Carta de lectores

Desamparo de los indigentes

Causa aflicción ver la cantidad de indigentes que deambulan por el microcentro tucumano, sin que los organismos correspondientes tomen carta en el asunto y actúen en consecuencia. En este contexto, resulta ineludible denunciar públicamente el caso de uno de tres indigentes que suelen dormir en calle San Juan al 300, aprovechando el retranqueo de la edificación que corresponde a un local donde funcionaba un cíber. La persona a quien me refiero, por alguna afección seria, tiene una colostomía según lo manifestado por una vecina, que suele proporcionarle las bolsas para esa colostomía, gracias a la ayuda de una fundación humanitaria a la cual pertenece. Sin embargo, manifiesta que debido a la falta de una verdadera higiene, las bolsas no suelen funcionar con el hermetismo que corresponde. Cabe destacar que he visto varias veces a esta persona indigente cuando concurre a higienizarse precariamente en el baño de una guardería de vehículos de la misma vereda. Por esta situación y otros casos, quiero manifestar la indignación que me causa la indiferencia y la insensibilidad de los organismos que debieran hacerse cargo de estas personas, como también la de todos aquellos que se enardecen hablando de los derechos humanos, pero solo se dedican a proteger a políticos corruptos. Mientras tanto, el Gobierno de la provincia seguirá delirando con un complejo deportivo de alto rendimiento en Tafí del Valle y de un Centro Cívico en terrenos del ex arsenal.

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Humberto Hugo D’Andrea

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La Baja de una línea de celular

En respuesta a la carta de la señora Enriqueta del V. Pérez del 11/01/18, puedo decirle que atravesé por una situación similar hace años (pagar, darle de baja al celular y que después le cobren una deuda por no comunicarles). Debe saber usted que está ante la estafa más común de las compañías celulares, que a modo “de despedida” suelen llevar a cabo esta maniobra. Para dar la baja definitiva del servicio no basta con charlar telefónicamente con un operador; tener la factura al día es un requisito obvio. Lo que nunca le dicen es lo que yo hice: presentar una nota ratificando la cancelación total del servicio desde la fecha del trámite realizado para ese fin, con nombre y apellido del titular, DNI, domicilio y por duplicado, así le queda constancia del trámite.

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Williams Fanlo

Azcuénaga 980

San Miguel de Tucumán

Prestigiosa intelectual


Quiero aprovechar este espacio para felicitar a LA GACETA por la entrevista en la sección Literaria (07/01/18) a tan prestigiosa intelectual, como la doctora Cristina Bulacio (en Filosofía, y profesora consulta de la Universidad Nacional de Tucumán). Ella es un lujo de intelectual, y orgullo para los tucumanos. Leer sus conceptos tan claros en estos actuales momentos de tanta confusión, cuando muchas veces se entremezclan y confunden conceptos importantes para una buena convivencia, y dejar expresar al otro que piensa diferente, fue un bálsamo para el espíritu leer cuánto expresa la doctora Bulacio.

María Delia Nieva Prebe

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La inflación y los trabajadores


“El informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sobre la inflación acumulada del año pasado tendrá un impacto directo en el acuerdo salarial fijado entre el Gobierno provincial y los estatales en las paritarias de 2017” (LA GACETA). Esto llevaría al Gobierno provincial aplicar la “cláusula gatillo” -1,8%- por el acuerdo del “23% en partes y con sumas fijas no remunerativas”, ya que el informe “determinó una suba inflacionaria del 24,8% en 2017”, “retroactivo a diciembre y de modo fijo hasta el próximo aumento salarial”. “Así, cuando los estatales cobren enero, percibirán un aumento global sólo en ese mes del 3,6%, como resultado de la sumatoria de dos meses”. Antes de hablar de porcentajes, hay que referirse a la situación de los trabajadores y a la inflación. Según surge de la Encuesta Permanente de hogares del Indec, correspondiente al tercer trimestre de 2017, el promedio de los ingresos de la población ocupada alcanzó apenas a $ 13.663, es decir un 35% a 40% menos que el costo de la canasta familiar. Se mantiene en la marginalidad a casi la tercera parte de esa masa obrera, que trabaja en negro (el 34,4% de los asalariados), donde perciben un promedio de $ 7.990 mensuales, cifra apenas arriba de la mitad que los trabajadores formales, y están muy lejos de cubrir sus necesidades básicas y las de sus familias. Uno de cada tres trabajadores no tiene cobertura jubilatoria, de salud y beneficios laborales y sociales. El promedio del salario de los trabajadores registrados alcanza a algo más de $ 17.000, cifra por debajo de la canasta básica. Con estos datos no hay lugar para la algarabía, ya que se está transitando un nuevo salto inflacionario que tendrá su impacto en el consumo, aunque se hable de “cláusulas gatillos”. ¿Razones? Las paritarias, para el trabajador, están lejos porque la mayoría arranca en el segundo trimestre del año y hasta entonces habrá una inflación mensual no menor al 2% o más, que hará “añicos” al mentado “gatillo”. En diciembre la suba de precios osciló entre el 2,7% y el 3,1%, y concluyó con una inflación del 24% al 26%. Con el anuncio del aumento del transporte, servicios públicos, prepagas, etcétera, que entran a regir entre enero y febrero, se estima que el primer bimestre de este año podría arrojar una inflación de entre el 4% y 5%. En los meses siguientes seguirá la incidencia de los aumentos previstos para abril y junio en el transporte público, más los aumentos de electricidad y de gas. Una consultora privada explicó que “el desafío -por lo tanto-, pasará por convencer a los asalariados que miren hacia adelante y no hacia atrás para ajustar salarios”. Según técnicos de la junta interna de ATE Indec, se llegó la conclusión que el salario mínimo para una familia tipo debe ser de $ 25.884,5, con una canasta alimentaria mínima de $ 8.135,5 y otra complementaria con otros bienes y otros servicios mínimos de $ 17.749. Los técnicos de ATE Indec “calcularon que un hogar típico, con una pareja y dos hijos menores, necesitó en noviembre pasado ingresos por $ 25.884 para solventar consumos mínimos”. La misma fuente explico que “un hogar típico necesitó $ 6.586 para no ser indigente en noviembre pasado. En tanto, necesitó $ 16.027 para no ser pobre” ¿Los trabajadores estatales están en la franja de la pobreza? Las cláusulas gatillos, son vidriosas. Están las que efectivamente establecieron un aumento automático, sin ninguna discusión previa, y las que someten la discusión, como en este caso, de la actualización salarial a nuevas instancias.


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