Inquieta el alcoholismo juvenil en Tafí del Valle

Inquieta el alcoholismo juvenil en Tafí del Valle

02 Febrero 2018

Como toda villa veraniega, Tafí del Valle tiene en estos días un extraordinario movimiento nocturno. Resulta perfectamente comprensible. Es el centro de vacaciones más importante de la provincia, y por tanto destino preferido por la juventud, que hasta allí se traslada, en grandes cantidades, en ómnibus, autos y motocicletas, desde diversos puntos de Tucumán y de todas las provincias argentinas.

Pero es obvio decir que una concentración de esas dimensiones multitudinarias, tiene forzosamente que ser controlada en ciertos aspectos. En especial, en lo que a la ingesta alcohólica se refiere. Los sábados a la noche, la avenida Tupac Amaru, en el centro de la villa, adquiere un tono realmente escalofriante. Van y vienen por ella multitud de adolescentes de ambos sexos, en su gran mayoría alcoholizados, tambaleándose entre risotadas. Inclusive se ven autos detenidos, desde cuyo interior se les provee bebidas. No se percibe que intervenga el personal policial para poner límites a semejante panorama, que bajo ningún punto de vista puede admitirse y que, como resulta imaginable, con frecuencia está jalonado por grescas y por agresiones.

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No puede discutirse que la temporada veraniega es la ocasión más adecuada para la diversión juvenil. Pero la diversión es una cosa y otra es el cuadro que describimos, y sobre cuyas notas negativas sería sobreabundante amontonar argumentos. No es la primera vez que nos referimos al inquietante asunto: ya hay muchas personas que han expresado su justificada preocupación en las redes sociales.

Está de más decir que llama la atención que el personal policial no intervenga con la decisión que corresponde, y haga cumplir las normas específicas que vedan tanto la venta de alcohol a menores de edad -tema donde el IPLA brilla por su ausencia- como las que sancionan la ebriedad en la vía pública. Pensamos que la superioridad debiera impartirles concretas instrucciones a este respecto, para que actúen, con el rigor necesario, tanto en la mentada avenida Tupac Amaru, como en todo el ámbito de la villa. No es, en absoluto, un cuadro inevitable. Existen otros sitios veraniegos donde no ocurren estos desbordes.

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Pero corresponde agregar que, en este orden de cosas, atañe también a los progenitores un rol importante que muchos de ellos parecen no ejercer. En efecto, si ocurre lo que decimos, es porque, en la casa del adolescente que se alcoholiza, sus padres no se preocupan por saber a dónde va, qué hace, que tipo de amistades frecuenta, a qué horas y en qué estado regresa. Y muchas veces, hasta miran con benevolencia los episodios de alcoholismo -cuando se enteran de ellos- considerándolos parte del esparcimiento permisible en esa edad. Cabe calificar semejante conducta como altamente irresponsable. No calibran que la ingesta de alcohol puede convertirse en ese hábito terrible que, según sobran ejemplos, destrozará la vida del joven y la de todos los que lo rodean, en pocos años más.

En suma, es hora de que se tome conciencia de la muy seria cuestión que yace detrás de ese triste espectáculo que se desarrolla los fines de semana en Tafí del Valle. Toma de conciencia que, repetimos, atañe tanto al personal policial del lugar como a los padres de familia. Se trata de un asunto de grave trascendencia, sobre cuyas implicancias conviene reflexionar a fondo, para obrar en consecuencia y sin dilaciones.

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