La gravitación de la fe en la mujer

La gravitación de la fe en la mujer

20 Agosto 2017

LA MISA DE HOY

PBRO. MARCELO BARRIONUEVO

La experiencia cristiana de la fe muestra que en una casa se cree lo que cree la madre. Si la madre cree, los hijos, nietos y bisnietos siguen creyendo. El evangelio de este domingo es una alabanza a la fe y perseverancia de una mujer que siendo madre clama a Jesús por la vida de su hijo. Este domingo es un día para agradecer la fe que nuestras madres y abuelas nos dejaron como don precioso en nuestras vidas. Veamos el texto evangelico.

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La mujer cananea que comenzó orando a gritos: “ten compasión...” y obtuvo el silencio por respuesta, “se postró ante Él y le pidió de rodillas” (la voz hecha gesto): “Señor, socórreme”. Consiguió romper el silencio de Jesús y obtuvo la respuesta de que el pan es para los hijos. Pero la orante a gritos y postrada vuelve la comparación a su favor: “también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos”. Jesús ya no puede menos que romper distancias y exclama: “Mujer, qué grande es tu fe, que se cumpla lo que deseas”.

La fe confiesa el poder de Dios y se confía a Él a pesar de todo. Las acciones mesiánicas de Jesús a favor de Israel, que son los milagros, se extienden fuera de los confines del primer pueblo elegido. Comienza ya la llamada universal a la fe (1ª Lect.).

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El evangelio es una llamada a que las mujeres cristianas renueven su compromiso de seguir siendo dadoras de vida en diversos niveles:

- Ser las portadoras de vida desde el seno materno y desde allí cuidar el santuario de la vida como el mejor tesoro de la humanidad.

- Ser la custodia de la tradición de valores y costumbres. La mujer es que la trasmite de generación en generación el sentido integral de Dios y de la dignidad humana. Dios les encomienda en cierta medida la preservacion de la misma especie.

- Don Bosco decia que “un pueblo es lo que son sus mujeres”, frase elocuente y significativa que marca la verdadera gravitación cultural y social que la mujer tiene.

- Ser portadoras de fe en una sociedad enferma de ausencia de Dios. Ellas son las mejores maestras para enseñar que Dios existe y que es nuestro Padre.

Elogio a la Mujer. Pedimos a Dios que las ilumine para ser custodias de una humanidad que quiere vivir respetando la vida y anunciado la fe.

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