¿Qué pasará, 2017?
¿LLEGARÁN A RUSIA? Bauza observa a Messi, durante las duras Eliminatorias. télam (archivo) ¿LLEGARÁN A RUSIA? Bauza observa a Messi, durante las duras Eliminatorias. télam (archivo)
El nuevo año comienza entre signos de pregunta: 1) ¿logrará la selección de Edgardo Bauza salir de ese incómodo quinto puesto de repechaje y clasificarse en forma directa al Mundial de Rusia? 2) ¿Concretará la FIFA su amenaza de desafiliación si la AFA no resuelve su crisis interna? ¿Se animará a dejar a la selección de Lionel Messi afuera del Mundial por un decreto de escritorio? Y 3) ¿Habrá Mundial en Rusia?

Vamos por partes. Primero habrá que encomendarse a quien fuere para que Messi no vuelva a sufrir lesiones serias. En 2016 quedó claro que, sin él, la selección nacional es un equipo de tantos. Peor aún, ante la ausencia de buenos resultados, Bauza realizó cambios abruptos que parecieron desnudar que, en rigor, la selección no sabe a qué juega. O sí. Juega a cuidar su arco mientras el marcador esté en cero. Y a lanzarse a un ataque desordenado si anota primero el rival. Esa presencia de Messi, justamente, parece ser el escudo para que la FIFA, en caso de agravarse la crisis interna, no desafilie a la AFA justo en plena definición de la eliminatoria mundialista. La Conmebol lució arrogante cuando una de sus principales funcionarias, la abogada paraguaya Monserrat Jiménez, dijo meses atrás que “todos queremos el postre de la fiesta, pero a veces hay fiesta y no hay postre”. Es decir, hay Mundial, pero puede no estar Messi.

Es una Conmebol que sigue sin dar explicaciones serias sobre por qué LaMia, una compañía llena de irregularidades, se presentó hasta horas antes del vuelo fatal de Chapecoense como “la transportadora oficial de la Copa Sudamericana”.

Es una Conmebol inclinada hacia Brasil y a la que los clubes argentinos ignoraron en las últimas horas, cuando se dirigieron directamente a la FIFA para que se haga cargo de los dineros prometidos por la Comisión Normalizadora que ella misma designó. La FIFA, me dicen las fuentes, delegó en realidad en la Conmebol los nombres de esa Comisión después de un diálogo algo áspero entre su presidente, Gianni Infantino, con la Casa Rosada. Y la Conmebol, añaden las fuentes, actuó en línea política, tras un diálogo otra vez de la Casa Rosada con las máximas autoridades políticas de Paraguay. Enfermo Armando Pérez, la cabeza de esa Comisión es Javier Medín, ex empleado de SOCMA y ex abogado de Boca. “Somos unos ‘mamelucos’, nuestro interlocutor –graficó Raúl Gámez, presidente de Vélez- es un hombre del gobierno”. ¿Seguirá mirando para otro lado la FIFA tanta intromisión política aún después de la última carta de los clubes intimando que se haga cargo del pago de 350 millones de pesos que la Comisión (el gobierno) no concreta? ¿Y si la FIFA suspende a la AFA, no estaría castigándose a sí misma? ¿O acaso, al menos en los papeles, no fue la FIFA la que impuso a la Comisión Normalizadora?

Los clubes amenazan con el lock out para 2017. Cada uno con su realidad. Boca lo hace mientras cobra entre 11 y 19 millones de dólares (los informes difieren) para dejar partir a Carlos Tevez al Shanghai Shenhua. Y Sarmiento de Junín, en cambio, lo hace mientras se ve obligado a dejar partir al DT Jorge Burruchaga y acaso a buena parte del plantel. Sin el millón de dólares que debería cobrar de la TV, se quedó sin recursos para pagar salarios. “

¿Si viene un magnate le dejan el club?”, pregunté esta semana a Horacio Martignoni, dirigente de Sarmiento. “No veo mal que se separe por un lado el funcionamiento habitual del club y, por otro, poder gerenciar al fútbol profesional, salvaguardando siempre al club”, respondió el dirigente. Las Sociedades Anónimas que tanto parece querer el gobierno encontrarán así un camino cada vez más allanado. Por un lado, los clubes siguen asfixiados porque la Casa Rosada, para pagar lo que debe por el Fútbol Para Todos (FPT), impone condiciones para un eventual nuevo acuerdo de TV. Y, por otro, presiona con la AFIP. Lo sufren los clubes. Y lo sufre hoy el empresario Marcelo Tinelli, candidato no deseado por el gobierno para las elecciones que la AFA proyecta ahora para abril próximo.

