En medio de la oscuridad del cerro Carlos dio su diagnóstico: “esto es un bebé”

En medio de la oscuridad del cerro Carlos dio su diagnóstico: “esto es un bebé”

El chofer de la ambulancia que llevaba a Isabel Luna agradece el momento que le tocó vivir y lagrimea cuando cuenta su historia.

CORAJE. Carlos admite que no estaba formado para asistir un parto, pero que la experiencia y las charlas con compañeros de trabajo lo ayudaron. gentileza carlos yelma CORAJE. Carlos admite que no estaba formado para asistir un parto, pero que la experiencia y las charlas con compañeros de trabajo lo ayudaron. gentileza carlos yelma
18 Enero 2018

Fue una jornada inolvidable de trabajo, con una de cal y una de arena. Entre las 8 de la mañana y las 23 del domingo, el equilibrio cósmico de Carlos Yelma quedó con un impecable saldo de cero. El chofer de la ambulancia en la que nació “el niño del cerro” había comenzado el día con un fallecimiento, y lo terminó con la llegada al mundo de Pablo Agustín Costilla. En realidad, la balanza se inclinó más para el lado de la alegría y de la emoción.

“Cuando inicié la jornada había que bajar a un hombre de El Mollar, pero cuando llegué ya había fallecido. Había estado muy mal. Por eso, cuando trasladaba a Isabel y después, cuando pasó todo lo que pasó, en lo único que pensaba era ‘esta no se me va a ir, a esta situación la vamos a manejar’”, cuenta el chofer, todavía emocionado por lo que vivió el domingo a la noche a la vera de la ruta 307.

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Video: el "niño del cerro" llegó sin previo aviso

Carlos estuvo presente desde el momento en que Isabel Luna (21) llegó al CAPS de El Mollar con un fuerte dolor abdominal. El médico de turno la revisaba mientras él tomaba los datos y pedía autorización a la base para efectuar la derivación a un centro de mayor complejidad. “Nadie se había dado cuenta de que estaba embarazada, ni el médico, ni ella, ni nadie. No se le notaba nada, no tenía panza. Era una posibilidad, porque tenía pérdidas, pero no era ese el diagnóstico, sino un cuadro abdominal agudo”, detalló Carlos, que tiene 52 años, 27 de servicio y seis como chofer de ambulancia.

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“Yo siempre le digo a las personas que traslado que golpeen el vidrio si se sienten mal o necesitan algo, porque vamos rápido y muchos se marean en el cerro. Cuando el muchacho golpeó el vidrio no podía parar porque la ruta era muy angosta en esa parte y bajaba mucha gente. Hasta que llegué a la orilla, donde estaba el auto del policía”, relató.

Cuando abrió el furgón, el papá del nene que venía en camino le dijo que había visto “algo” que salía de la entrepierna de Isabel. Carlos la puso en posición, le bajó los pantalones y dio el diagnóstico: “esto es un bebé”, le dijo a Agustín Costilla (19). Él le respondía que no podía ser, que no estaba embarazada, pero el parto ya estaba en una etapa bien avanzada como para dudar. “Ahí fue cuando, gracias a Dios, apareció Ángel Rodrigo, el policía que nos ayudó. Le di los guantes y lo terminamos de sacar al nene. Estábamos nerviosos, el novio hacía parar a los autos pero ninguno frenaba, pero fue muy rápido y sin complicaciones el parto”, contó.

En el momento de cortar el cordón umbilical no tenían con qué hacerlo, entonces se les ocurrió estrangularlo con el cordón de las zapatillas. “Conté los tres dedos de distancia de cada lado, del de la mamá y del bebé, y lo atamos. Ahí paró un hombre que dijo que era médico, y si bien era traumatólogo, para nosotros fue una tranquilidad. Ahí cortamos el cordón, le dimos calor al nene y la mamá estaba desconcertada”, recordó.

Fue la experiencia más intensa que le tocó vivir en todos estos años de trabajo en el sistema de salud, según cuenta Carlos. Durante muchos años estuvo a cargo de la limpieza del hospital de Tafí, hasta que tercerizaron ese servicio. Ahí pasó a radio operador, hasta que se abrió el puesto de chofer. “No lo dudé ni un minuto, rogaba que me pusieran en ese lugar porque veía que había cosas que no se hacían bien y yo quería hacerlo mejor”, afirmó.

La misión de Carlos terminó cuando llegaron al Hospital de Santa Lucía, donde cambiaron a Isabel a una ambulancia equipada para trasladarla a Concepción. “Me volví feliz, emocionado, todavía me emociono cuando me acuerdo -reveló-. Siento que son parte de mi familia y estoy esperando que se acomoden para hacerles llegar un regalo. Lo que vivimos esa noche fue único”.

Parte médico: Isabel y su hijo están en buen estado

“Tanto el bebé como la mamá se encuentran en buen estado, pero continúan en observación y realizándose los estudios de rutina”, informaron ayer fuentes del Hospital Regional de Concepción, donde Isabel Luna y su hijo de cuatro días permanecen internados. Isabel dio a luz el domingo mientras era trasladada desde El Mollar a Concepción. Había manifestado un fuerte dolor abdominal, pero en el trayecto su novio y el chofer se dieron con que había entrado en trabajo de parto. El alumbramiento fue asistido por un policía que esperaba un auxilio mecánico, en plena noche, al costado de la ruta 307. 

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