Cartas de lectores
28 Febrero 2018

EL ÍNDICE DE PRECIOS DEL INDEC

De la “oscuridad a la transparencia”, dijo el presidente, Mauricio Macri, con motivo de los 50 años del Indec. El “apagón estadístico” del gobierno anterior tuvo su relato en la estigmatización. El relato actual lo hace aparecer como transparencia, cuando en realidad sólo está cumpliendo con la misión y las funciones para lo que fue creado. De allí a la transparencia hay un largo trecho. Se trata de una ley (nº 17.622) firmada por el general Juan Carlos Onganía y debiera ser un ente autárquico (no depender jerárquica y funcionalmente de nadie, hoy del Ministerio de Hacienda). El art. 10º establece que las informaciones suministradas son estrictamente secretas. Se acabó la transparencia. No necesito que el Indec me dé datos poco confiables. Basta comparar facturas de enero con diciembre y listo. En mi caso, para el año 2017 tengo incrementos del: 23% seguro de auto; Inmobiliario 25%; CISI 30%; recargar un extintor de autos 33%; SAT 33%; nafta 35/36%; algunos medicamentos más del 40%; CCC 41%; plus médico 50%; gas 70%; telefonía fija (con internet) 73%; energía eléctrica 100%, y Subsidio de Salud 400%. En alimentos, gaseosas, frutas y verduras, etcétera, son tremendos los aumentos. Y el promedio nacional es del 24,8%, y para el NOA 24,3%. Esto es lo que dice el Indec. ¿Pero de la calidad de los productos quién se encarga? Cada vez son de peor calidad. Y todo lo que se vende por unidad disminuyó su tamaño. Sólo como ejemplo, los palitos extrusados para canes: un fardo de 200 unidades de 15 gr cada uno, en enero de 2017 costaba $ 120; en enero de este año $ 180. El Indec diría un 50% de aumento. Pero la diferencia es que cada palito, en promedio, es ahora de 11 gr. Un 27% menos de peso. ¿Quién mide eso? O ¿cómo influye en el IPC? Abundan casos como este e infinidad de “pillerías” de nuestros empresarios. Un CEO dijo: “Estamos bajando la inflación de manera sustentable”. Tremenda contradicción. Sustentable significa que se puede sustentar. Y sustentar es conservar algo en su ser o estado (RAE). ¿Ignorancia pura? o ¿”sincericidio”? La inflación está descontrolada y lo que queda claro es que se buscan licuar salarios y jubilaciones, creyendo que “per se”, causan inflación. El índice de enero es una burla. Ya la telefonía fija registra más del 19% de incremento, el pollo el 48% y algunas gaseosas el 67%, en los dos primeros meses. Negar, ocultar o mentir no cambia la realidad.

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Héctor J. Francisco

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ABORTO (I)

“Amarás a Dios por sobre todas las cosas”. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, las dos máximas más importantes para un cristiano. “No matarás”, expresa el quinto mandamiento judeocristiano. ¿Qué parte de estas palabras no comprenden nuestros legisladores nacionales, o el actual presidente de la Nación? Pretenden imponer una ley de aborto, excusados en que “los pobres no pueden acceder a una práctica legal”. ¿Y a las ilegales, sí? ¿Quiénes son los que pueden pagar tamañas sumas dinerarias para un aborto clandestino? Los humildes tienen algo que los adinerados no tienen: amor a la vida. ¿Por qué? Porque es lo más valioso que poseen y por ello no son los que más abortos practican. La vida no se inicia con el nacimiento de un ser sino desde su concepción, y es por esta razón que las mujeres cobran un salario por embarazo. Es por esto que existe la Ley del Derecho del Niño por Nacer. Dicen que los pobres tienen muchos hijos porque no pueden abortar; mentira, una burda excusa. Para evitar un embarazo hay muchas opciones: DIU, preservativos masculinos y femeninos, pastillas del “día después”, anticonceptivos orales diarios, inyectables mensuales, geles espermicidas, etcétera; todos de fácil acceso y a disposición de cualquiera. Seamos serios: no nos dejemos engañar, la ley de aborto es un negocio para pocos.