Boca, en cambio, logró revertir en noticia positiva la partida de Tevez, pese a que se va justo cuando comenzaba a aparecer el equipo. China, es cierto, es una competencia imposible hasta para Real Madrid. En lugar de resistir, Boca ve la posibilidad de nuevos negocios de la mano de Carlitos. También los ve el presidente de la nación que, cuando manejaba a Boca transfirió en 2004 a Tevez a Corinthians también en una cifra insólita en aquel momento (20 millones de dólares). Mauricio Macri dijo a Radio Mitre que Carlitos podrá ayudar al país a mejorar las relaciones con China. Puede sonar ridículo, pero hace dos años, cuando el presidente chino Xi Jinping, fanático del fútbol, visitó Manchester, el entonces premier inglés David Cameron posó con él y en el medio de ambos estaba el Kun Agüero. La foto recorrió el mundo. La vi en un aeropuerto de Dinamarca en la tapa del diario Financial Times. El fútbol es mucho más que fútbol.

Y ahora vamos a intentar responder la tercera pregunta. ¿Habrá Mundial en Rusia? Los pedidos de sanciones contra Moscú por las acusaciones cada vez más fuertes de doping de Estado se acrecientan. Rusia ya fue despojada de varias medallas olímpicas y títulos mundiales. Cientos de sus atletas siguen suspendidos. Le han quitado ya la sede de competencias internacionales. El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, resiste a los pedidos de suspender a todo el deporte ruso. Le llueven reclamos de renuncia por esa actitud. The New York Times insiste todas las semanas con nuevos informes. Rusia los desmiente y lo acusa de tergiversar las declaraciones de sus propios funcionarios.

En el medio (hay que decirlo porque la geopolítica funciona a pleno), el presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, expulsa a treinta y cinco diplomáticos rusos. Acusa a Rusia del hackeo a los correos privados de Hillary Clinton que influyeron en la derrota de la candidata demócrata. ¿Cambiará acaso la tensión cuando el 20 de enero asuma Donald Trump, supuestamente más amigo de Vladimir Putin? Es una incertidumbre. Y no es la única: si Trump concreta promesas de campaña y expulsa inmigrantes, Los Angeles perdería chances ante París y Budapest cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) elija en setiembre próximo en Lima la sede de los Juegos de 2024.

¿Acaso entonces Rusia y Estados Unidos pasarían a ser parias en el deporte? Suena impensable. El presidente de la FIFA, Infantino, ya avisó desde Dubai que el escándalo del doping no debería mezclarse con la organización del Mundial. Y avisó que, en la Copa, los controles estarán a cargo de la FIFA con laboratorios suizos. Infantino distrae, mientras tanto, con propuestas que amenazan con arruinar una de las mejores ideas que ha tenido la FIFA en su historia: los Mundiales de fútbol. Insiste en anunciar que la Copa de 2026 podrá subir de 32 a 48 selecciones, con ridículas eliminaciones en primera fase, 16 grupos de tres y con definiciones por penales en caso de empate. ¿Logrará China clasificarse a un Mundial con 48 selecciones? La FIFA la espera con los brazos abiertos. Más equipos, además, es más dinero. Y también es más votos para la reelección.

Infantino había llegado para terminar con el “populista” Joseph Blatter. Pero es tan político y demagógico como su predecesor. Antes que 2026, tiene la Copa de 2018. La Rusia de Putin sigue como sede. Habrá que ver hacia dónde sopla el viento este año.

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