Una selfie y... a disfrutar las vacaciones

Una selfie y... a disfrutar las vacaciones

Cientos de personas partieron ayer desde la Terminal de Ómnibus a sus respectivos destinos de veraneo.

02 Enero 2018

Durante el primer día del año la vida en la terminal fue de menor a mayor. Empezó apagada, se desperezó durante la tarde y con la caída del sol los pasajeros se multiplicaron. No obstante, empleados y taxistas notaron menos movimiento que en temporadas anteriores. Los veraneantes contaron una historia conocida e ineludible: los malabares que hicieron para ahorrar y darse el gusto de viajar.

El paisaje de la ciudad muestra una escena tranquila, con sus calles casi vacías de peatones y los comercios cerrados. Incluso el Bajo parece deshabitado; solo algunas reposeras asoman entre los puestos cubiertos por lonas negras. No obstante, al llegar a la terminal de ómnibus el movimiento de un grupo de jóvenes con sus bolsos y mochilas rompe la monotonía urbana y la rutina del primer día del año. En torno de un colectivo que anuncia que a las 16.15 parte a Villa Gesell, Gustavo Apestey (20) se apresta a viajar junto con 16 amigos, todos graduados del Lorenzo Massa, para disfrutar 15 días en la playa. Su destino final: un complejo en Mar del Plata.

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Al igual que muchos tucumanos, el grupo tuvo que ahorrar y reducir sus gastos para evitar que la suba de precios afectara sus tan planeadas vacaciones. “La comida es fundamental, porque allá está cara -comenta Gustavo-. Lo básico es arroz, fideos, picadillo (un montón)... En Villa Gesell compramos todo lo que se debe mantener frío”. Hace una pausa, como para respirar, y su compañero Alejandro Aguilar (21) agrega riendo: “cosas frías como alcohol, para eso estamos cargando las conservadoras”. Mientras, Emiliano Salim (20) había comenzado a hacer la fila del equipaje con tres pesadas mochilas. “Hace siete años que somos amigos y sueño que podamos seguir afianzando la aventura con todos ellos”, dice esperanzado.

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En la plataforma de al lado, Lorena Albarracín (28) espera sentada la llegada del colectivo que la llevará a San Bernardo. “Me voy de vacaciones con mi hijo de 6 años, mi hermana y mis padres”, cuenta. En su caso, el viaje es un reencuentro familiar: “queríamos ir a la playa todos juntos; siempre íbamos cada uno por su lado y este fin de año era una buena oportunidad para reunirnos. Es la primera vez que vamos todos”, agrega. Lorena también cuenta cómo hizo para hacer alcanzar la plata para el viaje. “Sacamos el pasaje con anticipación; los gastos los dividimos entre todos y alquilamos hace tiempo. Tuve que hacer varios recortes, pero vale la pena”, reconoce.

Sentada a su lado, María Juárez (43) espera para volver a Salta luego de descansar con su hijo en nuestra provincia. “Me tomé vacaciones durante las fiestas para pasarlas con mi familia. Todo cuesta y sale del bolsillo, pero lo disfruté como en otros tiempos. Si bien las cosas están caras, la terminal sigue llenándose”, señala

Su percepción contrasta con testimonios de quienes trabajan en la Estación Central. Ellos consideran que 2018 comenzó con una merma en los viajes. Benito Díaz, taxista, espera nuevos pasajeros mientras fuma un cigarrillo y conversa con otros conductores. “El año pasado había más movimiento; hay una reducción importante de gente y de equipaje. Por los destinos que eligen los tucumanos, el movimiento comienza a lo largo de la noche; comúnmente en enero faltan autos para cumplir con la demanda, pero no sé qué pasará este año”, dice.


Lo cierto es que el clima entre las plataformas cambia conforme pasan las horas. Parten más colectivos a medida que el 1 de enero va consumiendo horas. Mientras tanto, afuera, las calles continúan vacías, como si notaran la ausencia de todos aquellos que se van de vacaciones.

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