Para la escritora Mariana Enríquez “las grandes editoriales están en Buenos Aires, pero los grandes escritores están en el interior”

- Un matrimonio estaba alojado en el hotel. En un momento de la noche, el hombre atacó a su esposa, la golpeó, la estranguló en la cama y le sacó los ojos.

- Nooo...

- Sí, con un bisturí.

- Nooooooo!

- Sí. Después arrastró el cuerpo desnudo afuera de la habitación. No estoy mintiéndote.

- No, no, claro...

- Y la llevó hasta el ascensor. Como el ascensor no llegaba, creo que estaba en el quinto piso, entonces el tipo bajó por la escalera.

- ¿Con el cuerpo?

- Sí, tal cual, con el cuerpo.

- Nooooo... qué bestia!

- Bajó por la escalera, gritando y arrastrando a su esposa y el personal de la recepción subió a ver qué pasaba. El tipo llegó hasta el segundo piso y se sentó encima del cuerpo.

- Nooooooo... increíble. ¿Y aquí, en este hotel, pasó algo tan tremendo o no?

- No. En este hotel no. Igual recién llegás. ¿No te pasó nada raro, verdad?

- Todavía no, responde, mientras levanta las cejas y sonríe.

Así empezó la entrevista a la escritora Mariana Enríquez. Ella llegó ayer a Tucumán en el primer vuelo, vía Las Termas de Río Hondo. Estaba tan cansada que apenas entró al hotel, en 25 de Mayo al 200, se acostó a dormir. Después del mediodía bajó a la recepción y la charla comenzó con el relato del crimen cometido por Pablo Amín.

Enríquez es reconocida por sus cuentos de terror. “Hay mucho que tiene que ver con la violencia, como esto que acabás de contar. En mis cuentos, muchos casos están mezclados con hechos de la vida cotidiana, de la cuestión social; entonces son cuentos híbridos, como si fuera un terror realista, que sale de circunstancias que son verosímiles o de escenarios cotidianos. Trato de pensar en un terror argentino y por extensión un terror latinoamericano; no me interesa hacer algo que tenga que ver con el terror tradicional de monstruos y castillos”, explicó.

Estudió periodismo en la Universidad de La Plata y, al día de hoy, combina las dos ocupaciones. Es una de las invitadas de lujo del Festival Internacional de Literatura Tucumán, donde presenta su más reciente obra: “Este es el mar”. “Este tipo de festivales me parecen muy necesarios, porque hay un concepto errado de que hay concentración de literatura en Buenos Aires. Es cierto en el sentido corporativo: las grandes editoriales están ahí, pero los grandes escritores están en el interior”, afirmó.

A los 21 años publicó su primera novela, “Bajar es lo peor” (1994). Después le siguieron ensayos, cuentos, biografías, crónicas y novelas. Todo ello sin dejar el periodismo. “Aprendí a separarlo; me parece que el periodismo y la literatura pueden compartir herramientas de estructuras para armar un texto, pero la finalidad es tan distinta que lo tengo bastante separado en mi cabeza -explica-. El periodismo tiene algo esencial que es un lector muy presente y la responsabilidad con ese lector muy presente: tiene que ser veraz, es un servicio. La literatura es otra cosa: es diría irresponsable y en mi cabeza están separados”.

Por estos días debe separar las dos ocupaciones. “Estoy escribiendo una novela de terror larga y todos los cuentos que se me ocurren son bastante oscuros. No sufro cuando escribo cosas de terror, me divierto, la paso muy bien, no tengo miedo; tengo ese espíritu adolescente que ve las películas de terror y se entusiasma”, resalta. Sin embargo, tiempo atrás en que estaba escribiendo una biografía de Alejandra Pizarnik le ocurrió algo muy curioso. “Me acuerdo haberle puesto punto final al relato que terminaba con una anécdota sobre gente que se roba la foto de Alejandra que está en la tumba en el cementerio judío de La Tablada; la terminé, puse punto final y se me rompió la computadora; entonces yo decía que era una venganza de Pizarnik, porque había prometido ir al cementerio a dejar unas flores y no pude ir”, recordó.

- Entonces, sobre el tipo que mató a su esposa en el hotel ¿te atrae para llevarlo a la ficción?

- Totalmente. Sobre todo en los detalles. Eso es lo que más me queda. Lo perverso del tipo. Esas son las cosas que mi mente, un poco enferma, termina captando.

> Agenda de la jornada 

- Cuarto y último día, todas las actividades se realizan en la sede del museo de la universidad nacional de tucumán 
(San Martín 1.545)                                         

A las 10. Prácticas del oficio (qué hacen los escritores cuando no escriben): Inés Acevedo, Jorge Montesino, Javier Foguet y Julio Estefan.

11. Poesía del futuro: Matías Moscardi, Daiana Henderson, Mariela Gouiric, Pablo Espinoza y Sofía de la Vega.                                  

16. Modelo para armar: Mercedes Chenaut, Horacio Paz, Exequiel Svetliza y Denis Fernández.                                                                                                          

16.30. Poesía VI: Gabriel Amos Bello, Mariana Salvatore, Alejandra Díaz, Federico Soler y Lucas Carrizo.                                                                            

17. Literatura de las provincias: Liliana Massara, Claudio Rojo Cesca, Máximo Chehin, Pablo Espinoza y Horacio Elsinger.                                                                        

17.30. Poesía VII: Oscar Barrionuevo, Daniela Díaz, Cecilia Vega, Gabriel Gómez Saavedra y Pablo Toblli.                                                                                

18. Cuento: Eduardo Muslip, Inés Acevedo, Máximo Chehin, Hebe Uhart y Blas Rivadeneira.                                                                                                          

18.30. Poesía VIII: Dardo Solórzano, Denise León, Marco Rossi, Inés Aráoz e Ignacio Jurao.                                                                                          

19. Conversación con Mariana Enríquez. Moderan Sofía de la Vega y Verónica Juliano.                                                                                                    

A las 20: Cierre con música. Recital de Renzo Cecenarro.