En las turbulentas aguas del espionaje se navega a ciegas

Jugar en los márgenes es el ejercicio preferido por los espías. Una práctica peligrosa, donde frecuentemente nada es lo que parece ser y todo tiene varios cristales que cambian de color constantemente. En ese universo de la mentira permanente se encuentran inmersos el canadiense Max Vatan y la francesa Marianne Beausejour, quienes se enamoran en medio de su misión de asesinar a un alto mando nazi en Marruecos, durante la Segunda Guerra Mundial.

Esa tarea deriva en su retiro del frente bélico, para formar una familia en Londres. En ese contexto mucho más tranquilo tienen un hijo, pero todo vuelve a alterarse cuando sobre Marianne recae la sospecha de que es una doble agente, que aporta datos tanto para la resistencia de su país como para la inteligencia de Adolf Hitler.

Su amado es puesto contra las cuerdas: o ejecuta a su esposa o es fusilado por incumplir una orden. Pero arrinconado en este extremo decide embarcarse en la salida heroica de averiguar la verdad, limpiar el nombre de su (espera) inocente mujer y salvar su destino fatal. Max se lanza al agua en el turbulento mar del espionaje, sin saber que navega a ciegas y sin puerto cercano.

Lo que quizás no pasaría de ser un melodrama de acción, toma otra envergadura cuando se llenan los casilleros de los principales responsables de “Aliados”: ocurre que el agente del Servicio Inteligencia canadiense es Brad Pitt (en su regreso a las películas con contexto bélico, pero con esmoquin como en “Bastardos sin gloria” en vez del uniforme de “Corazones de acero”) y la luchadora gala es Marion Cotillard, ganadora en 2007 de los premios Oscar, Globo de Oro, Bafta y César (los cuatro grandes de la industria mundial del cine) por su interpretación de Edith Piaf en “La vida en rosa”. Y la dirección recayó en Robert Zemeckis (a partir de un guión escrito por Steven Knight), en la cual este fanático de la ciencia ficción y los efectos especiales regresa a sus orígenes en el cine, con un trabajo centrado en el contradictorio mundo interno de los personajes en tensión.

Es cierto que 2016 lo tuvo a Pitt más como protagonista del escandaloso divorcio con Angelina Jolie (con las versiones de un amorío con Cotillard de por medio, lo que le agrega morbo a la pantalla) que por su labor artística. Por ello, espera que este filme lo potencie en su reconocimiento en el mundo del cine.

Enfrente tiene como principal rival ya no a su ex esposa, sino a la reminiscencia de “Casablanca”, el clásico que protagonizaron Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, ambientado en la misma ciudad marroquí que el dueto actual (aunque para “Aliados” fuera recreada en la Gran Canaria española). Y ante semejante comparación no hay quién salga indemne. Además, esa dinámica de identidades falsas, pistolas listas para disparar y cónyuges en riesgo de muerte remite también (aunque con un entorno muy diferente) a “Sr. y Sra. Smith”, el filme de 2005 que protagonizaron Pitt y Jolie, cuando el amor todo lo podía.