El primer desparramo

Un desparramo. Lejos de la pasividad que transmite desde afuera, el edificio legislativo sufrió en las últimas horas varios movimientos sísmicos. Son, en realidad, réplicas de aquel terremoto poselectoral que el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, programó apenas sintió que una parte del oficialismo lo había traicionado el domingo 23 de octubre.

Los mensajes de WhatsApp fueron y vinieron. “¿Te enteraste?”, “¿A vos también te tocó?”, “Hay que hablar con José”, “¿Cuántos son?”; las preguntas se repitieron en cada charla en los temblorosos pasillos de Muñecas y avenida Sarmiento. Al menos 120 dirigentes políticos, algunos más conocidos que otros pero la gran mayoría con ADN alperovichista, se toparon con que les habían dado de baja a partir del último día del año pasado. La intempestiva decisión fue tomada en soledad por Jaldo, que durante la ausencia de Juan Manzur y de José Alperovich concretó la tercera fase de su plan de desarticulación del poderío del ex gobernador.

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El vicegobernador, sin dudas, es el más apurado de los tres por llegar a 2019. Sabe que necesita forzar una definición de su compañero de fórmula, y que esa definición necesariamente debe excluir al senador nacional. Lo comprobó en los comicios legislativos del año pasado, cuando sintió que buena parte de la dirigencia alperovichista le jugó mal en las urnas y le truncó el sueño de colgarse tres bancas de diputados en los hombros. Por eso apenas le llegaron las planillas, circuito por circuito, barrió la mesa de conducción de la Cámara. Con esa reacción buscó dar una rápida señal de autoridad. Semanas más tarde, activó la cobertura de la vacante de un ícono del alperovichismo, como Sergio Mansilla. Fue, ni más ni menos, el segundo gesto de que lo suyo va en serio.

El tercer indicio de que no está dispuesto a esperar lo dio apenas empezó el año, al dejar afuera de la Legislatura a más de un centenar de empleados políticos. En la lista de afectados hay ex legisladores, como Manuel Fernández y Pedro Balceda; ex concejales capitalinos, como Luis Marcuzzi, Ernesto Nagle, Rosa Augier y Elsa Arias; y ex ediles del interior, como Luis Romano. El corte también alcanza contratos que muchos de estos referentes peronistas y de otros, como Alcides Salomón o Víctor Lossi, tenían en el Poder Legislativo. Se trata de dirigentes o de familiares –en varios casos- que habían encontrado designaciones políticas en la Cámara, muchas de ellas como parte de los últimos acuerdos electorales. Los sueldos de los echados, también en cada caso, varían. Pero hay algunos de los involucrados que como personal de bloque revestían la categoría 1, la más alta del escalafón parlamentario. Un dato curioso: se generó revuelo porque aparece un grupito de contratados heredados de la anterior gestión del que nadie se hace cargo. Algunos sugirieron preguntar a un par de cuadras de allí, en la Justicia penal, en las oficinas del ministro público fiscal Edmundo Jiménez, histórico ministro de Gobierno de Alperovich.

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El plumazo de Jaldo, que no afectó los nombramientos de ninguno de los 49 legisladores, desorientó a los principales operadores del oficialismo. ¿A ellos apunta el vicegobernador por la promocionada traición electoral de octubre? La medida los expone, pero en realidad el mensaje del vicegobernador es mucho más amplio. El tranqueño hizo un tiro al aire para identificar cuántos son, cómo corren y hacia dónde, y refrescarles a los olvidadizos que él es quien manda. El destinatario, en última instancia, es el ex gobernador. Por eso varios legisladores que visitan con frecuencia la zona del parque Guillermina recibieron las quejas de los afectados, y hasta les pidieron que intercedan ante el senador nacional para que se revea la medida.

Por lo pronto no habrá revisión en el Poder Legislativo. Jaldo movió el suelo del oficialismo y hoy partirá de vacaciones. El presidente subrogante de la Cámara, Fernando Juri, deberá lidiar con las quejas. Al menos, el ex vicegobernador ya está avisado. El que se topará con los reproches será el propio gobernador, Juan Manzur, que ya el viernes dio instrucciones de que alisten el avión oficial para viajar esta noche desde Buenos Aires a Tucumán, apenas aterrice de su descanso en las playas caribeñas de Punta Cana.

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