“Sabía que la Madre Catalina iba a darle la vida a mi mamá”

“Sabía que la Madre Catalina iba a darle la vida a mi mamá”

Eugenia Valdez celebra la beatificación de la religiosa, que se concretará en primavera.

AGRADECIDA. Eugenia del Valle Valdez, en la capilla de las Esclavas, con una estampita de la futura beata. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.- AGRADECIDA. Eugenia del Valle Valdez, en la capilla de las Esclavas, con una estampita de la futura beata. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.-
05 Mayo 2017
Ya sólo falta poner la fecha (la congregación está pidiendo que sea en septiembre u octubre) para que la Madre Catalina, fundadora de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, se convierta en la novena beata argentina (teniendo en cuenta sólo a las mujeres). El acto se realizará en Córdoba, de donde era oriunda Josefa Saturnina Rodríguez, luego Madre Catalina de María.

El papa Francisco autorizó la promulgación del decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión de la Madre Catalina. La noticia dio lugar a un alegre festejo en el Colegio de las Esclavas que funciona en Tucumán, acto al que asistió Eugenia del Valle Valdez. Ella rezó con fe a la Madre Catalina para que salvara a su madre, Sofía Acosta, de 79 años, y así ocurrió el milagro ya reconocido y aprobado por El Vaticano.

En una entrevista con LA GACETA, Eugenia recordó lo ocurrido el 22 de abril de hace 20 años. “Era de noche, yo vivo a la par de mi mamá, las casas están separadas por un garage. Ella me estaba llamando para darme una ensalada para la cena. Y cuando fui, la encuentro tirada en el piso. Mi mamá me la da para que la sostenga y se va a buscar al médico. En ese momento se hizo sus necesidades encima y exhaló un suspiro muy profundo. Ahí se murió. Y yo me sentía muy sola, no quería que me deje”, rememora Eugenia.

Y continúa: “llamé a mi marido, y me fui a buscar a un vecino. Cuando él llegó tratamos de subirla a su auto. Mi mamá estaba fría, dura y tan rígida que no podíamos abrirle la boca para sacarle la dentadura”.

Siguió contando que fueron al sanatorio Galeno y que allí los médicos le dijeron que había fallecido. “Mi papá, en un hermoso gesto de amor, le decía al médico que lo opere a él y que le saque el corazón para dárselo a ella, pero el médico le explicaba que no había nada que hacer. Entonces yo le dije que vuelva, y que insista, porque la Madre Catalina la iba a sacar, la iba a salvar. Yo conocía la oración de la Madre (trabaja hace 25 años como maestra de inglés en el Colegio de las Esclavas), y no paraba de rezar. Después vinieron mis amigas y rezamos juntas. Yo tenía fe; sabía que la Madre Catalina iba a darle la vida a mi mamá”, resalta.

Sin secuelas

Y así fue. Doña Sofía se recuperó. Y a pesar de que los médicos le habían advertido a la familia que podían quedar secuelas, sobre todo por el tiempo que estuvo sin que el cerebro recibiera oxígeno, ella se encuentra perfectamente.

El proceso canónico para que se reconozca este milagro se inició en 2012, de la mano de la madre Marita Barrionuevo, superiora de la Congregación. En diálogo con nuestro diario la religiosa indicó que, al hacer los peritajes sobre el caso, se calculó que doña Sofía estuvo muerta al menos durante media hora. “La junta médica de Roma, integrada por siete médicos, dijeron por unanimidad que fue una resucitación”, subrayó la madre Marita.

En 2014 la Congregación para la Causa de los Santos, en la Santa Sede, declaró la validez jurídica del proceso y en enero de este año la comisión teológica se pronunció a favor. Con el decreto del Pontífice de ayer, ya no hay dudas sobre la próxima beatificación de la Madre Catalina.

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