acerquen la carretilla, como dice un filósofo callejero. Pero allí también hay muchos técnicos y jugadores. Necesitan conductor. Un Ronaldo.

Retomando y en función de las posibles consecuencias de los pasos dados: lo que hizo el senador se puede reducir a un “si no soy yo, tampoco serán ustedes”, si es que la dupla actual quiere repetir la fórmula. Tensó la cuerda para apurar definiciones, que por cierto no aparecieron. Por el contrario, Manzur se hizo el desentendido y se limitó a pedir que los temas electorales se conversen más adelante. Pateó la pelota para el calendario que viene y sólo se limitó a sacar tarjeta amarilla. Sin embargo, no ocurrió lo mismo con otro funcionario del gabinete, Bernardo García Hamilton, quien salió a atacar duramente a Alperovich y a quien el jefe de Estado sí salió a pedirle la renuncia. Tarjeta roja. ¿Por qué?, ¿qué diferencias hay entre la movida de Palina y la jugada del secretario de Relaciones Institucionales? La primera es que uno jugó en favor del ex gobernador y el otro en contra. Y Manzur necesita al senador de su lado, por razones políticas y de gobernabilidad. Una cancha embarrada no le conviene. Penal errado, como el de Messi. Unos leerán en el desenlace que Manzur sigue subordinado a Alperovich, otros podrán pensar que el gobernador no quiere que se le arme un partido que no tiene ganas de jugar todavía.

Sin embargo, al ex gobernador los mellizos de Famaillá trataron a Alperovich como un islandés y le replicaron con la misma amenaza: también Jaldo es capaz de romper, según se desprende claramente de sus dichos. Los Orellana están alineados con el tranqueño, a quien le reconocen más trabajo territorial. Los famaillenses no juegan en la divisional manzuriana, por lo tanto ni amonestaciones reciben. O sea, también plantearon un clima de futuro quiebre en el peronismo con sus cartas. Uno canta y el otro dice quiero, en un juego de amagues y de mentiras. Se pintan la cara, pero sólo para treparse a la tribuna y hacer barra, no para salir a pelear en el ruedo. Para la final aún falta. Recordar paréntesis. Es un tironeo con tensiones internas. Si el titular del PE terminaba haciendo su apuesta a partir de las presiones a las que lo quieren someter, la inmediata fractura podría afectar su gestión. Y como se ve, la gambetea y sigue poniendo frenos a sus decisiones, le teme al terreno barroso que dificulta las jugadas. En ese marco se entendería su solicitud para que los islandeses dejen para los meses por venir, o bien para 2019, la disputa interna.

Alperovich y Jaldo, por vías indirectas, se desconocieron a través de sus alfiles, y se van a tratar como croatas y después se verán como nigerianos. Se tienen entre ceja y ceja, pero con un marco de cierto respeto público, porque es hora de amagar con romper, no de romper. A la orilla de la pelea a cara descubierta aún no han llegado, sólo al mar de las indirectas y al de las pintadas. En ese sentido, el vicegobernador puede sonreír porque en cada salida que hace al interior observa algunos grafitis promocionando la fórmula “Manzur-Jaldo”. Pero, en la carrera hacia la gobernación de 2019 uno de los dos va a quedar al costado del camino, como sucede cuando comienza la ronda de eliminatorias en el Mundial. Uno de los dos, afuera. Eso va a depender principalmente de Manzur, que es al que tironean con estas advertencias que salen de boca de otros pero que tienen el mismo sentido: pintar un peronismo enfrentado con un par de fórmulas gubernamentales.

El titular del Ejecutivo no la tiene sencilla, en la mirada de los otros dos no es ni islandés, croata o nigeriano. Es indescifrable. Además, en el medio de todos los tironeos se comenta que al mandatario no le disgustaría un cargo a nivel nacional, al que podría acceder tras un proceso de reorganización del peronismo para pelearle el poder a Macri el año entrante. Se dice que uno de los más interesados en que se verifique esta posibilidad es el propio Alperovich, que sumaría fichas para que lo tienten a Manzur, y para que solo abandone la cancha.

En medio de tanta especulación, vaya como dato de color, por más que se haya puesto un gorrito de San Martín -en los días de festejos de los “Santos” por el ascenso a la Superliga-, a Manzur le gusta más el rugby que el fútbol. Lo practicó. En política disfruta de jugar en scrum, tratando de que todos juntos tiren para el mismo lado. Mientras tanto los otros cuyos futuros están sujetos a lo que resuelva esperan ese drop de último minuto, como los de Juan Martín “El Mago” Hernández, o de “Nico” Sánchez, o de Hugo Porta; ese que defina el partido. Y que aclare el campeonato.

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