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Juan Carlos Mamaní

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ABORTO II

Me moviliza mucho el tema del aborto que ahora se va a debatir en las Cámaras por iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional, atendiendo a proyectos de ley que buscan despenalizarlo y/o legalizarlo. Hoy, en la Argentina, hay aborto permitido por la ley en las situaciones que expresa el artículo 86° del Código Penal: “En los casos de peligro para la salud de la mujer. Cuando el embarazo sea producto de una violación. Cuando el embarazo sea producto del atentado al pudor sobre una mujer idiota o demente. La salud mental, entendida como afectación de la salud de la persona embarazada” (desde 2015). Agrego: Es decir, que si una mujer violada se presenta en un hospital público con una declaración jurada que exprese que su embarazo es producto de una violación, los médicos especialistas pueden y deben realizar el aborto, salvo objeciones de conciencia. En ese caso, declinan su rol y lo delegan en otro profesional. En el caso de una madre embarazada con un diagnóstico que indica que ese parto va a poner en riesgo su vida y eso no puede solucionarse de ninguna otra forma que con la suspensión de su embarazo, la ley admite el aborto. Los médicos deben realizarlo como en el caso anterior. Si apareciera alguien como defensor de la vida por nacer, el caso suele llegar a la Justicia quien se expide en forma urgente, porque el aborto debe realizarse hasta la semana número 14, según entiendo. Lo mismo o muy parecido, en caso de mujeres con discapacidades mentales (las llama la ley con términos agraviantes: idiotas o dementes) y en el año 2015 se agrega y explicita la causal de la salud mental afectada. En una palabra, ya tenemos aborto legal. Ahora, lo que se debatirá es cómo ampliar esas causales y/o despenalizar y luego quizás legitimar el derecho al aborto sin que haya que justificar causa alguna, Mi humilde opinión: en un país que está tan convulsionado, dividido, al borde del colapso político y social, ¿será el momento adecuado para un debate tan sensible, sobre todo si ya están legalizados los casos extremos, los contemplados en el artículo 86 del Código Penal? La despenalización (quitar las penas a la madre que aborta y a los médicos y personal que intervienen), podría ser necesario tratar en el mediano plazo, pero no creo que ahora. Dejando de lado a quienes se oponen sin matices por cuestiones espurias, hipócritas, del “qué dirán”, o de la condena social, olvidándonos de ellos entonces, y sólo teniendo en cuenta las opiniones de los bien intencionados que dicen “No” por cuestiones de convencimiento religioso o ético, creo que se avecina una sangrienta disputa que hoy resentiría aún más el tejido social. Y si me preguntan a nivel personal, privado, qué siento frente a la idea del aborto por pura elección (dejando de lado las causales contempladas por el Artículo 86 que me parecen razonables), les confieso que siento en mi vientre el recuerdo de esos latidos apenas perceptibles con los que se anunció cinco veces la vida en mis entrañas y que resultaron imposibles de desatender. Una se vuelca con amor extraordinario a esas mínimas expresiones del hijo, de la hija, que dice: “Estoy aquí, mamá”, sea que se trate de embarazos esperados o no tan esperados. Acaricio en este momento con dulzura mi vientre y se me estruja el corazón de sólo pensar que un instrumento quirúrgico pudiese avanzar o hubiese podido avanzar para extraer lo que allí se gestaba. A la vez, estoy absolutamente segura de que jamás me atrevería a juzgar a una mujer que tomara la decisión, porque en todos los casos, en la enorme mayoría de los casos, se trata de personas que llegan a ese acto traspasadas de dolor y desesperación. He escuchado relatos de mamás que abortaron y ese niño, esa niña, aparece en sus sueños una y otra vez; reclama su recuerdo constante; le pide a la mamá ser nombrado o nombrada. Las vidas de esas mujeres no es fácil. Por eso son dignas de toda nuestra compasión. Lo que sí debemos exigir urgente es financiamiento para los planes de control de la natalidad, que están desatendidos, y un refuerzo en la educación sexual de nuestras niñas y jóvenes. A quienes desean debatir ya la difícil ley, les pediría paciencia, unos dos o tres años, hasta que el país se acomode, a que los ciudadanos y los legisladores y todos quienes tienen poder de decisión, se encuentren en un estado espiritual en equilibrio, y entonces recién se abra el debate. Ahora no. Me dirán que puede haber muchas mujeres muertas, sobre todo las mujeres pobres, en esos dos años que pido, y tendrán razón. Mi opinión sobre el tema tiene sus riesgos y sus ambigüedades. Lo sé y lo asumo. Adjunto una escultura del niño no nacido que muestra a la madre llorando cuando piensa en la hija o hijo que no fue. Y al espíritu de esa criatura colocando su manito en la cabeza de la madre, tranquilizándola, diciéndole, quizás, que no se sienta culpable.

Mercedes Chenaut

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“ÉRAMOS POCOS”

Una conocida expresión popular, dice: “Éramos pocos y parió la abuela”. Esto se ajusta perfectamente a lo que dijo Carlos Menem, que “en Argentina todos los gobiernos fueron corruptos, salvo el mío”. O ya los años le hicieron perder la memoria al veterano líder riojano, o quiere acabar sus días de la mejor manera posible: haciendo chistes. Si de hacer chistes se trata, le digo, don Carlos, que en su gobierno, usted y sus funcionarios tenían que usar antifaz todo el año, no sólo en el tiempo del carnaval.

Daniel Chávez

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INSEGURIDAD

Hace varias semanas que, desde los estrados del Gobierno, suena que se reunirán en forma urgente para tratar el tema inseguridad y hasta ahora nada se ve al respecto; se habla del equipamiento para contrarrestar el accionar delictivo que cada vez está peor. Sí, hace falta, pero más necesaria es la estrategia a aplicar, modificando el Código Penal, actuando de forma severa ante los delincuentes. No es posible que en menos de 15 minutos, dos arrebatadores hayan asaltado a ocho víctimas inocentes en la vía pública. Si tenemos a un experto (ex gendarme) frente al Ministerio de Seguridad, y no puede combatir este flagelo, pues busquemos alternativas con la Federal, Gendarmería o la Aeroportuaria. Esto no da para más; es un caos total y los gobernantes no encuentran la solución. Pronto comenzarán las clases y nuestros hijos corren peligro con tanta inseguridad.

Daniel Leccese

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RUIDOS MOLESTOS

El domingo, desde la siesta hasta después de las 21, los vecinos de 25 de Mayo al 900 tuvimos que soportar el abuso de música estridente, batería y locutores desaforados por altavoz provinientes del Complejo Ledesma. Se permitió música y baladros de conductores sin descanso hasta niveles de estruendo. Me pregunto si la Municipalidad tiene algún control -tal parece que no- sobre estos episodios repitientes, que inciden en la salud de quienes tenemos que soportar tal desmadre, o si sencillamente esto es un síntoma más de “Tucumán, tierra de nadie”.

Isabel Santiago Casbas

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